También hay lugares de Sevilla donde se encuentra uno con sorprendentes singularidades, y así en una Basílica Menor, la de la Santísima Trinidad, el colegio de María Auxiliadora de los Salesianos, tras franquear una puerta de cristal y varios pasillos nos vamos a encontrar con un patio dedicado a Santo Domingo Savio alumno muy querido de San Juan Bosco. En uno de sus muros encontramos una puerta que se rotula en cerámica “Sagradas Cárceles”. Es tradición que en ese lugar sufrieron martirio las Patronas de Sevilla Santa Justa También y Santa Rufina.
Pero lo que llama la atención es que allí. En el pasillo de acceso a la capilla de las Santas hay dos tumbas y que al leer las lápidas se da uno cuenta de que no solo aquel primo de D. Juan Carlos Primero de España, D.Carlos Alfonso Zamoyski estaba enterrado en el cementerio de San Fernando y no en la partes más noble sino que aquí nos encontramos a dos polacos más, padre e hijo. El padres era el Conde José Augusto Czartoryski el hijo Luis Pedro Czartoryski y Borbón, este último primo hermano del Rey Juan Carlos.
Y si la tía Isabel Alfonsa era peculiar, con sus gallinas, cerdos, vacas, cabras y demás en las huertas del Polígono Aeropuerto, la madre de este otro primo muerto tampoco era lo más normal del mundo. Esta era la Infanta María Dolores, hija del Infante Don Carlos y de la Princesa de Asturias María de las Mercedes hija mayor a su vez de Alfonso XII, es decir en la cima de la línea de sucesión a la Corona. Maria Dolores se crio en Madrid, se casó con el conde polaco José Augusto Czartoryski y llegó a España huyendo de la Guerra Mundial, los afincaron, como a su hermana Isabel Alfonsa, en los alrededores de Sevilla, donde vivian el Infante D. Carlos y su segunda esposa, madre de la que fuera Condesa de Barcelona y si bien una se asentó como se ha dicho en las huertas del arrabal de Aeropuerto Viejo, a Dolores le tocó una granja también, por la localidad de Dos Hermanas, la “Huerta de la Princesa”, también para que la explotaran familiarmente. María Dolores llegó a España con un hijo, Adam Czartoryski. En 1.945 nació su segundo hijo y tanto éste como su padre murieron en 1.946 .
A estas dos infantas campesinas le dieron distinto trato a la hora de su muerte puesto que una, Isabel Alfonsa, murió en Madrid el 18 de julio de 1,985 y la enterraron en el Panteón de Infantes del Escorial, mientras que Dolores, muerta en 1.0996 fue enterrada en Sevilla en la cripta de a Iglesia del Divino salvador junto a sus padres, y fue por algo, por algo que como suelo decir, en mi Sevilla natal se sabe.
Desde luego que la familia materna de Juan Carlos I no estaba bien vista por los Borbón es obvio, y las relaciones plenas solo las tenían con “los de Villamanrique”, localidad que en realidad se llama Villamanrique de la Condesa de París y donde estaban asentados los Orleans, la tía pequeña del Monarca, Esperanza. Por unas u otras razones la familia de Sevilla, tías, primos, estaban un tanto puestos en cuarentena y ya insinué que había que preguntar a Peñafiel por lo que dejé caer en mi anterior artículo, pero y estos otros polacos?
Lo primero que sorprende es que padre e hijo estén enterrados en el Colegio de los Salesianos de la Trinidad que se encuentra extramuros de la ciudad y a más de treinta kilómetros de donde residía la familia aunque las lápidas aluden a los enormes vínculos de la familia con la Orden Salesiana, y ciertamente es verdad que hubo un sacerdote, beato Augusto Czartoryski aristócrata, duque a quien San Juan Bosco no quiso dejar entrar en la orden pero que hubo de admitir por orden de León XIII ingresando tras la muerte de Dom Bosco y en oposición a toda su famila. Este Salesiano Don Augusto murió en Alassio, Italia, sus restos fueron llevados a Polonia pro según se descubre investigando, acaban enterrados en Sevilla, en el Colegio de los Sálesenos, con el esposos y el hijo de la Infanta Dolores a los que no conoció igual que Sevilla no la pisó.
Lo segundo que sorprende es la propia infante Dolores mantenía un porte muy distinto a su hermana Isabel Alfonsa y aquello de la vida rural no lo llevaba bien Y en aquella villa agrícola más lujosa y distinguida que la de su hermana había un caballero catalán, culto, distinguido y educado, dieciséis años menor que ella, preceptor del hijo mayor y ya único, Adam, del cual surgió romance y boda y casi inmediata desaparición de las tierras de Dos Hermanas para asentarse en Madrid. DE aquel hombre, D. Carlos Chías Ossorio poco se supo ni se sabe pero que tal vez fuese la causa de que nadie conozca sobre la existencia de aquella tía del Rey Juan Carlos y de su primo, el conde Adam Adam Karol Czartoryski, una de las personas más adineradas del mudo en la actualidad tras haber recuperado el patrimonio expoliado a su familia por los comunistas.
Es curioso que los Borbones zarzuelescos renieguen de estos parientes y saquen a relucir otros que la verdad, cuanto menos no son muy distintos, dejándolos olvidados como si las cosas no se supieran.
Manuel Alba
Otros Parientes (Primera Parte)
Volar no volaremos pero nos entretenemos
No me he de quejar más de muchas cosas, tantas como he descubierto que resulta inútil protestar frente a un mundo que no solo no veía el motivo que impulsaba mi airada protestas sino que, muy al contrario, se sentían y se sienten bien, absolutamente acomodados en el confort de las situaciones y sus causas. Lo que se aprecia, al fin y al cabo, es lo que se siente, lo que se ve, aunque ese sentimiento y esa visión sea errática y solo cuando las sociedades, la sociedad, llegue a un punto sin retorno en el que el piloto pronuncie la ritual fase de “rotar” a la vez que tira de los mandos unos segundos para elevar la cabeza del suelo e iniciar el despegue pero el avión no responda… Los aviones tienen que despegar necesariamente, sin ningún tipo de excepciona una velocidad determinada que no es caprichosa sino que se calcula en razón a la concurrencia de factores que van desde el tipo de aparato, su diseño y adecuación para sustentarse en el aire, su carga, los factores medioambientales, y todo aquello que se sabe, entre otras ocas por el principio de Bernoulli… Desde luego hablamos de velocidades relativamente altas, que se miden en nudos y que rondan, normalmente entre los 150 a los 180 en los habituales aviones comerciales, lo que suponen entre maso menos 280 y 320 kilómetros hora. Por debajo, el avión no desafía las leyes de la gravedad y sube su morro, el piloto no dirá a su segundo en cabina “rotar”, no va a poder elevar el avión y le cabrán varias alternativas, ninguna buena, en las que factores externos, internos y la suerte van a jugar su papel.
El avión no puede rotar si no llega su velocidad de despegue por exceso de carga, por mala colocación de la misma, por fallos técnicos debidos a descuidos en el mantenimiento de la máquina, motores, circuitos hidráulicos o eléctricos, condiciones climáticas adversas no tomadas lo suficientemente en serio o por fallo del tubo de pitot, por error humano, exceso de confianza o falta de pericia de quien maneja el aparato y muchas causas más. Mientras, el pasaje, acomodado en sus asientos espera emocionado emprender el vuelo cualquier parte, pero… nuestro avión inexorablemente va a accidentarse, cargado de combustible, su control se haráimposible y como un juguete loco irá lanzado por las pistas del aeródromo hasta estrellarse con cualquier cosa, por pequeña que sea: una señal, un poste, un vehículo, otro avión , un edificio… tal vez saldrá de la propia pista y su tiene suerte caerá en un campo, un sembrado un lugar en el que la casualidad pueda paliar de algún modo el atroz desenlace. ¡Claro que cuando vamos a emprender un viaje en avión no nos paramos a considerar estas cosas!
Yo veo a nuestra sociedad como a ese pasaje despreocupado acoplado en sus respectivos asientos que no sabe, ni se ocupa, ni intuye que puede que el avión no despegue después de esa velocidad que impone un punto sin retorno aún a pesar de que la climatología, las circunstancias, la vejez del avión, la imagen de la compañía aérea, la mala pinta de su personal, etc…. No inviten a subir en la máquina.
En la vida cotidiana pasa lo mismo y yo me dedicaba a decir ¡cuidado! Pero de poco sirvió tanta advertencia, bueno, si sirvió pues fue causa para mi de no pocos quebrantos mientras que el transcurso de los días me quitaba la razón, pues todo era normal, la vida siguió en su normalidad, sigue, incluso. Todo lo que yo veía como causa de alarma resultaba convertirse en mi entorno como lo más normal del mundo: nepotismo, corrupción, conflicto social, inmigración, incremento de la violencia de modo alarmante y gratuito, todo aquello que denunciaba desde mi limitado y corto alcance no me sirvió sino para alcanzar, eso si, la paz y el equilibrio de mi absoluto aislamiento y me siento ajeno, como si no fuera un pasajero del avión que no va a poder despegar….Aunque de algún modo, es obvio, todo me afecta.
Gente que rechazaba lo que escribía por tildarlo de catastrofista y fomentar el miedo me han pedido que vuelva escribir de vez en cuando unas páginitas, y lo voy a hacer, aunque les he preguntado algunos muy concretamente, si les va a gustar que escriba la verdad porque aquí, en mi pequeño rincón se almacenan muchas verdades que nadie podrá refutarme y a mí ya no me interesa ni quedar bien, ni mal ni de ninguna manera con nadie.
La sociedad es una falsa que no puede bajar de velocidad en su rodaje por la pista pero no podrá elevar el vuelo por su pesada carga, los desperfectos del avión y la incapacidad de su tripulación, pero eso es lo que se quiso desde el primer momento ¿o acaso no?. Y quizá sea ya la hora de iniciar el recorrido por el tiempo en un contexto intoxicante, en una atmosfera irrespirable. Y se puede empezar por las noticias: Y es que en un tiempo dije que la exageración llevaba al ridículo y se ha logrado que instituciones esenciales de nuestra sociedad española hayan caído en el más espantoso ridículo gracias a ellas mismas y quienes les representan, y repito, hoy me he encontrado con un nuevo reto o cotilleo sobre la Corona, la Monarquía tan erráticamente ejercida por su titular y esa especie de comparsa que andan a su alrededor, unas veces a las buenas, otras a las malas, esa institución que tan útil resulta al denostado Pedro Sánchez pero mes que por acción de éste por omisión de los otros.
En estas jornadas poco claras sabemos que el Rey va por un lado, la señora Ortiz, Reina Consorte, por otro, que las jóvenes princesas van y vienen o que el ex Rey, quien nadie debe olvidar que fue lo mejor que tuvo España hasta que se le echo poco menos que a patadas por su propio hijo y por su esposa, la nunca bien ponderada víctima Dª Sofía, vuelve a Madrid a un Hotel… En definitiva, otro capítulo de un folletín que debería cansar a la gente y preguntarnos, ¿y qué? que repercusión tienen para España estas historietas, incluyendo el posible divorcio de Felipe VI con quien nunca debió casarse. Mientras que los británicos ven a sus Reyes todos los días en actividades públicas, los españoles menos mantenemos a base de cotilleos y noticias sin ningún tipo de relevancia para el Estado de toda esta familia , y que si unos van otros vienen, si se van a vivir a La Zarzuela, que si se van donde les plazca.
Hoy quiero ser incisivo en esta mi nueva línea porque por ahí he visto como a un personaje discutido y discutible, Jaime Peñafiel le han atizado por sugerir ante la absurda falacia de buscar y presuntamente encontrar en la Reina Ortiz antecedentes regios que la abuela materna, Dª Enriqueta, fue recogida como se decía antes, de una casa de señoritas, que tenía una hija llamada Otilia y que el buen taxista las acogido y se casó con ella. Pero, me pregunto, ¿Por qué tantos remilgos si la cosa fuese así?.¿Acaso es algo para ocultar? Para mí, tal actitud hora a quien la realizó, al abuelo, que supo actuar según sus sentimientos y ponerse aquel mundo de la época por montera. ¿Acaso en las Cortes y en los Círculos sociales no ha habido, hay o habrá nunca situaciones como la de esta señora?¿Acaso vamos a discriminar a la gente o a echar leña al fuego por tratarse de la abuela de esa señora la que no le guardo la menor simpatía.
Esto aburre, España tiene preocupaciones más graves que estos culebrones que han existido siempre, pero como gusta encender candelas., voy a poner mecha en otra, aunque lo hago haciendo una pregunta a Jaime Peñafiel por si llegara a leerme. D. Jaime, ya que habla usted de esta Sra. Otilia, ¿por qué nunca ha hablado de Sor Rocíode Jesús?, y me consta que la historia la sabe….Sor Rocíode Jesús vive en el concento de Aldehuela, en Getafe, y es monja Carmelita Descalza.
Es una historia que Peñafiel debería contar, pues sabe más que yo, y es algo que corría por los mentideros sevillanos de finales de los cincuenta. Sor Rocío de Jesús es en realidad la Condesa María Teresa Zamoyski Borbón, hija menor de la Infanta Isabel Alfonsa de Borbón Dos Sicilias, tía mayor por parte materna de Juan Carlos I, de la misma edad que su primo hermano. De ser una muchacha sencilla, muy religiosa, eso sí, y criada con sus hermanos de un modo pintoresco, en una granja cerca del aeropuerto de Sevilla, y dicen que atractiva. Se contaba a voz baja que tal vez había algún afecto especial entre los primos, y en plena vorágine del casorio de Atenas, de un día a otro la Condesa Teresa Zamoyski desapareció, dejó su granja, sus vacas y sus catequesis en el polígono Aeropuerto de Sevilla para enclaustrarse en el convento del que nunca ha vuelto a salir. Se decía que las relaciones entre las hermanas, Mercedes, madre de Juan Carlos y la peculiar Isabel Alfonsa se rompieron y de ello fue muestra el triste entierro del hijo mayor de la Infanta, CarlosAlfonso, en noviembre de 1.979, al que asistí. La Infanta era peculiar, muy peculiar, mucho más que esa “tia Pecu” como dicen qué refieren los sobrinos a Irene de Grecia, se la quiso mucho. Y me contaron que en Madrid, donde murió, no se mordía la lengua culpando a su cuñado el Conde de Barcelona y a su sobrino, D. Juan Carlos de haberla separado de su hija.
Insisto que Peñafiel sabe más y hay que hacer que lo cuente, ¿total, a estas alturas?, y dejémonos de ñoñerías y en paz a la pobre Dª Enriqueta porque si n día fue miembro del gremio de las grelas, no olvidemos que en España las ha habida con corona real.
Manuel Alba
Abogado en Ejercicio
la insensata clbardia
Rompo con mi propio propósito y me lanzo a escribir este comentario que espero que tenga la suficiente difusión. Lo hago consciente incluso de lo arriesgado que pudiera ser en un clima tan hostil.
Nunca me imaginé que me tocaría vivir en la última fase de mi vida una situación semejante. Tampoco me imaginé que viviría rodeado de odio, indiferencias y una fatal falta de ética y de principios, rodeado de gentes que en vez de hacer honor a sus tradiciones y a su mítica fama de defensores de principios y de valores que caracterizaron históricamente a un país, a una raza, pero la verdad de los días presentes me ha llevado a enfrentarme con la triste realidad: es evidente que una ciudadanía mayoritariamente servil, cobarde y carente de dignidad ha permitido y permite la total decadencia, la aniquilación, de lo que fue mi Patria.
En estos momentos se viven los días más inciertos y los momentos más peligrosos que jamás conoció nuestro pueblo, bajo el dominio de una dictadura liderada por un caudillo con vocación de perpetuarse en el poder pase lo que pase, caiga quien caiga y apoyándose en quien sea. Y mucho se comenta, eso sí, en voz baja, muy bajita, sobre la situación insostenible que sufrimos, sobre las acciones que conquista y sometimiento de todos los sectores y estamentos sociales a los designios y voluntad de un solo hombre. El Estado es él y en su despotismo al modo de aquel Luís XIV de Francia, está convencido de ello, y como es Estado es él, a él debe de estar sometida toda la sociedad y todos sus estamentos. Rodeado de su gobierno frentepopulista incoherente y de sus cortesanos a modo de cutre imitación versallesca, hace, deshace, engaña, transgrede el ordenamiento jurídico del falso Estado de Derecho de corte democrático. Total, si el Estado es él y es suyo, hace con él, al fin y al cabo, lo que le da la gana, convirtiéndose en alquimista para hacer ver lo blanco negro y lo negro blanco a su conveniencia, articulando el Ordenamiento Jurídico de la forma más razonablemente conveniente para seguir siendo el dueño y señor…
Por muy paradójico que parezca, puedo llegar a compréndelo, puedo entender que las ansias, la ambición de poder y de riqueza también, el dese de dominar al pueblo como si fueran los súbditos de un monarca absolutista lleven a una persona a tratar de torcer y retorcer todos los caminos para lograr su propósito… Lo que no entiendo, lo que me produce vergüenza y asco es que los demás, la sociedad, la gente de la calle, la ciudadanía, lo consienta, ¡eso es lo inaudito de esta situación!
Ni las noticias sobre corrupción, sobre los escándalos, el latrocinio, la puesta en peligro de los intereses de los ciudadanos dentro y fuera de nuestras fronteras hacen reaccionar a una sociedad, a un pueblo anestesiado y eso es lo terrible. Ni la instrumentalización de las instituciones públicas, la utilización de los medios y de los bienes públicos, ni el fraude permanente parecen hacer mella en una población cobarde que se conforma con lo que le dicen los medios de comunicación puestos al servicio no ya del Estado sino del dueño del Estado y permanece mirando hacia otro lado. ¿Hasta cuándo?,¿hasta que la ruina sea total o nos veamos inmersos en una de esas guerras civiles a las que tanta afición se tuvo en otros tiempos?.
El contexto internacional le es propicio para mantenerse, y cada escándalo que se ogra conocer de su entorno, incluso del más cercano, como ahora cuentan algunos medios de comunicación, parecen que le dan fuerza, que el escándalo, la corrupción, la podredumbre le dan energía, lo refuerzan. Mientras vemos como otros jefes de gobierno de países de esos que les dicen “de nuestro entorno” dimiten, dejan sus cargos ante cualquier indicio de irregularidad, ilicitud o delito, el no solo sigue sino que usa las instituciones del Estado, de su Estado, por ejemplo la Fiscalía General o el Tribunal Constitucional para cambiar el sentido de la realidad sin el menor escrúpulo y así va el tiempo pasando.
Se siente protegido por ciertos poderes europeos hasta el punto que ni siquiera se ha visto aún un gestos de la Comisión Europea o del Parlamento de Estrasburgo contra la política española de confrontación e intento de dominio de la Justicia, algo que no dudaron hacer contra Polonia o Hungría. Sobre asuntos como los negocios del llamado caso Koldo, las mascarillas pagadas con cargo a desvíos de fondos europeos, según parece, no ha habido una reacción fulminante de la Unión Europea ni, por supuesto, de la Presidenta de la Comisión, la ínclita Ursula von der Leyen, pero tampoco parece que haya reaccionado de modo alguno ninguno de los países miembros de la decadente institución.
Ahora, sin que nadie haya sido consultado, el dueño del Estado Español va a enviar soldados para Ucrania, a apoyar activamente la prolongación de una guerra perdida y contribuir a la posible III Guerra Mundial, para verse reforzado en su poder interno, siguiendo a la OTAN, es decir a Estados Unidos, el gran perdedor de toda guerra que provoca o en la que se mete, el país que lleva sin resolver aún y a pesar de haber pasado más de siglo y medio desde su comienzo, su guerra civil. Europa siempre en peligro, ahora liderada por un tajo de impresentables dirigentes que a nadie representan, bajo la batuta del Presidente Biden y con un nuevo líder, por llamarlo de algún modo, con pretensiones mesiánicas que también trata de justificar fuera el desprestigio que tiene en su país, me refiero a ese aprendiz insensato de Napoleón que dirige Francia, a ese Macron amparado por esa especie de madre esposa, Brigitte, que parece ser que es la que gobierna. Como Napoleón, Macron tomo por esposa a una mujer extraordinariamente mayor que él, y como Napoleón también quiere hacer su campaña de Rusi
Por supuesto, en España no se puede tener opiniones favorables a Rusia hasta el punto de empezar a ser peligroso ser pro ruso, y más aún lo será cuando se oficialice la enemistad y el estado de guerra. En vez de promover cauces de paz, nos iremos a la guerra y seremos objetivos de las bombas por meter nuestras narices en donde no nos llaman, por complacer al caudillo, por entrar en una guerra perdida y apoyar a un caricato ambicioso de poder igual que el que se siente dueño de España. ¿Qué más dan las consecuencias?
Triste sino ser español ahora, ser súbdito de un tirano en un panorama infernal y confuso, donde nada, incluyendo la Jefatura del Estado, la Corona, permanece firme y estable, y en el caso de esta última, de la Monarquía, por méritos propios, dejadez funcional y comportamientos escandalosos que ya muchos apuntaron allá por el ya lejano 2.004. Triste sentimiento el de presagiar la vuelta al pasado, presentir nuevos enfrentamientos entre unos y otros al haber fracasado rotundamente el sistema implantado a bombo y platillo hace casi cinco décadas, comprobar como las libertades han mermado y continuarán, si no se pone coto a estos desmanes, viéndose aplastadas y disminuidas. Penoso futuro el de saber que nos empujan a todos a ser pronto, muy pronto, enemigos de una potencia que a los españoles no nos ha hecho nada que nuestras vidas se pondrán en riesgo por mero capricho de las gentes que nos mandan, que no nos representan y que sirven a su amo, ese que siente que el Estado es él.
Lamento con dolor la cobardía de una sociedad que se ha olvidado de ser libre y lamento, ¡cómo no!, que esto que escribo no sirva para nada.
Manuel Alba
España es diferente
España es diferente, se decía y publicitaba allá en mis tiempos de primera juventud. En los tiempos en los que el tan llevado y traído, y tan absolutamente proscrito hasta para el recuerdo del General Franco, y el propio General, estaban en sus días finales… Después llegaron los momentos del cambio en los que el empeño se pondría en demostrar la contrario, en poner de manifiesto que España no era diferente al restos de los países de su marco o entorno, y se trató de demostrar con la conversión radical, rotunda y dogmática a la democracia, y desde el Rey, heredero de la Jefatura del Estado impuesto por Franco hasta la mayoría de los más recalcitrantes dirigentes del sistema renunciaron a sus principios y a los supuestos principios fundamentales del régimen al que sirvieron y del que se sirvieron para hacer profesión de fe democrática y volverse, como todos los conversos, los más firmes y recalcitrantes defensores del nuevo sistema… Toda una enorme lista de miembros activos del sistema que gobernó el país desde la Guerra Civil pasó a militar activamente en opciones y partidos que antes persiguieron y criticaron. Podemos citar a Fraga, D. Manuel Fraga, el autor precisamente del eslogan “Spain is different ¡”, artífice de la campaña propagandística de los “25 años de paz” y gran promotor de reformas internas del sistema para garantizar su continuidad tras la muerte de Franco, que llegó a fundar, una vez reconvertido, Alianza Popular y después refundarlo como Partido Popular; a Pio Cabanillas Gallas, que pasó de ser liberal de toda la vida; a Laureano López Rodó, Cruz Martínez Esteruelas, Federico Silva Muñoz, que fue el primer presidente de Alianza Popular; Licinio de la Fuente, que fundó su partidito después de su conversión, y se integró en Alianza Popular; Adolfo Suarez, el loado Suarez, el tutelado d Fernando Herrero Tejedor; y por no hacer más larga la lista, pues habría cientos de nombres que añadir, no ha de faltar aquí Torcuato Fernández Miranda, quien vio frustrada su aspiración a suceder a Carrero Blanco, de quien había sido vicepresidente, como presidente del Gobierno de Franco, y tras una fidelidad inquebrantable al franquismo, como presidente de las Cortes, fue el muñidor de la célebre táctica conocida como “de la Ley a la Ley” para poder aprobar, siendo él el Presidente de las Cortes, la Ley para Reforma Política que desde la misma legalidad franquista permitía acabar con el sistema.
Si he hecho este breve ejercicio de memoria es porque se corresponde lo que escribo a una realidad indiscutible, pues aquel fenómeno de reconversión de los políticos del régimen extinto fue mucho más que llamativo, demostrando de algún modo que era realidad aquello de que España era diferente.
Y lo siguió siendo cuando estableció constitucionalmente un sistema de división territorial en Regiones Autónomas que nada tenía que ver con la tradición histórica, y que olvidando otras fórmulas, como la de los antiguos Reinos, imponía un mapa geográfico en el que se configuraban regiones de modo artificial y se implantaba para todas ellas , por dos caminos distintos pero con un mismo fin unas nuevas instituciones que el tiempo ha consolidado pero que en su momento la mayoría de los ciudadanos de España se habían planteado como necesarias, ni existían,, salvo en las excepciones de siempre, ningún tipo de inquietud o conciencia nacionalista o regionalista. Pero se siguió jugando a demostrar que nuestro país era igual que otro cualquiera de nuestro entorno, solo que mucho más demócrata que ninguno, y por supuesto, y por puro complejo de los dirigentes políticos, se luchó y se consiguió mediante grandes sacrificios para la economía, la industria, la ganadería, la agricultura y la pesca, ingresar en la actualmente llamada Unión Europea, olvidando que España era no solo por mero imperativo geográfico parte de Europa sino que fue fundadora de la misma por así decirlo. Pero había que ser homologados y se consiguió, igual que se entró en la OTAN, a pesar de aquel debate y la contradicción de los propios gobernantes del momento que primero promulgaron aquello de “OTAN, de entrada no” y después propusieron e impusieron el ingreso.
Han pasado muchos años, y recuerdo perfectamente para mi desgracia, porque a veces tener demasiada memoria no resulta bueno, todo lo que ha ido aconteciendo y el modo en que este país ha derivado, dentro de lo que parece una especie de tendencia natural patria a la exageración, al estado de cosas actual.
Ahora, de la mano de un hombre hábil, maniobrero, con gran capacidad para ejercer la mejor de las demagogias, seguro de sí mismo, ambicioso a niveles de los grandes dictadores de la Historia, frío y calculador, capaz de afrontar toda dificultad y de tomar decisiones sin escrúpulos a la hora de mentir, y de aniquilar de un golpe la disidencia, la ciudadanía, o por lo menos la mitad de ella, se rasga las vestiduras. Y unas veces con la agresión dialéctica, otras con manifestaciones más rotundas, muchos claman porque el gobernante de España, Pedro Sánchez, se marche, sea cesado o lo echen… El nunca se irá por las buenas, él se ha erigido en Caudillo y conduce al país hacia una dictadura marxista aunque eso ya no se lleve en el mundo, pretende mantenerse en el poder y lo hará pactando, como hasta ahora, con quienes le resulten útiles. Muchas veces me asombro de la miopía política de quienes dicen que está acabado, acorralado, porque no es así, porque es capaz de hacer lo que le conviene sin que le tiemble el pulso. Lo que menos importa es el país, la ciudadanía… los intereses son otros.
Parece que nadie se da cuenta que se rodea de personas absolutamente ambiciosas pero manipulables y prescindibles, que su entorno y su propio gobierno se compone de gente que acabará en la cuneta, como en su día acabó Pablo Iglesias, por ejemplo. Sánchez practica, además, tácticas de los viejos franquistas, por ejemplo, al igual que Torcuato Fernández Miranda acabó con el régimen de Franco con la táctica “de la Ley a la Ley”, él pretende hacer lo mismo con el Sistema Constitucional y mediante un complejo entramado legislativo trata de amoldar a España a sus intereses, a su deseo de perpetuarse en el Poder. Y los miembros de su partido, de los que fue el PSOE, hacen lo mismo que aquellos Procuradores en Cortes y Ministros de Franco, y olvidándose de sus principios se amoldan a las exigencias del líder para no moverse, pues, como decía Alfonso Guerra, el que se mueva no sale en la foto.
Un gobernante así no existe en el entorno, ni en ningún país de la Unión Europea, un Jefe de Gobierno que no respeta ni al Jefe del Estado, y que hasta lo suplanta cada vez que puede, no existe en ninguna Monarquía Parlamentaria, un Reino formado por 17 Comunidades Autónomas con formato de pequeñas repúblicas tampoco lo hay en el mapa, pero esta es la realidad.
Y por mucho que se me quiera convencer de lo contrario, Sánchez seguirá escalando porque políticamente no se le puede parar, él no tiene límites y por otro lado, no hay nadie que le frene, y demostrado está que no existen en España ni lideres individuales ni fuerzas o elementos colectivos, que tengan el valor, el coraje, la energía de enfrentarse a Sánchez.
Cuando muchos me alegan que es un demente, un desquiciado, un tarado, no puedo sino reírme a carcajadas, como hace Sánchez con todos nosotros. No, su proceder, su hacer, sus estrategias no pueden ser el fruto de una mente delirante sino el producto de un concienzudo entrenamiento y una tenaz preparación personal para alcanzar su ambición: el ejercicio absoluto del Poder. La historia nos ofrece muchos ejemplos de personajes parecidos, pero nadie quiere darse cuenta.
Y nosotros, los ciudadanos, no somos capaces de actuar, confiados en que los políticos que dicen ser oposición, unos u otros, lo detengan y derroquen, pero ninguno de los que hay es capaz, no pueden o no saben combatir a este nuevo Caudillo. Y al final es posible que se llegue a situaciones no deseadas y se desate la tragedia.
Nada es igual o parecido a España y lo que en ella sucede. El lema turístico de Fraga sigue plenamente vigente: “Spain is different”
Manuel Alba
Abogado en ejercicio
Estado de Confusión
Estos son tiempos confusos para todos, aunque siempre habrá que precisar que para unos más que para otros y que incluso para una buena parte de esas personas que se constituyen en masa, convencidas además, y sin ningún argumento lógico, en pueblos soberanos, los días son cada vez más claros y se avanza, se progresa si sigue dando pasos hacia adelante tanto en el espacio como en el tiempo. Desde luego es evidente que quienes han alcanzado el dudoso honor de llegar a la meta del conformismo y evitar cualquier tipo de razonamiento porque ya hay quien se ocupa de pensar por todos y eso supone la ventaja de no tener que complicarse sintiendo seguridad en su estado, no pueden plantearse ni tan siquiera dónde puede haber confusión: ¡Está todo muy claro! Se ha llegado a un momento en el cual unas ideas se han decretado como verdaderas, una verdad se ha proclamado como absoluta y, por supuesto, unos valores, unos modos de proceder en convivencia y unas fórmulas declaradas universales han de regir el planeta, por el bien, la seguridad, la armonía y el futuro de todos.
Sí, esa confusión de la que escribo no se ve, no se palpa, no existe, todo está muy claro, tanto que a pesar de unas situaciones críticas, de inestabilidad social o política, de prácticas antihumanas o inhumanas, de las manifiestas manipulaciones, la instauración de la mentira, de la traición… a pesar de los pesares, la gente sigue igual, se conforma con los argumentos que desde los púlpitos de las aparentemente distintas sectas políticas les sermonean y continúan su camino. Incluso cuando ya empezó a menguar la bolsa de los ciudadanos, la apariencia externa hace pensar que nada de eso afecta, no se vive en la calle y en todo caso se dejan caer protestas en voz baja, casi susurros tal vez por el temor a represalias. En cierto modo esta existencia al margen de todo recuerda aquel periodo que vivió Europa entre las dos grandes guerras del siglo pasado.
Parece que todo es revisable, mutable, cambiable en contradicción plena con los propios principios de la modernidad, pues de hecho, en nuestros tiempos hay una indiscutible consagración del “no saber a qué atenerse” dado que supuestos derechos universales, principios permanentes, verdades inmutables y demás manifestaciones y esencias de carácter absoluto se ven limitados en su duración, poniendo en evidencia su relatividad, su fragilidad en cuanto a esa necesidad imperiosa, permanente de cambio. Y esta relatividad empieza ahora a molestar, curiosamente, a aquellos que siguieron tradicionalmente las reglas y principios cristianos, tanto desde su exoterismo como en su más profundo esoterismo, poniendo a la Iglesia Católica Romana a las puertas de otra fragmentación. Este es un tema que me llama la atención particularmente y desde muchos aspectos, uno de ellos es ese dogma de la infalibilidad del Papa que presupone que lo marcado como cuestión de fe por un Pontífice tiene valor de dogma, permanente y perpetuo y, sin embargo, desde hace unas décadas, especialmente desde el famoso Concilio Vaticano II, se ha relativizado esta cuestión hasta el punto de llegar a verdaderas contradicciones. Partiendo de la base de que toda religión y el Cristianismo en particular, se dirige a los hombres a todos y a los de siempre, a los mismos, ante esta cuestión solo cabe aceptarlo o no, admitiéndose que se puedan ampliar las explicaciones de sus principios y normas a los hombres en general, sin embargo se ha impuesto el empeño de adaptar la religión al hombre contemporáneo cambiando cualquier elemento, por muy esencial que sea, para que sea aceptada por tal o cual movimiento o sector social, haciéndola a medida de cada cual ha ido debilitando en gran medida su valor, a pesar que tal vez se hayan alcanzad objetivos políticos, sociales o incluso económicos que no son ni pueden ser fundamentos de ningún credo religioso, especialmente el Cristianismo que pretende ser Católico y Romano. Las teorías del ecumenismo basado en la caridad, de las igualdades sociales, por cierto en el seno de una Iglesia constituida bajo la forma política de autocracia totalitaria, la alineación con las formas políticas en auge en cada momento, y especialmente ahora, y muy especialmente las disposiciones y reglas que el actual Pontífice va imponiendo están contribuyendo a la desintegración eclesial por disidencia, imponiendo a los miembros más conscientes de la feligresía tomar en consideración el refugiar su fe en otras opciones, como la Iglesia Ortodoxa.
Pero estas cuestiones, hay que reconocerlo, están al margen de las mayorías porque, entre otras cosas, la noción de lo religioso, de lo espiritual, es ajena al hombre moderno, cuya divinidad suprema es el dinero y lo demás, como la defensa de la vida, la dignidad del género humano sin devaluaciones, el orden natural de las cosas, son temas mucho más que secundarios y por eso no tiene en cuenta esa confusión que puedo percibir yo, anclado en otro mundo al que no renuncio.
Ahora veo que empiezan a surgir aparentes disidencias frente a las formas, los modos y sistemas contemporáneos, quejas contra la deriva que observan en el mundo, y leo con frecuencia protestas contra la globalización, contra la desnaturalización de los pueblos y la pretensión de homogeneizar a la humanidad pretendiendo reivindicar el concepto imperial. Confieso que estos movimientos me repelen más aún que el propio mundo moderno al que trato de combatir. ¿El motivo?. Sencillamente todos estos fenómenos reivindicadores del imperio confunden el término con el de imperialismo, pretenden eso, el fortalecimiento de un poder meramente público, político y económico, puesto en común entre estados, desde el mero nacionalismo… y eso no es imperio sino la pretensión de formar bloques para derrocar el sistema globalista actual pero basándose en los mismos principios, es sustituir una tiranía por otra sin ningún planteamiento liberador del hombre esclavo y herramienta del Estado.
Hablar de Imperio es hablar de cosa distinta y arriesgada porque solo con enunciar brevemente un boceto esquemático surge la descalificación absoluta por parte del sistema impuesto puesto que ha de partirse para su comprensión de la existencia de unos Estados que siendo independientes se someten a una autoridad superior dotada de autoridad y soberanía, que derivan de una legitimidad otorgada por un poder espiritual y unos Estados que superen los condicionantes limitadores y formen unidades fuertes, jerárquicamente organizadas que en aras a unos objetivos comunes se asocien, se federen bajo un mando común para fortalecer así el todo y las partes. Y eso ahora es imposible. ¿Quién puede hoy ejercer ese poder espiritual, no necesariamente religioso, que guie un Imperio desde su autoridad e influencia, no desde su mandato?
No es el momento, evidentemente, de alcanzar ese objetivo, y mucho menos cuando el mundo juega a no ver el estado de confusión, pero no ha de perderse de vista que estos son días en los que esa falta de quietud, ese movimiento permanente y sin solidez en sus cimientos, puesto que, sencillamente no tiene cimientos, producen diseminación hasta del propio y pretendido pensamiento único, choques entre los propios asociados a las tesis y pseudo valores del presente y sobre todo una tendencia mundial a la anarquía aunque nadie la aprecie…Llegará el momento, y será muy pronto, en el que la actual situación no se podrá sostener, y llegará el momento en que se vuelva a empezar.
Mientras, es urgente esperar, y es preciso que cada día haya más gente que se de cuenta de este estado de confusión.
Manuel Alba
Un Futuro Turbio
Estos días me dicen muchos que tenía yo razón cuando me manifestaba totalmente contrario a la Reina consorte, opinando o desvelando ciertas cuestiones que había conocido por motivos que algo tenían que ver con lo que ahora está ocurriendo por hacerse público y notorio el ambiente que reina en el entorno de la Corona. Incluso ahora se están haciendo públicos de una forma rotunda unos detalles y unas cuestiones ciertamente escabrosas. Siempre dije, coincidiendo con un conocido periodista, que esa boda del entonces Príncipe Felipe no era sino una bomba de relojería para la iInstitución que tardaría más o menos en estallar pero que lo haría, además, en el momento más inoportuno para España.
Todos los que me conocen saben, porque me lo han oído decir, que esta Monarquía es una institución bastante peculiar por ser una mezcla de lo que fue el proyecto de instauración de Franco, no olvidemos nunca que fue mentor, protector y formador del Príncipe Juan Carlos de Borbón desde 1.948, cuando era un niño de diez años, con un intento de restauración y un respaldo constitucional de lo más perjudicial. La mezcla me resultó siempre explosiva porque la designación de un Rey que había pasado al lado de Franco veintiséis años, puesto que en 1949 no estuvo en España y que prácticamente había sido la sombra del General pues lo acompañaba a todos los actos públicos y ceremoniales del Régimen, actuando de hecho como heredero y sucesor del mismo hasta que ya en el verano de 1.969 fue instituido como tal oficialmente, lo que suponía aceptar una Monarquía muy distinta a la que fue suspendida por el advenimiento de la II República y a pesar de la famosa transmisión de derechos dinásticos de mayo de 1.977, no fue precisamente esa transmisión hecha al Rey por su padre, fielmente no seguida ni por el Monarca ni por los políticos del momento a la hora de elaborar la Constitución de 1.978. El mecanismo ideado por aquel personaje al que tanto fervor se le sigue teniendo y que para mí no fue más que un conspirador, uno de tantos causantes de los males del presente, Torcuato Fernández Miranda, a través de la Ley Para la Reforma Política que derogaba las llamadas Leyes Fundamentales, y la posterior elaboración, aprobación y entrada en vigor de la Constitución de 1.978 suponía la configuración de una nueva Monarquía, que ni era la tradicional anterior a la II República ni la que Franco quiso e impuso.
Y ese es el marco de la Constitución vigente, tan alabada, tan adorada y venerada, a la que pocos somos los que la criticamos, fruto envenenado de la famosa Transición Democrática y como la Corona ha ido desarrollando su función. La Constitución es, precisamente, y no me cansaré de decirlo, el foco, la raíz de los problemas del presente español, absolutamente de todos, empezando por el grave trauma de la división y el separatismo.
Leída y releída, estudiada y meditada, no he encontrado en ella nunca esos valores que se le atribuyen sino más bien la considero como la primera de las innumerables cesiones ante las presiones de grupos políticos y movimientos separatistas que se han venido sucediendo.
Aquel Rey, el artífice de la Transición, el gran milagro de España se mantuvo en un equilibrio estabilizado por el fomento del culto a su persona, pasándose por alto que era, al fin y al cabo el hijo del Régimen, el fruto del prohijamiento del general Franco y generándose un fenómeno peculiar fomentado por las autoridades gubernamentales y territoriales: La sociedad, la ciudadanía, conocía a la persona del Rey pero no a la institución de la Corona, no se formó una educación monárquica sino más bien lo contrario, de tal modo que la vinculación de la opinión con el monarca era paralela a la desafección progresiva de la ciudadanía con respecto al sistema de Jefatura del Estado.
La Monarquía de la Constitución de 1.978, o más bien la interpretación de la misma, abrió la posibilidad de sacar bastante fuera de control los matrimonios de la Casa Real al considerar derogada la Pragmática Sanción de Carlos III, con lo cual se pudieron producir los matrimonios desiguales y frustrantes de los tres hijos del Rey, especialmente el dañino matrimonio del heredero con la periodista ambiciosa y dominante que ha desarmado el castillo de naipes del Palacio de la Zarzuela de modo frío, y calculado, hasta llegar a conseguir que el propio Rey acabara acosado, derribado y abdicando en aquel golpe palaciego de la entonces consorte, el príncipe heredero y ella misma, para después hacerle exiliar…
Ahora el escándalo le ha tocado de lleno a ella, a la fría, calculadora y controladora Reina Leticia, la republicana que llegó a Reina, destrozando el inestable equilibrio de la Casa Real Española y dejando muertos en la cuneta que, por lo que se ve, tan muertos no estaban. A estas alturas no voy a negar que mi simpatía hacia esta dama fue siempre nula pero tratando de ser lo más objetivo posible no me llego a creer todos los términos y los extremos que constituyen piezas del escándalo, o mejor diría que no quiero creérmelos, y no porque me vaya a asustar a estas alturas de asuntos de amoríos, infidelidades e hijos extramatrimoniales, pues nadie se debería de turbar en España por algo que es consustancial al desarrollo de nuestra Historia desde tiempos pretéritos, remontándonos a cuando queramos, desde Pedro I, por ejemplo, a Carlos V, quien tuvo hasta una hija de su relación con la viuda de su abuelo Fernando, Germana de Foix, y el famoso “Jeromín”, Juan de Austria… Felipe II tuvo cuatro hijos dos con una dama y dos con otra, aunque solo de uno de los primeros, Pedro de Velasco, se tiene nota histórica. Felipe IV fue un maestro en eso de tener descendientes, y la historia nos narra que uno era reconocido, el que tuvo con “La Calderona”, actriz de la época: Juan José de Austria, que llegó a ser nombrado por su hijo legítimo, Carlos II, primer ministro allá por 1677, pero a este reconocido se le han de apuntar, como, insisto, nos cuenta la historia, muchos más, pues fue el monarca que más hijos tuvo, pues doce fueron de sus tres matrimonios, sobreviviendo el ya citado Carlos II, y otros ¡¡¡ veinte o treinta!!!, según las fuentes de amantes mantenidas en sus cuarenta años de reinado. Y después vendría Carlos IV, de quien se dice que ninguno de los catorce hijos que tuvo, de los cuales sobrevivieron siete fueron engendrados por él, y que su sucesor, Fernando VII fue concretamente hijo de su esposa María Luisa y del valido Manuel Godoy, Príncipe de la Paz. Su nieta, Isabel II tuvo doce embarazos y cinco hijos, y se dio el mismo caso que con su abuelo; así el heredero era conocido como “el Puigmoltejo” pues su padre era un militar llamado Enrique Puigmoltó, y ya estamos en el siglo XIX. Ese heredero era Alfonso XII quien reconoció y pensionó a sus tres hijos ilegítimos tenidos con la cantante de ópera Elena Sanz. Alfonso XIII parece que tuvo un hijo antes de casarse, en su minoría de edad con una señora francesa llamada Melanie que fue reconocido por el marido de ella para evitar escándalos, pero después, fuera del matrimonio primero tendría a Juana Alfonsa Milán, hija de la institutriz Beatrice Noon y después tuvo con la actriz Carmen Ruiz de Moragas a Teresa y Leandro, éste último fallecido hace poco tiempo y muy conocido en la sociedad española.
¿Qué quiero decir con esto? Pues sencillamente que en la católica,, férrea y moral España desde tiempos inmemoriales los Reyes y Reinas tuvieron sus vidas licenciosas sin que ello fuera causa de espanto o escándalo social y que en el siglo XXI asombra lo ñoña y moralista que se ha vuelto la sociedad española. A mí me parece que esas cuestiones no deberían afectar ahora, como no lo hicieron antes, a la dinámica de los acontecimientos y en concreto a la Corona y que mientras que el Rey, los Reyes, cumplan con sus funciones institucionales, como ocurría tiempos atrás, estos son temas y asuntos absolutamente indiferentes.
Incluso temas económicos como los latrocinios cometido por la Reina Gobernadora, María Cristina, viuda de Fernando VII, con su segundo esposo Agustín Muñoz, padre de los famosos “Muñoces” , a través de «Agustín Sánchez y Cia», con Juan de Zulueta, en el que entró en el negocio del comercio de esclavos cuando la esclavitud era ilegal, para lo cual llegaron a tener dos grandes barcos, o el negocio de la sal, o los ferrocarriles, con participación en ellos hasta del General Narváez, no supusieron peligro para la Corona. Las actividades del matrimonio se realizaban desde Madrid, Londres, París y Cuba y se desarrollaron desde 1.835, cuando aún era Regente de su hija Isabel II, hasta que su segundo marido murió en 1.873. Aquellos negocios la obligaron a dejar la Regencia en 1.840 en manos del General Espartero y salir de España, pero regresó a los cuatro años, y sería en 1.854 cuando se la expulsó definitivamente de España por corrupción, cobrar comisiones de contratistas, por influencias para nombramientos de cargos en la corte de su hija Isabel II y expolio del patrimonio real. ¡Aquella señora y Muñoz, primer duque de Riánsares, dejaron en pañales asuntos que han escandalizado tanto como el célebre “caso Noos” con sus negocios de los cuales podría extenderme y en los que fueron cómplices y se beneficiaron los antepasados de bastantes dignos personajes de hoy!. Se la expulsó de España, se le retiró la pensión vitalicia y la Monarquía continuó hasta 1.868, cayendo por otras causas.
Era más sólida la Corona porque tenía un arraigo social del que hoy carece, ese es el problema, y porque en estos tiempos se vive del escándalo o se aprovechan las circunstancias para ocultar tras de cualquier situación, bajo el recurso a una moralina absurda, temas de más calado social, y también, por supuesto, porque esta Monarquía engendrada por Franco, pretendidamente restaurada con el parche de 1.977 y consagrada por la Constitución de 1.978, no ha hecho nada por afianzarse. La Constitución, tan sagrada y magnífica que tenemos fue el fruto del cambalache, permitió que los personajes más notables del Régimen anterior se convirtiesen a la democracia y mantuvieran en el futuro unos estatus políticos relevantes hasta que el tiempo y la edad los fueron extinguiendo y promovió el estado de cosas que vivimos ahora, en estos días, a estas horas. Si hoy España se siente al borde del abismo se lo debemos a aquella maravillosa época de transición, a los pactos y las componendas, la división territorial en un sistema de autonomías en las que donde no había ni el menor interés en alcanzar el estatus de territorios autónomos se creó artificialmente y a una serie de estropicios constitucionales que hoy pasan factura. Actualmente, con las desbocadas e incontrolables formas de comunicación, la manipulación de los medios de comunicación, las malditas redes sociales y todos esos mecanismos de alineación social todo es previsible, y como dice el refrán: “donde las dan, las toman”.
¿Caerá la Monarquía con los nuevos escándalos que afectan a la Reina consorte?. Los promotores del golpe palaciego de 2014 deberían haber pensado antes de hacer abdicar al anterior Rey y el príncipe de Asturias debía haber pensado más y mejor la cuestión de su matrimonio y ya siendo Rey debería haberse hecho popular y tendría que hacerse más visto, con sus hijas en todos los rincones de España, algo que en casi diez años de reinado no se ha hecho aún, mostrarse a la gente y con la gente como Rey al servicio de la sociedad. Los actuales Reyes ingleses, conscientes de que en el pasado tuvieron críticas feroces, y ante los efectos previsibles del hijo menor del Monarca y su esposa, otra ambiciosa desmedida, están todo el día en la calle, reuniéndose con los distintos estamentos sociales, visitando escuelas, haciéndose ver y reconocer, y eso que tienen unas edades bastante avanzadas ya ambos. Aquí, y hasta estas últimas semanas de escándalo súper mayúsculo, lo único que se ha ido conociendo es el permanente lucimiento de la Reina consorte, indiscutiblemente elegante, y su estreno de modelitos.
Ahora, con el tema de la absoluta descomposición y confrontación social que ha producido las negociaciones, pactos y cesiones de Pedro Sánchez Pérez – Castejón, los asuntos de la política nacional, la degeneración social, el problema de la amnistía, el acoso a la judicatura, la quiebra de la unidad territorial, los problemas de política exterior y todo el cúmulo de problemas a los que nos enfrentamos, no se ve al Jefe del Estado, acosado por unos problemas que son, al fin y al cabo, cuestiones de su casa y, por supuesto, sin un apoyo de un colectivo fuerte de monárquicos, porque ya desde el principio, su padre se encargó de espantarlos.
Mientras en Inglaterra, Dinamarca, Suecia, Noruega, Holanda o Bélgica las Monarquías mantienen líneas más o menos coherentes y encaminadas a afianzar su futuro, aquí va a la deriva y hasta hace unos días, hasta estos ataques directos a la consorte, dando una imagen permanente de que era ella la que manejaba los hilos de la institución. ¡Todo se complica!
Y vienen días duros en una España dividida en dos facciones fundamentales, las dos Españas del poema de Machado más radicalizadas que en la década de los treinta del siglo pasado, amén de la consolidada, y artificialmente creada, división autonómica, una España ingobernable e indefendible, porque lo de la misión de las Fuerzas Armadas que consagra el artículo ocho de la Constitución es absolutamente inviable porque ni hay unas Fuerzas Armadas en condiciones operativas, ni las que hay pueden amparar y proteger el orden constitucional, la soberanía nacional y la unidad territorial de España porque andan esparcidas por esos mundos de Dios enredadas en asuntos que ni nos van ni nos vienen o, por lo menos, nos resultan bastante secundarios, y porque no hay ya españoles como tales, en el sentido de que las nuevas generaciones han crecido en un ambiente y han recibido una educación que los ha desafectado del sentimiento patriótico.
Así veo yo el momento, desde la impotencia más absoluta.
Manuel Alba Pérez
Abogado Colegiado
en ejercicio
Triste sino
No es precisamente ideal el panorama de este mes de noviembre y a pocos les debe de gustar las imágenes que se logran contemplar de unos acontecimientos sumamente penosos como son las que constatan lo que no es sino una gran verdad, la verdad de esa España dividida y enfrentada.
La ilegalidad de una amnistía es indiscutible, pero lo es hoy, ahora, porque ese tan proclamado Estado de Derecho no es más que lo que ha sido siempre: una quimera. En efecto, lo que hoy no es legal puede mañana serlo, y viceversa porque un Estado Democrático, Social y de Derecho se basa en el imperativo cumplimiento de un Ordenamiento Jurídico que muta en el sentido que lo hace el juego del poder en ese Estado. Por otra parte, tan Estado de Derecho es aquel que se proclama “democrático” si es que alguien cree aún que la democracia existe, como el que no lo es, pues todos los regímenes que se puedan dar para la gobernabilidad de los pueblos, de cualquier signo y en cualquiera de las civilizaciones que hasta el día de hoy han existido se han regido, han organizado la vida social bajo el imperativo de leyes.
Y la legalidad de un país es variable, esto es una evidencia que, como tal, no requiere demostración, algo que en el caso de un supuesto concreto como es la llamada democracia representativa es más evidente todavía. Las leyes las aprueban los Parlamentos, en los que se supone que concurren los representantes del pueblo, lo hacen, como todos sabemos, mediante la decisión de las mayorías. Nadie quiere discutir esto, aunque haya razones, motivos más que suficientes, para poner en cuestión todo ello desde la misma base, desde la raíz, pues se ha puesto ya en duda hasta el propio concepto de pueblo de tal modo que pueblo es exclusivamente la parte de la ciudadanía que apoya a las fuerzas que alcanzan el poder, ya que los demás, por el mero hecho de ser contrarios a esas fuerzas que constituyen mayorías son los otros, los anti pueblo, los enemigos del pueblo. Pueblo, por otro lado, se entiende también de modo excluyente desde el punto de vista de la monopolización del concepto aplicándolo solo a los estamentos sociales de la burguesía media y baja, en un contexto en el que no existiendo el proletariado sino como mucho el ser humano “herramienta” o pieza de la maquinaria de producción, mero número en la masa, absolutamente prescindible y sustituible. Se ha olvidados que pueblo es mucho más, tanto como que es comprensivo de todos pertenezcan al estamento que pertenezcan.
Y si ya el concepto de pueblo se ha, digamos, mitigado, restringido a unos muy determinados sectores, la representación del mismo es aún más relativa desde el momento en que el representante no ha de rendir cuentas ante sus representados ni tan siquiera tiene que dar explicaciones a los ciudadanos de la circunscripción territorial por la que ha sido elegido. ¡Solo se deben a los partidos! Y en nuestro país más aún, a tenor del carácter que les otorga el artículo 6 de la Constitución…¡Sagrada Constitución hecha para poderle dar tres patadas a lo que convenga y cuando convenga!. En la Constitución de la II República, tan alabada por muchos, no hay un artículo que consagre como ese ya señalado artículo 6 de la Constitución vigente, o el siguiente, el 7, que consagra los sindicatos. En efecto, los legisladores constituyentes de la II República se ocuparían de señalar que “los españoles podrán asociarse o sindicarse libremente para los distintos fines de la vida humana, con arreglo a la ley” en su artículo 39 párrafo primero. La Constitución vigente, la del café para todos, a los que unos atacan por un lado, otros por el otro y cuya defensa, confieso, resulta difícil, redactada para conformar a todos y darle ya de salida ciertos privilegios a algunos, los que derivarían en la representatividad sobredimensionada de unos territorios sobre otros, está ahora en fase de extrema debilidad, una debilidad que no me cabe duda fue prevista ya en los días de vino y rosas de su redacción aún a sabiendas de los posibles conflictos que se producirían con el transcurso de los años.
Ahora, con el más que manifiesto descaro que se está observando, ese Estado de Derecho puede alcanzar un nuevo nivel de deterioro en su credibilidad porque se puede, es posible forzar la aprobación de una ley de amnistía dentro de un marco legislativo que tiende a la disolución de España, de su unidad, una unidad que hay que reconocer que el texto constitucional trata con no poca ambigüedad. Volviendo al texto de la Ley Fundamental de la II República, ésta, en el párrafo tercero de su artículo 1º dice rotundamente: “La República constituye un Estado integral compatible con la autonomía de los Municipios y las Regiones”, en el artículo 2 de la actual se dice “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y a la solidaridad entre todas ellas”. Mientras que el legislador constitucional de 1,931 fue rotundo: “Estado integral”, esa rotundidad no se aprecia en el texto de la vigente. Esta vaporosidad conceptual se mantiene en gran parte de su articulado.
Estamos ante un pacto político que no debería ser aceptado, que constituye algo más allá de una traición y que, además, tiene como único objetivo el implantar un determinado gobierno y a su frente a una persona concreta, pero no nos engañemos: La Constitución no expresa el término “amnistía” por ningún lado y a lo más que alcanza es a prohibir los indultos generales en el artículo 62, i. El indulto y la amnistía pueden razonarse en el interés público, pero en el primero ese interés público se refiere a la reinserción y reintegración social de un condenado y en la amnistía a un interés político, en este caso no general ni tan siquiera sino particularísimo de un partido, de una investidura como jefe de gobierno de una persona determinada. Se están mezclando, confundiendo los intereses políticos singulares con los intereses del Estado y el bien general de la ciudadanía, pero es que en esta España constituida como una extraña Monarquía republicanizada y en la que se tolera y hasta se promueve una tendencia a lo que Kant en su tratado titulado “La Paz perpetua” señalo: “La democracia es el camino hacia el despotismo”.
Estamos en una crisis institucional evidente, pero de más largo recorrido que el que a simple vista se contempla. Fue mi apreciado D. Alfonso Guerra quien vino a decir un día que Montesquieu había muerto y yo siempre he creído que se quedó corto pues es manifiesto que en los sistemas democráticos actuales, esos que Raimon Panikkar sentenció com buen juicio como una farsa oligocrática, la división de poderes no es ni tan siquiera un mito, o una ilusión. Se aprecia en todas partes como es el poder ejecutivo el que prima y somete a los demás al controlar, dirigir y manejar a su antojo los poderes legislativos y normalmente los propios tribunales de garantías constitucionales bajo el rodillo de la presunta representatividad y legitimación popular, y tiende a controlar la Justicia totalmente, Justicia denominada pomposamente Poder Judicial, ese poder que D. Manuel Azaña decía que no conocía y a quien doy la razón, pues tal y como se desarrolla la existencia real de estos Estados Democráticos de Derecho la independencia de Jueces y Tribunales no es absoluta, y más que poder independiente lo que se da es una función del Estado con una mayor autonomía pero que depende e los poderes ejecutivos en cuanto a que su funcionalidad requiere de cuestiones tales, como, y es solo un ejemplo, dotaciones presupuestarias, fondos manejados por los gobiernos procedentes de las arcas públicas.
Tienen razón quienes dicen que, entre otras monstruosidades e inmoralidades, la posible amnistía a personas concretas, a cambio de una investidura que sería más bien una embestidura que cornearía a la sociedad en pleno y abriría las puertas de par en par a la descomposición de esa tímidamente reconocida unidad de España en nuestra constitución, supone la quiebra de la independencia entre los poderes del Estado, pero, ¿es que existe en realidad esa independencia?.
Mostrarse crítico con la Constitución es pecaminoso, lo sé, y más en un momento en el que los que están siendo llamados golpistas, los pactistas, los que compran votos a cambio de desigualdades entre los españoles dicen con todo el cinismo del mundo que lo que hacen es precisamente defender el orden constitucional. Pero yo si, me permito además, criticar la Constitución porque he manifestado siempre mi sometimiento a ella por imperativo legal y no por convicción. Era yo muy joven cuando pensaba y decía que la Constitución para la España de después de Franco estaba hecha, y lo mantengo ahora. Si, para mí la Constitución ideal de la España actual habría sido la de la propia II República revisada y adaptada a la Monarquia, a esa Monarquía instaurada que no restaurada. Y sigo desafiando a quienes de buena voluntad y por desconocimiento piensan que es una monstruosidad lo que opino: ¡Búsquenla, léanla, vean como se regula en ella la educación, la enseñanza, la Justicia y el tema clave de los quebraderos de cabeza de nuestros tiempos: las autonomías… Pero eso no le convenía a los hoy pactistas, mucho menos a los secesionistas que en el régimen de 1.931 salieron trasquilados.
Ahora, pues a seguir viendo imágenes de deterioro, tal vez mañana, de enfrentamientos, ¡Dios sabe!, una España vuelta atrás noventa años nos muestra su rostro más amargo.
Manuel Alba
Abogado en ejercicio
Con una solemne misa oficiada por el párroco monseñor José Antonio Sánchez Herrera en la Encarnación, comenzaron en Marbella los actos con motivo de la festividad de los Santos Ángeles Custodios, patronos de la Policía Nacional.
Posteriormente en los salones del complejo Amalur que regentan los servicios de catering de El Alabardero, tuvo lugar un solemne acto institucional donde se impusieron las medallas al Mérito Policial con distintivo blanco a diez agentes, así como se entregaron placas al Cuerpo de Bomberos de Marbella, al Hospital Costa del Sol en la persona de su gerente Antonio Luis Cansino Osuna y a la compañía Endesa, representada por José Antonio Bueno. También se entregó de cheque simbólico por 10.000 €uros recaudados en la carrera 091 Marbella al presidente de la Asociación de la Lucha contra el Cáncer en Marbella: Santiago Gómez-Villares Pérez-Muñoz.
El comisario jefe provincial de Policía en Málaga, Enrique Barón Castaño se desplazó a Marbella para presidir el acto junto al comisario jefe de Marbella, José Manuel Rando Cano, la alcaldesa de la ciudad, María Ángeles Muñoz Uriol, el comandante jefe del Estado Mayor de la Compañía de la Guardia Civil radicada en Marbella, Juan Jesús Ruiz Espíldora, el magistrado Miguel del Castillo del Olmo, en representación del juez decano y el fiscal jefe de Marbella, Julio Martínez Carazo, que ocuparon la mesa presidencial e impusieron las medallas.
El comisario Rando pronunció un discurso en el que dijo que España era uno de los países más seguros de Europa y que en Marbella habían bajado los delitos, explicando el trabajo de vigilancia y control que la Policía Nacional lleva a cabo en su lucha contra la delincuencia.
Resaltó que “estamos en una de las localidades más visitadas del mundo y que en época estival triplica, al menos, la población”. “Para dar respuesta a esta situación, nuestra plantilla se ha incrementado este verano con 57 nuevos agentes”, ha apuntado Rando, quien ha querido también destacar la colaboración entre los diferentes cuerpos de seguridad,al tiempo que ha destacado algunas de las acciones puestas en marcha por la Policía Nacional en el municipio, y la “labor solidaria y social” de su plantilla. “Tengo un excelente equipo”, ha asegurado. Además, ha apuntado que “este año que entra en su fase final nuestra obligación con la sociedad la hemos solventado con dignidad y profesionalidad, consiguiendo reducir los índices de criminalidad y aumentando los de eficacia”.
Por su parte, la alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz, puso de relieve la importancia que tiene “la magnífica colaboración existente en Marbella entre los distintos cuerpos de seguridad” y expresó su confianza en que pronto pueda construirsela tan esperada nueva Comisaría.
Resaltó que “esta estrecha y fructífera vinculación redunda claramente en el mantenimiento e incremento de las cuotas de seguridad en una localidad eminentemente turística como Marbella y es motivo de admiración y agradecimiento por parte de vecinos y visitantes”.
La alcaldesa reiteró el apoyo institucional al comisario, José Manuel Rando, que asumió el cargo el pasado mes de febrero al relevar al jubilado por edad reglamentaria, Enrique Lamelas, afirmando que “estamos muy orgullosos en Marbella de poder contar con una Policía Nacional que presta un servicio público extraordinario y que está integrada por un equipo humano y profesional que cada día da lo mejor de sí mismo”.
“Sois un ejemplo de esfuerzo, compromiso y dedicación”, añadió, al tiempo que ha recalcado el hecho de que “siempre vais a contar a vuestro lado con esta Administración Local que continúa apostando firmemente por la mejora de los recursos y equipamientos, como la futura comisaría para optimizar una labor absolutamente indispensable”. La alcaldesa ha dado la enhorabuena “tanto a los profesionales distinguidos con este reconocimiento, como a sus familiares, porque son el puntal más sólido en el que se pueden sostener día a día”. Además, ha asegurado que “vamos a seguir trabajando de forma conjunta para que tengáis unas condiciones óptimas en todos los ámbitos posibles y que sigáis siendo un gran ejemplo y un gran referente para todos”.
El acto se cerró con un homenaje a los caídos del cuerpo depositando solemnemente una corona de flores a los pies del Arcángel, tras el desfile de una escuadra de policías con su banderín, entonándose el toque de oración, tras un responso oficiado por el párroco monseñor Sánchez Herrera.
Finalmente se cantó el Himno de la Policía antes de participar todos los asistentes en un ágape servido por El Albardero. Entre los asistentes, se encontraban familiares de los policías distinguidos, miembros de la Corporación, del Colegio de Abogados y diversas personas especialmente invitadas al acto.