La Fonda, situada en la plaza del Santo Cristo, del Casco Antiguo de Marbella, marcó una etapa muy importante en el desarrollo del turismo de lujo en esta ciudad, en los años 60-80. Un pequeño palacete o casa señorial lo convirtió el insuperable decorador Jaime Parladé en un lugar emblemático, no tanto por sus escasas habitaciones, sino por la fama mundial que adquirió el Restaurante de La Fonda regentado por el mítico Horcher de Madrid, que tuvo el acierto de desplazar como director a un gran maitre, Ramón Ballesteros.
Aquella Fonda de Horcher daba las cenas más románticas de la época, como complemento a las del Marbella Club.
Que yo recuerde, en su patio con una gran
palmera y mucha vegetación estuve cenando y más de una vez, con Lamia y Adnan
Khashoogi, con Paloma Picasso, con Richard Widmark y su mujer, con mi gran amigo
Sidney Poitier (qepd) al que le encantaba que paseáramos por el Casco Antiguo
de Marbella, con la princesa Margarita de Inglaterra y los entonces embajadores
de Filipinas en Londres y otros muchos personajes importantes, famosos o no.
La Fonda tenía un prestigio gastronómico, pero también el encanto de su decoración y en verano su patio era un lugar codiciado. Las reservas eran con recomendación.
Claro que en aquel entonces, tenía el bullucio
de la plaza con el Tablao de Ana María en pleno auge, un templo del flamenco
que era de visita obligada para todo personaje famoso que a Marbella llegara.
Ahora, después de que aquella Fonda de
Horcher desapareciera, se convirtiera en casa señorial y luego, en los últimos
tiempos se derribara para que con la dirección del arquitecto técnico Antonio
Belón Cantos, se reconstruyese procurando guardar el estilo que el propio Belón
también vivió muchas noches y días, La Fonda ha vuelto a ser un lugar de
referencia para el turismo de lujo que visita o que reside todo el año en
Marbella.
Ese es el empeño de Adrián Gilbert, el actual dueño y de Víctor Krensler, Director General del Hotel Heritage La Fonda que se ha rodeado de un equipo de profesionales de alto nivel, que el Restaurante La Fonda, aparte de sus confortables instalaciones como hotel en sus pocas habitaciones, pueda ser un referente de la buena Gastronomía que en Marbella se disfruta.
En la oferta de las noches veraniegas de
Marbella, el patio o terraza donde funciona el Restaurante Jane, de La Fonda, es
realmente un lugar delicioso y lo será más, cuando se llene de plantas y flores
y las buganvillas tapen la cal de las paredes.
Es sin duda el lugar romántico para disfrutar
de una cena arrullados por Pilar y Carlos, que recorren las mesas cantando algo
tan entrañable como “Historia de un Amor”, “Si nos dejan” o “La vie en rose”,
etc.
Música
entrañable para un lugar elegante, donde el jefe de sala Ferrán Pallarés hace
un derroche de profesionalidad y de amabilidad atendiendo al cliente.
La Academia Gastronómica de Marbella en su
empeño por impulsar la buena gastronomía, valorando mucho la calidad del
servicio y la cocina no ha tardado en acudir a La Fonda para sentarse en la
terraza del Restaurante Jané y valorar los platos preparados por el chef ejecutivo,
Juan Cruz Escarra y Fiorella Ambrosi, la jefa de cocina del restaurante.
El menú que degustaron los exigentes y
expertos académicos de la Gastronómica de Marbella era algo muy sugestivo.
Para comenzar una excelente ostra con caviar
icone, con un golpe en pequeño chupito de vodka.
Le seguía
un excelente ajo blanco con uvas para acompañar a un chipirón relleno en su
salsa.
A
continuación a modo de risotto con marcado sabor a trufas un trigo verde “freekeh”
de grato paladar.
En pescado, se sirvió un atún en salsa vizcaína,
puré de patatas Robuchón, bimis al ajo negro y para los amantes de la carne una
porción de solomillo, patatas confitadas en grasa de pato, pak choi en jugo de
carne y mantequilla de anchoas.
Como
postre una tarta de almendra, sabor turrón muy bien conseguida, similar a una tarta Santiago, con el maridaje de un
vino naranja de Bolullos del Condado.
El jefe
de Alimentación y Bebidas, Hasan Ayashi había propuesto para maridar con el menú
un Godelia, ”Deja vu” rosado y un tinto Miguelón 2017 de uva tempranillo, que sirvió
el sommelier Jorge Olivencia.
A la entrada de La Fonda, la jefa de Hostess,
Marina García recibió a los académicos a los que Abraham
Arasa, jefe de Barra les ofreció una copa de bienvenida después de posar todos
a la puerta de La Fonda, en la plaza del Santo Cristo.
A los postres se distribuyeron ejemplares de “La Tribuna Hoy” Andalucía en papel couché que había entregado Rafael Jurado, mientras Cacho realizaba fotos del momento.
Muchos de los académicos que habíamos vivido
los años de gloria y esplendor de La Fonda, celebramos que en esta nueva etapa,
La Fonda sea un sitio elegante, donde la alta cocina mantenga un alto estándar.
La calidad y el buen servicio, junto al marco
y el ambiente, la atmósfera, son algo básico para triunfar. Un sitio como La
Fonda es muy importante para el Turismo de calidad y para atender al residente
de alto nivel y es bueno que se hagan esfuerzos para recuperar la fama y el
prestigio que aquella Fonda que con su sello personal y único decoró Parladé y
contó con la hostelería de alto nivel de Horcher, enaltecida por un i Ramón
Ballesteros. En aquellos recuerdos saludamos a la nueva Fonda de Adrián Gilbert
y Victor Krensler para aportar a Marbella en su espectacular y siempre animado
Casco Antiguo un punto de alto nivel, que tanto conviene.
En la cena de la Academia Gastronómica de
Marbella en el Restaurante Jané de La Fonda, es decir, en su terraza o mejor en
lo que fue un entrañable patio andaluz, con plantas, flores y el toque inigualable
de Parladé, me preguntaba algún académico nuevo en plaza, que quien era Parladé
y porque era único e irrepetible.
Pues para que se sepa y en recuerdo y amistad
con su hermano “Tote” Parladé, decir que Julio Iglesias le confió la decoración
de su casa de Miami. Y los barones Rotchild su casa en el Marbella Club y también
la de la baronesa Helen, en Marrakech
A la
mujer de Juan Abelló también le
decoró el chalet en la privilegiada localidad suiza de Gstaad. También
confiaron en él los March, que decoraron como los Abelló su chalet en
Suiza; Lord Jacob Rothschild en Corfú; el conde Maximilian
Bismarck en Hamburgo o la residencia de Diana Ross en
Connecticut. En Marbella y Sotogrande hizo la decoración de grandes mansiones aunque
lo más sonado, lo más apreciado fue la decoración de La Fonda. Un trozo
importante de la historia reciente de Marbella, que vuelve.