Cada 31 de diciembre, me suele venir por diversos sitios el regalo de una agenda. La mejor de las que me ha llegado es bonita y pequeña y es el lugar donde anoto, cuando me acuerdo, las citas ineludibles, los teléfonos que me interesan y las palabras y frases que llaman mi atención y que convertiré más tarde en ficción o bordeando la realidad.
Las primeras páginas casi siempre están llenas de información sobre llamadas pendientes, libros que debo buscar en la biblioteca para preparar alguna charla o amigos a los que quiero dedicarles más tiempo. Esas páginas están saturadas de propósitos escritos con letra apretada y subrayados, ocupando márgenes y sin un bendito blanco; el blanco es el silencio, es el olvido de lo cotidiano, de la prisa y el deber.
Antes de empezar miro si tengo anotada alguna cosa interesante y veo las páginas que he dejado en blanco, las palabras y los anuncios de todas las cosas que no encontraron su lugar, su cita, su encuentro en el año que acaba de finalizar.
La agenda en realidad no es demasiado útil, hay muchas páginas vacías que no significan nada . Son días perdidos o quizás un abandono de una rutina que no quiero dar por sentado.
La verdad es que mi móvil funciona mejor en materia de alertas, direcciones o referencias, pero mi agenda representa mi obstinación analógica de no dejar en manos de la tecnología la totalidad de mi vida. ‘Llamar a casa’, ‘tintorería’, ‘devolver zapatos’, ‘pilates’, (Bueno lo de pilates la verdad es que lo pongo poco por no decir nada) o mirar en biblioteca’…
Mi agenda pesa, pero la traslado de un lado a otro en mi pequeña mochila, como si tuviera la misma importancia que las llaves o la cartera. A veces no puedo anotar nada porque hasta he olvidado el bolígrafo e, igual que es difícil encontrar alguien que te dé la hora desde su reloj, resulta complicado encontrar a quien transporte algo para escribir. Yo no encripto mis anotaciones, no sabría hacerlo y porque, además, tienen ese toque banal de lo cotidiano, pero hay palabras que solo entiendo yo y que despiertan de forma inmediata un recuerdo. Las conservo desde hace unos quince años, cuando entendí que la tecnología no tenía marcha atrás y que iba a encargarse, como un mayordomo, de mantener a raya el territorio en el que habito.
Este año, como en los últimos, he vuelto a plantearme la idea esa de si debería abandonar mi costumbre de incluir en la agenda los trocitos de realidad que forman mi vida, pero algo en mi interior me dice que no puedo renunciar a la grafía de las palabras. He vuelto a acariciar el lomo labrado con los números, 2025, en volumen y he puesto la cinta de registro o marca páginas en el día en el que escribo la primera columna de este año que lleva en sus tripas el secreto de la vida que no puede anotarse en una agenda. Feliz año.
Patricio González
Musk, Scholz y Starmer
Donald Trump, que el próximo día 20 volverá a sentarse en el Despacho Oval de la Casa Blanca, ha nombrado al empresario Elon Musk, dueño de X y también fabricante de coches y naves espaciales, entre otros negocios, como una especie de representante plenipotenciario.
Se supone que le asesorará sobre cómo abaratar el peso de la administración estadounidense en la economía de ese país, pero en la práctica está ejerciendo casi como secretario de Estado (el equivalente a nuestro ministro de Exteriores).
Y como Musk es de los que primero habla (o tuitea) y después piensa, pues sucede lo previsible: va de charco en charco y tan feliz que está el magnate. Que se lo pregunten, por ejemplo, al canciller alemán Scholz, que ha visto cómo Musk entra en la campaña electoral germana dando su apoyo a la ultraderecha representada por el AfD, o que se lo digan al primer ministro británico Keir Starmer, sometido a una gran presión virtual (esto es, a través de redes) y con el apoyo de algunos medios sensacionalistas a cuenta de un caso con bastante de ‘fabricación’ y adornado de teorías conspiratorias.
En el caso de Starmer, Musk y su red X han agitado la sospecha de que durante años el poder político frenó investigaciones policiales en torno a bandas que cometían de forma organizada violaciones a menores.
Para poner la guinda al escándalo, los acusados eran extranjeros, en este caso pakistaníes. A los promotores de la desinformación se les olvida que al frente de Downing Street han estado durante años primeros ministros conservadores, pero ya se sabe que la verdad es lo de menos cuando se trata de agitar las bajas pasiones.
Ahora Starmer intenta salir de la presión pero no da con la tecla. Más o menos lo que le sucede a Scholz y seguramente a todos aquellos que se coloquen la diana. Y no será fácil librarse de esas campañas porque si Musk era un peligro andante desde que se hizo con el control de X, lo es más ahora que cuenta con las bendiciones de Trump. De hecho, no son pocos los que ya sospechan (Entre ellos, yo) que el presidente de facto es Musk y que Trump es el que aparece en pantalla.
La inacción de los gobiernos y de las entidades transnacionales -léase la Unión Europea en nuestro caso- ante los desmanes en el mundo virtual y ante el riesgo de confundir comunicación con información pasan ahora factura a los gobiernos democráticos. Llegamos tarde, muy tarde, porque regular a posteriori es inútil. El daño está hecho y crecerá exponencialmente.
Patricio González
Gómez de Celis
En el tramo final del año 2024 que ya se marchó, el secretario de Política Institucional del Partido Socialista, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, se despachó con unas declaraciones que cuesta entender, ya qué necesidad tenía el hombre de meterse en ese charco, sino que dejan en mal lugar al partido porque dan la sensación de que interesa más el ‘politiqueo’ que la resolución de un problema de Estado.
Rodríguez Gómez de Celis (cuya única función en política fue la hacer la puñeta a Susana Díaz) tuvo a bien recordarnos que está ahí con un cargo orgánico para instar al presidente de Canarias, Fernando Clavijo, a echar al Partido Popular del Gobierno regional si esa formación no facilita cambiar la normativa sobre extranjería y garantizar así el reparto obligatorio de menores migrantes no acompañados cuando la capacidad de acogida de una autonomía esté ampliamente superada.
Se supone que si Clavijo accede a lo que le pide el PSOE, los socialistas acudirían raudos y veloces a pactar un Gobierno conjunto en las islas o al menos a asegurar la gobernabilidad prestando sus votos. Pero si así fuera, seguiríamos en las mismas en Madrid: no habría apoyos suficientes para la modificación legislativa.
Al margen de la inutilidad, como se ve, del planteamiento, hay un asunto que no conviene olvidar: el PSOE se olvida siempre de mencionar a Junts, que fue clave en la investidura de Sánchez y que consiguió la aprobación de la investidura, un partido que sin embargo fue el primero en negarse al acuerdo migratorio. Me gustaría escuchar de Rodríguez Gómez de Celis una explicación al respecto, pues se suponía que la amnistía era el paso previo para que Junts empezara a hacer políticas de Estado y se implicase en la solución de asuntos que nos afectan a todos. De la misma forma, me gustaría oír también cómo el dirigente federal o el propio Sánchez amenazan a Puigdemont con deshacer el camino del perdón de los delitos si no echan una mano en el asunto migratorio.
Durante meses, el ministro Torres y sus compañeros en la dirección del partido en las islas han insistido en que ellos no buscan romper el pacto de gobierno regional y que solo aspiran a resolver la crisis migratoria y el colapso asistencial con los menores. Pero nuevamente el PSOE de las islas se tropieza con alguien de esa formación a nivel federal que los deja en ridículo. No es la primera vez y sospecho que no será la última. Es lo que tiene seguir pensando que algunos territorios son de segunda división y que todo se decide en Madrid.
Patricio González
A pesar de las crisis, a pesar de lo que dicen pero que no sienten, a pesar de la hipocresía, a pesar de la subida de los precios, de la maldad, de los hospitales saturados. A pesar de la irresponsabilidad, de la antipatía, de la envidia, de la mala educación, de quienes pretenden engañarnos y de quienes son capaces de engañarnos de verdad.
A pesar del dolor, de los desagradecidos, a pesar de que la vida es terminable, de las ilusiones vanas y de las punzadas en el corazón.
A pesar de todo, y por eso mismo, a pesar de nada, sólo hace falta perderse en esos ojos infinitos de los niños para creer en esa magia de los Reyes Magos y estar tan seguros, como ellos, de que sí, de que existen de verdad, de que todos estamos aquí de puro milagro y eso es siempre el mayor regalo que se nos puede hacer cada día cuando nos levantamos y vemos el amanecer. Y eso nadie nos lo puede quitar.
Todavía estamos en esos días en los que es Papá Noel quien sigue diluyéndose en la estela que deja su trineo por esos cielos. Pero, mayoritariamente son Melchor, Gaspar y Baltasar, a quienes esperan nuestros niños y gracias a los cuales las casas se llenan de ilusión por la magia de Oriente, por ese olor a camello, por ese anís, esas zapatillas colocadas estratégicamente para que los Reyes sepan quien es cada quien. Y que se refleja perfectamente en esas cartas con los deseos infantiles escritos en ellas y que no tienen otro destino que el de la esperanza de los niños, esperanza que irá transformándose con los años.
Pero también cuenta la leyenda que uno de los tres Reyes llegó más tarde al portal porque lo entretuvo su generosidad, su empatía con los más necesitados, su capacidad para ponerse en el lugar de cada pobre que se iba encontrando, sus ganas de socorrerlos, hasta el punto de dejarse por el camino muchos de los regalos que llevaba al portal porque los fue entregando a todo aquel que los necesitaba con más urgencia.
Llegó más tarde al Portal, pero lo hizo con la convicción de que había hecho lo correcto y eso forma parte también del milagro de la Navidad.
Nuestros niños, nuestros nietos, reciben con esa maravillosa alegría y esos nervios, los regalos de los Reyes Magos. Pero recordad que hay uno de ellos que tarda más porque se dedica a ayudar por el camino a quienes lo necesitan. Y está también por aquí. Échales una mano.
Patricio González
La Política y las Redes Sociales
En una entrevista publicada en 2016 en el periódico ‘El País’, el sociólogo polaco Zygmunt Bauman alertaba de que «las redes sociales son una trampa». Este intelectual, que es, quizás, una de las voces más lúcidas del pasado siglo XX y principios del XXI lanzaba esta advertencia porque consideraba que las redes sociales conllevaban que las personas que transitaban por las mismas «se encerraban en sus propias zonas de confort» y solo escuchaban el eco de su propia voz.
En una entrevista publicada en 2016 en el periódico ‘El País’, el sociólogo polaco Zygmunt Bauman alertaba de que «las redes sociales son una trampa». Este intelectual, que es, quizás, una de las voces más lúcidas del pasado siglo XX y principios del XXI lanzaba esta advertencia porque consideraba que las redes sociales conllevaban que las personas que transitaban por las mismas «se encerraban en sus propias zonas de confort» y solo escuchaban el eco de su propia voz.
En todos los sentidos y ámbitos, porque solemos circunscribir su lado perverso al privado y personal –que lo tiene–, pero su impacto real en el ámbito común es cada día mayor y más evidente.
Desde hace unos meses, la crispación en el debate político español –y mundial– va a más. Seguramente la tan traída y llevada polarización tiene buena parte de culpa. Pero no toda.
Los políticos ya no hablan para atacar a los integrantes de las restantes formaciones políticas. Ni siquiera para defenderse de los mismos. Hablan (a veces ladran) con la mente puesta en las redes. Aspiran a que sus afirmaciones (y barbaridades) se conviertan en ‘tweets’ y en ‘re-tweets’ hasta hacerse virales y acaparar miles o millones de ‘Me gusta’ en la otra red social muy popular pero en decadencia.
Saben que a mayor salvajada, más eco. Cuanto más grueso sea el insulto y la falta de respeto, más ‘candela’ hay en la red y el político piensa que mayores seguidores.
Al menos eso es lo que creen, porque con suerte el tiempo les descubrirá que esa ciénaga en la que han convertido todo es la zona de confort de la que hablaba Bauman.
Patricio González
Sesión de control ante el Juez
Las sesiones de control por los escándalos que sacuden al Ejecutivo de Pedro Sánchez se han trasladado esta semana de algún modo al Tribunal Supremo y a los juzgados de la Plaza Castilla de Madrid, donde han declarado Víctor de Aldama, Koldo García y Begoña Gómez. Tres nombres propios muy vinculados por diferentes causas al presidente del Gobierno que le han marcado la agenda pública, con testimonios que lastran su empeño por retomar la iniciativa política y a la espera de las comparecencias en próximos días de su hermano David y del fiscal general del Estado.
También el exministro José Luis Ábalos como supuesto autor de cuatro delitos, a pesar de su comprensible esfuerzo autoexculpatorio . La sucesión de graves imputaciones vertidas por el «nexo corruptor» contra Ábalos y su exasesor Koldo, a quienes sitúa como una especie de recaudadores de una caja B del PSOE y destinatarios de comisiones a cambio de adjudicaciones en contratos públicos, no sólo recuerda que debe prevalecer la verdad judicial al final del camino. Refleja la nula catadura de unos sospechosos enredados en presuntas entregas de miles de euros a tocateja, mordidas, chalés comprados con dinero de origen presuntamente ilícito y «pisos para encuentros con señoritas», entre otros pasajes que describen la bajeza de sus andanzas. En el caso de Koldo, se añade un incremento patrimonial de 1,5 millones en apenas dos años que el interesado no pudo explicar «de cabeza» en el momento al magistrado.
No conviene olvidar que el día en que Aldama ponía el ventilador, la Guardia Civil detenía a sus testaferros por el fraude de los hidrocarburos que le había llevado a ella. Flaco favor hace al Gobierno que personajes como él se hayan adentrado con tanta facilidad hasta la misma cocina. Es difícil para el Ejecutivo negarle cuando se ha presentado como su representante en el polémico encuentro con la vicepresidenta de Venezuela en Barajas, mediara en el rescate de Air Europa y se mensajee con ministros. Hasta que los partidos no destierren la turbia figura del conseguidor, detonante de algunos de los mayores escándalos de corrupción -‘Gürtel’, ‘3%’, ‘Púnica’ o ‘ERE’- y auténticas ‘máquinas del fango’, el sobresalto estará casi asegurado.
Patricio González
Tira y Afloja
Comparece Pedro Sánchez para hacer balance del año que termina y lo hace delante de un lema que dice ‘Cumpliendo’. Cabe preguntar con quién cumple -o cree que cumple- porque si escuchamos a Sumar, no es con ellos; si oímos a Carles Puigdemont, tampoco es con él; otro tanto con el Partido Nacionalista Vasco, y así hasta completar el arco variopinto de partidos que dieron su voto favorable a la investidura presidencial.
No es menos cierto que ahí sigue Sánchez y que no parece que vaya a caer en breve. Salvo, claro está, que los acontecimientos judiciales se precipiten, pero también está claro que, cuanto más débil esté el presidente, más tajada sacan los diferentes aliados parlamentarios cada vez que hay que afrontar una votación en el Congreso.
En el otro lado , el Partido Popular crece en las encuestas y es consciente de que el desgaste de imagen de Sánchez es su mayor activo. Pero los populares tienen a corto plazo un problema que es, de facto, su mayor riesgo a medio y largo plazo: si se alían con Vox, es muy difícil que los partidos nacionalistas sumen sus votos a una censura o a una hipotética investidura. Y por eso mismo, cabe intuir que si hay elecciones y PP y Vox suman mayoría absoluta, los de Abascal no se van a contentar con dar el sí a Feijóo y ser meros espectadores. ¿Aceptará el líder del PP dar a Abascal una cartera ministerial o incluso una vicepresidencia? Esa pregunta es la gran losa que pesa sobre el PP y sobre las opciones de un cambio en el poder en España.
El resultado es un tira y afloja que en apariencia no lleva a ninguna parte. Unos no se soportan pero no rompen y otros no dan un paso al frente porque son conscientes de que hacer tándem les deja aislados. En medio de ese choque de trenes está un país sometido a una polarización extrema pero con una economía instalada en un boom del consumo que ya veremos cuánto dura y qué nivel de endeudamiento nos deja. El público, al menos hasta la fecha, está desbocado y en algún momento habrá que pagar la factura (y con intereses).
Sánchez llega a estas navidades convencido de que está «cumpliendo» pero lo único seguro es que van pasando los días sin que lo haga con la debida transparencia ante las diferentes sospechas judiciales en su entorno. Fiarlo todo a que el dúo formado por PP y Vox no tiene futuro es creer demasiado en las posibilidades de Sánchez. Claro que eso no es mucha sorpresa tratándose de Sánchez.
Patricio González
Ex Alcalde de Algeciras
Riego Democrático
Las democracias hay que regarlas. De lo contrario, se acaban marchitando. No vale con pensar que si atesoran decenios o incluso siglos de historia, se aseguran la inmunidad contra los movimientos autoritarios.
Lo estamos viendo ahora en Corea del Sur, donde la ciudadanía se ha echado a las calles en una especie de ‘primavera democrática’ ante el fracasado autogolpe de Estado del presidente. Y no estamos hablando de un país fallido, sino de una de las economías más pujantes del planeta, que sigue sentándose a la mesa de las grandes potencias y que goza del apoyo permanente de Estados Unidos.
Tres cuartos de lo mismo lo podemos decir también de Estados Unidos, donde el bipartidismo dejó de regar el jardín democrático y dio pábulo a un movimiento antisistema que agrupó intereses muy diversos y que finalmente fue canalizado por un magnate como Donald Trump. El resultado de esa combinación explosiva es un presidente electo que defiende teorías que van en contra del propio modelo de derechos y libertades que ha abanderado EE UU desde finales del siglo XVIII. Su condición de futuro presidente democrático es incontestable pero eso no quita para advertir de que con él peligra precisamente la democracia.
Es por ello que este modelo resulte una bendición al mismo tiempo que una imperfección: porque es tan generoso que deja la puerta abierta a su autodestrucción a partir del voto igualitario, que es la piedra angular de su arquitectura.
Hasta hace siglo y medio, este tipo de riesgos acababa y nacía en las fronteras de cada país. De esa forma, si un Estado optaba por ‘suicidarse’ en términos demográficos, el riesgo quedaba circunscrito a sus ciudadanos. Pero todo eso cambio a medida que la globalización se ha ido haciendo camino. Si Corea del Sur diese un vuelco de 180 grados y de la noche a la mañana dejase de ser una democracia, la economía mundial se resentiría. A eso habría que añadir la incertidumbre bélica, pues su vecino del norte está regido por un líder autoritario imprevisible.
Con Estados Unidos, los riesgos globales de una involución democrática crecen exponencialmente. No hay más que verlo con lo que puede pasar en los flujos migratorios y en el comercio mundial si Trump lleva a término dos de sus grandes promesas: el cierre de fronteras a los migrantes y una escalada arancelaria sin precedentes.
Son, por tanto, tiempos de zozobra. Razón de más pasa aprender la lección y garantizar que el riego por goteo de nuestra democracia funciona.
Patricio González
Que les vaya bien
Se han abierto las puertas del infierno, pero seguimos metidos en lo inútil. Ya empiezan a cansar los vanos debates sobre, por ejemplo, la composición de los Belenes, que inciden sobre asuntos de igualdad sexual, raza, respeto a los animales o cualquier otro tema en el que siempre hay militancia a toda costa. Incluso sobre religión, que ya es el colmo cuando se trata de una tradición católica. Si aburre tanto debate estéril, los chistes y los memes que circulan por las redes sociales llevan el empalago a que ya ni siquiera los miremos, o a que los borremos directamente sin leerlos. Siguiendo una incorregible costumbre española, la gente ha vuelto a dividirse, pero no exactamente en las dos Españas que decía Antonio Machado, sino en varias (nadie sabe el número), dos contrarias y de efecto ping-pong, muy combativas, rabiosas, manipuladoras y cabreadas, que a su vez se subdividen para que se haga verdad el aserto machadiano, que grita, maldice, acusa y berrea en tirio unos y en troyano otros (según gustos), y por otra parte una inmensa mayoría a la que le han quemado la capacidad de entusiasmo, y se deja llevar. Luego están los que se apuntan al reguetón, al naturismo a tope o a las profundas estéticas supremas, porque la realidad ya les da igual.
Hay una multitud que ha dimitido de casi todo y ya solo se interesa por aquello que afecte a su entorno o a cada cual personalmente. Hay una masa que no discute ni lo que se debe discutir, porque tiene miedo físico, salvo en las redes sociales, que en muchos casos se esconden en avatares de personas que expresan ideas que nunca lanzarían con sus nombres y apellidos. Luego hay quien dice algo que sabe que podría montar el cirio, y se monta, pero ya no estamos seguros de si quienes desencadenan esas broncas sobre asuntos graves o nimios en Internet son personas que así piensan, o empresas que se dedican a levantar liebres porque de rebote generan publicidad no declarada, o robots, que la inteligencia artificial está ahí (ya comenté el peligro que puede suponer). De tanto tensar la capacidad de apasionarse, se ha roto la cuerda y se ha generado la sociedad del tedio, y si hasta hace poco debatir sobre la composición de un Belén producía mucha adrenalina, ahora hay indiferencia o como mucho una leve sonrisa de compromiso para enviar la señal de que se sigue con vida.
La Navidad está empezando a ser parte de ese hastío. Lo importante es que en nuestro ámbito cultural hemos acordado hace siglos que esta noche nace un niño; pero no es un redentor, es el niño que todos llevamos dentro y que tenemos secuestrado. Es decir, debemos redimirnos a nosotros mismos, esperar que lo haga otro, además de egoísta, cómodo y entreguista, es inútil. Es mentira que sea la noche del recuento de los que se han ido; no se pasa lista de los seres queridos que ya no están, porque se echan en falta todos los días del año. Ojalá esta inminente Nochebuena dejemos libre al niño que somos todos y que no entiende de convenciones, solsticios, calendarios ni memoria, porque aún nada le ha pasado que pueda recordar, pero sabe todo sobre el amor, porque lo siente y lo expresa. Ese niño que ha de nacer no verá la luz en ningún pesebre, deberá aparecer en nosotros mismos. Eso es lo que quiero para mí y para todo el mundo.
Patricio González
Felicidad Incompleta
No ha sido este uno de los mejores años de mi vida, porque se han producido problemas de salud importantes, y también han surgido otras dificultades que se unían a las consecuencias de la pandemia (ahora le dicen poscovid), y el ambiente general de la crisis, la inflación y esa guerra que han montado unos pocos en la que están sufriendo muchos, y que nos afecta. Y también ha sido uno de mis mejores años porque, en lo personal, los obstáculos se han ido resolviendo favorablemente y ya sabemos que de esas dificultades se sale más fuerte y más interesado en lo importante que en lo urgente. Además, he sentido casi físicamente el apoyo de muchas personas y he descubierto que la gente de bien abunda, pero que en esta sociedad vamos con orejeras y a menudo no valoramos esas conexiones. Créanme quienes no hayan experimentado esta experiencia; nada hay más importante que eso, pero andamos despistados buscando oropeles y algodones de azúcar que generalmente poco nos aportan como seres humanos.
La vida son las personas que queremos y nos quieren, pero también toda esa gente que sufre por culpa de un sistema deshumanizado que solo vive de una abstracción: el dinero (y la falta de él). Antes de que nadie me felicite, me felicito yo por encontrarme en medio de un torbellino de afectos, y por ello tengo que dar gracias a la vida. Nada mejor que hacerlo por Navidad, que es cuando el solsticio hace que cada día haya más luz que el anterior. También es cierto que a mucha gente se le ha ido la cabeza detrás de lo urgente olvidándose de lo importante. Tal vez no sean malas personas, pero han sido arrastrados por el brillo fugaz de un fogonazo del que luego nada queda. Muchos de los que les va muy bien y no sienten inquietud alguna, es que viven en su torre de marfil y no les importa nada ajeno. Es legítimo buscar el equilibrio personal, la serenidad y la tranquilidad, que a menudo se ve alterada por causas externas, pero si nos quedamos en eso podemos sin saberlo estar cultivando el egoísmo, porque no somos nada sin el otro.
Seguramente están a punto de alcanzar la felicidad quienes no se entremezclan por la muerte injusta y terrible de las personas que se ahogan en la infernal ruta que desde la miseria pasa por las aguas malditas del Estrecho, y por las brillantes y festivas costas canarias, por las mujeres asesinadas sin explicación posible en Ciudad Juárez, en Guatemala, en Irán o en Afganistán, por los hambrientos de Somalia, por los alumnos y alumnas asesinados en Pakistán, por los normalistas masacrados en Ayotzinapa (México), por las familias que son echadas del techo que las cobija, por quienes, aun trabajando, tienen que acudir a Cáritas porque no les llega para comer ese salario que es hijo del mismo sueño abstracto ya nombrado, por las personas a las que la soledad ha cercado, por la gente que sufre dolor físico, por quienes las cuidan, por las decenas de miles de niños y niñas que, según Unicef, sobreviven bajo el umbral de la pobreza. Deseamos la felicidad justa, pero para quienes tienen conciencia, esa felicidad nunca es completa, porque hay demasiado dolor, demasiada desigualdad.
Patricio González
El colmo del disparate
Tenemos espadas afiladas y pieles muy finas. Se usa un sable justiciero cuando se trata de atacar posiciones contrarias, pero se sienten heridos apenas algo no concuerde con su ideal, sea de palabra o de obra. Y ahí chocamos con lo que entendemos por libertad de expresión, que es un derecho básico, pero al que por otro lado se quiere limitar según nos convenga.Te pueden condenar por hacer un chiste sobre Carrero Blanco, pero luego te llaman de todo. Se alega grosería, cutrerío o mal gusto. Pero ¿qué es el mal gusto? ¿Lo que no me gusta a mí?
Decir tonterías, disparates, incongruencias, sandeces y ofensas con una sonrisa es una especie de facultad que se entrena, porque alguien que es realmente imbécil, simplón o ignorante no tiene la capacidad de soltar una estupidez en el momento exacto en que conviene a ciertos intereses, que es cuando se necesita hacer ruido. Por eso, armar discursos insensatos o necios forma parte de un sistema perfectamente calculado para lograr determinados propósitos.
Hay cerebros superinteligentes, muy pocos, pero es falso que haya cerebros escogidos, personajes superiores y entidades que nos sobrevuelan. Todo eso forma parte de una idea confusa que siempre ha funcionado cuando el ser humano está en situaciones muy difíciles, que es casi siempre porque la vida es muy complicada. En realidad, permitir que esas creencias alucinantes tengan tanto seguimiento forma parte del despiste del mago. El mejor truco del diablo es convencernos de que no existe, aquí es al revés, se mira para otro lado para que se extienda la creencia en todo ese universo de cómic apocalíptico y se pueda actuar con la realidad tangible sin que nos demos cuenta. No hay conjuras ocultas con rituales bizantinos o medievales, pero sí que hay truco, y el mayor elemento de distracción de la realidad es el gran entramado de medios de comunicación que finalmente nadie controla porque a estas alturas el mecanismo funciona por inercia, y no hay una persona, una corporación o un comisionado que sea capaz de pararlo o siquiera hacerlo cambiar de dirección.
Todas esas personas que pueblan el surtidor de supuestas noticias diarias y que se descuelgan con declaraciones imposibles, frases sin significado o mentiras muy obvias, son en realidad personas entrenadas en armar barullo, de manera que no sea posible hilvanar discurso coherente alguno que tenga sentido. ía. No hay conspiraciones, solo ineptitud.
Patricio González
Langostinos de Castilla
Este fin de semana, tras arduas conversaciones, hemos decidido el calendario e intendencia de las cenas y comidas familiares de Navidad. Son negociaciones delicadas, partidas de billar a varias bandas: padres, suegros, cuñados, consuegros… el “cuñao” que no nos falte porque de esa manera siempre está garantizada la discusión correpondiente a estas fechas.
Hay que poner cara de póker, impasible el ademán, para librarse de los turrones y los vinos, compras que suelen poner en el disparadero, aguantar hasta el último momento y, en el instante preciso, en ese preciso momento, levantar la mano y decir con toda propiedad: «Yo me encargo de los langostinos».
Es la encomienda más sencilla: compras unos langostinos de Castilla y nadie rechista porque de tinto y turrón entiende todo el mundo, pero a ver quién es el guapo que es capaz de distinguir un langostino salvaje y rallado de Vinaroz de un langostino de Burgos, donde dicen que cuecen, congelan y comercializan 15 millones de kilos cada año, tienen un precio estupendo y con dos salsas entran igual o parecidos que los frescos de Sanlúcar.
Y reconozcámoslo, los debates prenavideños están llenos de buenos propósitos gastronómicos: «Podríamos preparar unas pulardas con salsa teriyaki», pero acabamos comiendo langostinos.
Son tan aburridos y antiguos que protagonizaron el primer plato de Perico Chicote, coctelero del régimen de Franco, rey de la salsa rosa y primer español que preparó un langostinos-cocktail allá por 1928. Sin embargo, hay quien asegura que si no se cenan langostinos en Nochebuena, es como si les faltara algo.
La Navidad es memoria: Raphael cantando el Tamborilero en el Teatro Real ante Carmen Polo de Franco, copita de Anís del Mono y langostinos dos salsas. Al final, el escritor Jean Genet tenía razón: «Crear es siempre hablar de la infancia».
Patricio González
A cuentas con el móvil
Hay muchas familias que pusieron un móvil en la mano de sus hijos cuando pasaron al instituto. ¿Las razones? Entre la presión social, que cuenta, y mucho, porque a esa edad ya son muchos los niños que manejan smartphone propio, y la necesidad, porque ese paso de nivel implica un plus de libertad y a los padres nos da vértigo soltar la cuerda sin tener un seguro de conexión.
Y cierto, hay un antes y un después, en muchos sentidos. Entre otras cosas, han perdido capacidad de atención hasta para ver una simple película o, más sorprendente aún, un partido de fútbol pese a ser tremendos futboleros.
Por eso me identifico plenamente con la ola de inquietud sembrada en las familias de media España, un runrún colectivo que clama a gritos la necesidad de regular su uso en manos de adolescentes.
No se trata de ponerle puertas al campo ni de cercenar a los nativos digitales un instrumento que, ojo, bien usado, es un filón de oportunidades, pero no podemos obviar que estos aparatos son también una ventana a la pornografía, al ciberacoso o a patologías vinculadas a la salud mental o a adicciones.
No es fácil meterle mano al asunto, pero de entrada me suena bien esa música de empezar a regular su uso en los institutos.
El móvil en ciertos entornos se convierte en un obstáculo y hay que ponerle límite. Prohibir su uso per se, fijando como límite una edad concreta, puede ser excesivo, cuando no inviable, pero sí se podrían fijar otro tipo de controles, que pasarían, por ejemplo, por cortarle un poco las alas a las grandes compañías del sector, que se frotan avariciosamente las manos ante tanta presa fácil, frágil y rentable para sus malditos algoritmos.
Patricio González
Las Otras Responsabilidades
Entre las lecciones que nos van dejando el caso Koldo y su conexión con las andanzas del empresario Víctor de Aldama está la necesidad de revisar los mecanismos que permiten que alrededor de quienes gestionan el poder público pululen personajes que, como se está viendo, utilizan las facilidades de acceso a los despachos del poder para su beneficio propio. Es más, los hay que incluso reciben reconocimientos públicos, como ha pasado con Víctor de Aldama, cuyos méritos desconocemos a día de hoy pero que fue agasajado por la Guardia Civil con una condecoración firmada por el propio ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.
Doy por sentado que Marlaska ni sabía quién era Víctor de Aldama cuando estampó la firma en el expediente que le pasaron con el inventario de proezas del empresario, un informe que lo hacía merecedor de honores. Pero por eso mismo hay que depurar responsabilidades y garantizar que en el futuro no sucede algo similar con algún otro pícaro.
Este lunes declaró el coronel de la Guardia Civil Francisco José Vázquez, que condecoró a Víctor de Aldama, y en lugar de poner luz sobre su actuación, se agarró a la normativa sobre secretos oficiales señalando únicamente que el comisionista había colaborado con la unidad antiterrorista que él dirige. El coronel endosó la responsabilidad de la propuesta de condecoración al comandante investigado en esta causa, Rubén Villalba, quien, según la investigación, habría recibido alrededor de 2.000 euros al mes pagados por Víctor de Aldama. Cuesta entender dónde encajan esos abonos en la estrategia antiterrorista, como también la excusa utilizada por el coronel para no dar más detalles. Es más, si damos por bueno el argumentario del coronel, acabará resultando que Víctor de Aldama tiene méritos para mayores honores y en lugar de investigarlo, hay que rotular las calles con su nombre.
Este y otros casos merecen consecuencias más allá de las que atañen a sus implicados. El ‘listillo’ de turno vive de las facilidades de otros que miran para no se sabe dónde y les dejan hacer. En eso también hay que poner el foco, porque vale que una vez un pícaro de estos se cuele en un despacho o en un coche oficial, pero que lo haga de manera regular es un fallo sistémico. A partir de ahí se producen los enriquecimientos irregulares y, por supuesto, los pagos a cambio de favores.
Sobre eso deberían preocuparse los diputados y senadores presentes en las diferentes comisiones de investigación pero sospecho que no lo harán. Se precisa valentía para ello.
Patricio González
4 de Diciembre
He leído en El País como un “ gracioso” nos califica a los andaluces como “Andalucistas de charanga y pandereta”. Por supuesto, lo dice desde Madrid. Como también lo han dicho desde Cataluña.
Conmemoramos que no celebramos el 4 de diciembre. Y el mejor modo de conmemorar este Día de Andalucía es tomar conciencia de lo que somos gracias a lo que fuimos, o sea, gracias al coraje de nuestros antepasados por no plegarse al modelo de sur que nos tenían planeado desde Madrid para arriba.
El mejor modo de conmemorar este día es tomar conciencia de que nuestra gracia, como interiorizaron los flamencos , es en todo caso un don, un desparpajo, un ángel transmitido por la sangre para dinamizar nuestra intimidad familiar, pero nunca para ser un chiste encapsulado para entretener a los señoritos con la charanga y la pandereta.
Nuestra mejor manera de conmemorar Andalucía es convencernos de que nuestra tierra no es la marca de nadie, no lo es ni de la izquierda que quiso envolverse en nuestra bandera (¡Qué bien lo explicó hace unos meses Alejandro en Algeciras!), ni de la derecha que quiere convertirla en marketing de sus propias conquistas, sino la tierra real que nuestros padres, nosotros mismos y nuestros hijos tenemos el reto de librar de la miseria, eternamente.
En este sentido y aunque ningún responsable político nos lo diga hoy porque aquí cada cual arrima el ascua a su sardina , hace falta recordar la esencia de lo que significa ser andaluz. Al contrario de lo que sucede en otras identidades de la Península, el andaluz no lo es por negación de los demás, sino por una inclusión generosa y desprendida, de todos los quieran ser de los nuestros.
Los andaluces solo tienen que sentir Andalucía, o pasar por aquí, para considerarse andaluz. No somos andaluces contra nadie, sino a base de los nadies y a pesar de ellos. No somos excluyentes de ninguna otra condición, y podemos votar a quien nos da la real gana, no como cuando nos entregaban en los cortijos la papeleta de sitio. Esa ha sido una de las máximas conquistas de Andalucía. Y nuestro día es el 4 de diciembre.
Patricio González
El Partido Socialista sigue negándose -al menos a día de hoy- a sumarse a la moción de censura contra el presidente valenciano, Carlos Mazón, que plantea Compromís y se aferra a que lo que toca es que el Partido Popular quite al actual dirigente y ponga en su lugar a alguien de «perfil técnico» para asumir el reto urgente de la crisis por la DANA, para después convocar elecciones y que decida la ciudadanía. Por su parte, Carlos Mazón se aferra al cargo y designa como encargado de la «reconstrucción» de las zonas afectadas a un militar con experiencia en labores similares en Afganistán. Se ve que no encontró en su grupo parlamentario ni en su partido a alguien con el perfil preciso.
Detrás de ambas decisiones se esconde un mensaje que, si no se aclara, provoca malos entendidos y finalmente contribuye al descrédito de la política. Que es lo mismo que decir al debilitamiento de la democracia. Me refiero a esa tesis de que todos los males que sufrimos tienen su principio y final en «los políticos», de manera que cuando hay problemas, la solución debe buscarse en otro lado.
Recordemos, por ejemplo, qué fue lo primero que se pidió cuando se vio que la DANA había provocado un desastre, tanto en víctimas mortales como en daños materiales: «Que venga el Ejército». Y también se reclamó, incluso desde la propia Generalitat Valenciana y desde la dirección nacional del PP, que se pusiera a los mandos de la operación al jefe del Estado Mayor.Mensajes como esos calan entre los mismos que hace unos pocos años compartieron encantados un vídeo donde una joven decía que la política española era un desastre y que hacía falta un líder que sacase al país del agujero en que estaba. Incluso siendo bien intencionado el discurso -en aquel caso no lo era, pero se camuflaba perfectamente su intención final-, esas proclamas son la antesala del fin de las democracias. Y hay puertas que, una vez abiertas, son difíciles de cerrar.
En Valencia o en Madrid fallaron personas, con nombres y apellidos, pero no erró la democracia. A esta le corresponde articular las soluciones, como también depurar las responsabilidades en la esfera política e igualmente en la judicial si hubiera motivo para ello. Está bien que se despliegue el Ejército y que, además de la Unidad Militar de Emergencia, por allí desfilen cuantos soldados sean precisos, pero hasta los propios mandos lo han reconocido: la competencia para ordenar su trabajo es civil.
Que el barro no entierre la democracia.
Patricio González
El Mediador
El tiempo dirá si Víctor de Aldama es un nuevo Pequeño Nicolás que inventa una realidad paralela en la que solo habita él o si lo que cuenta sucedió con los pelos y señales que dice su entorno que en breve irá aportando. Sabido es que en el ámbito judicial a un investigado no se le exige la verdad, pero también lo es que mentir en sede judicial puede tener sus consecuencias, y ya el Gobierno anunció la inmediata adopción de esas medidas.
Dicho lo anterior, lo innegable es que Víctor de Aldama existe, que se reunía con el todopoderoso asesor del también todopoderoso en su día ministro y secretario de Organización del Partido Socialista, que lo colaron en primera fila en actos de esa formación política y que alguien le facilitó hacerse una foto con Pedro Sánchez. Luego, si damos por bueno lo que se va sabiendo de las investigaciones judiciales que le afectan (la del caso Koldo y la del presunto fraude millonario con la venta de hidrocarburos), Víctor de Aldama era como el perejil: estaba en todas las salsas. Lo mismo participó en negocios de suministro sanitario en plena pandemia que en otros que tenían que venir con el régimen casi dictatorial venezolano, además de su querencia por el fútbol y los negocios anejos al balompié.
Las comparaciones son siempre odiosas pero, para que nos entendamos, Víctor de Aldama era algo así como el Mediador . Comía con este y con aquel, tenía los teléfonos de casi todos, entraba por aquí y por allí, repartía (presuntamente) algún dinero, hacía favores, facilitaba negocios a terceros y, por lo que dijo en sede judicial, mantiene intacta la memoria. Ahora habrá que ver si, además de su relato verbal, tiene pruebas. Solo con su inventario de mensajes de móvil nos podemos entretener durante semanas y se le puede hacer muy largo el invierno al Gobierno de Pedro Sánchez, por más que el presidente diga que todo lo contado hasta la fecha es una «inventada».
A expensas de ver cómo termina la instrucción judicial, alguien tiene que explicar cómo llegaron allí, cómo fueron todo facilidades, cómo acceder a contactos ministeriales fue tan sencillo e incluso cómo posar con Pedro Sánchez era posible para alguien que no tenía cargo público ni orgánico. Esas preguntas deben tener respuesta ya y las derivaciones judiciales nos dirán en algún momento si también hay responsabilidades por las que pagar ante el banquillo.
Patricio González
Úlcera Democrática
Parecía difícil superar lo de Víctor de Aldama y su declaración en forma de bomba de racimo, pero llega Juan Lobato, líder (al menos hasta anoche lo era) de los socialistas madrileños y, cuando recibe documentación sobre la negociación entre la pareja de Díaz Ayuso y Hacienda para que el primero se libre de ir a la cárcel, decide acudir a una notaría a dejar constancia de quién le mandó la información y de los mensajes que la acompañaron.
Y solo unas horas después de que el periódico ‘Abc’ revelase esa decisión de Lobato que seguramente le costará el cargo al frente del PSOE madrileño, aparece la Guardia Civil con un informe que estrecha el cerco en torno al fiscal general del Estado, cuya continuidad también está en entredicho.
Son dos episodios más de un país que vive entre la sensación de que se ha perdido el control de la situación y de que el deterioro institucional no tiene fin. Una impresión que se extiende a diestra y siniestra, porque tampoco es cosa menor que la pareja de la presidenta de Madrid hiciera de su capa un sayo en materia tributaria y que luego reconociese los delitos para rebajar la condena.
Si damos por bueno eso de que todos somos Estado, habrá que admitir que cuesta serlo en días así. Como también es evidente que hay un puñado de hombres y mujeres para quienes lo del Estado les trae sin cuidado y que aprovechan su paso por las instituciones públicas para sacar la mejor tajada posible.
Después es innegable que el país sigue funcionando, que la economía nos dice -al menos en los grandes números- que casi todo va bien, y que el consumo se dispara de nuevo ante la proximidad del Black Friday y las compras navideñas. Pero España no será el primer país de nuestro entorno que asiste al milagro de que su economía logra caminar por su cuenta y se desvincula de las miserias de la vida política. No hay más que mirar a muchos momentos de la economía italiana, que fue paradigma de esa aparente contradicción.
Sin embargo, el desasosiego sigue ahí. Lo que está pasando, lo que estamos viendo, lo que va aflorando produce una especie de úlcera en el estómago de la democracia. La resaca de ese proceso es la desafección, el descrédito y finalmente la multiplicación de un discurso antidemocrático que sostiene que lo mejor que puede pasarle a este país es dinamitar el sistema y reinventarlo. La corrupción lo acaba destruyendo todo y en ese solar solo construyen los enemigos de la democracia.
Patricio González
Ex Alcalde Andalucista de Algeciras
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Españoles en Bruselas
Pues parece que al final Teresa Ribera será comisaria europea, nada menos que la número dos del Ejecutivo comunitario. Al final, un acuerdo entre populares europeos, socialistas y liberales ha desbloqueado el conjunto de nombramientos, incluyendo en el acuerdo que la italiana Meloni tenga su comisario y que hasta Orban cuente con el suyo, aunque con una cartera competencial recortada.
El veto del Partido Popular a Ribera complicó que Ursula von der Leyen contase con el colegio de comisarios que se había pactado inicialmente. Nos encontramos entonces con una situación sin precedentes y que ayudó a incrementar el desgaste de la UE como espacio común en el que teóricamente se aparcan los intereses de cada país en beneficio de un proyecto conjunto. Finalmente el PP europeo deja solo al español, si bien también los socialistas se han visto obligados a olvidar una línea roja que ellos habían marcado: llegar a un acuerdo con la ultraderecha o, si no directamente, sí con los populares como interlocutores.
Eso no quita para destacar que también el Partido Socialista y la propia Teresa Ribera han cometido errores. El primero fue presentarla como candidata al Parlamento Europeo para que, a las primeras de cambio, no recogiera el acta ganada en las urnas. De esa forma, Ribera se mantuvo en el Gobierno de España por si no le salía bien lo de ser vicepresidenta y comisaria europea. Esa interinidad en el Ejecutivo no era de recibo, como tampoco acertó Ribera al mantenerse alejada de Valencia y la tragedia por la DANA. En los momentos críticos, los detalles cuentan mucho más que en las jornadas ‘normales’ y por eso mismo tuvo que haberse desplazado a Valencia.
Dicho lo anterior, un país tiene que alegrarse de que uno de los suyos tenga un puesto relevante en un organismo internacional que, además, afecta a las políticas a aplicar en el Estado de origen. Eso vale para Ribera igual que valió para Manuel Marín, Abel Matutes, Marcelino Oreja, Loyola de Palacio, Pedro Solbes, Joaquín Almunia, Arias Cañete y Borrell, esto es, hombres y mujeres del PP y del PSOE que tuvieron cartera en la Comisión. Lo mismo cabe decir de Luis de Guindos en el BCE o Nadia Calviño en el BEI. Salvando las comparaciones, esto es como el que no se enorgullece de un futbolista español de élite si este milita en un club extranjero.
Cuando Ribera asuma la cartera europea, lo que toca es reclamarle que eche una mano. Y, ya puestos, que vaya a Valencia.
Patricio González
El Equipo de Trump
A cuenta gotas, Donald Trump va desvelando los integrantes de su gobierno. O más bien los candidatos, pues en Estados Unidos hay que pasar por una aprobación del poder legislativo, una especie de contrapoder que deja en parte de serlo cuando el inquilino de la Casa Blanca tiene mayoría en las dos cámaras, como es el caso. Pero siempre puede haber sorpresas.
Medio mundo se está rasgando las vestiduras con los nombres que ha ido anunciando Trump, como si estuviese consiguiendo el imposible de superar el listón de la infamia que supone el propio presidente electo. Pero tampoco hay que sorprenderse. A fin de cuentas, la dinámica de las campañas en Estados Unidos funcionan de la siguiente manera desde hace décadas: los que dan un paso al costado en la lucha por la candidatura presidencial se quedan esperando a ser compensados y, en paralelo, los que más dinero ponen en la campaña también marcan los días en el calendario a la espera de recibir la llamada para asumir un cargo.
Eso es lo que explica el ADN de los hombres y mujeres que ha elegido Trump. Así, si aparece entre ellos Robert Kennedy fue porque abandonó la carrera por la candidatura y se entregó a los brazos del magnate, otro tanto se puede decir de Marco Rubio, que pasó de despotricar de los modos de Trump para pedir el voto a su favor, mientras que lo de Elon Musk obedece a una dinámica empresarial al más puro estilo capitalista: el hombre más rico del planeta invirtió en Trump y ahora espera rentabilizar el capital entregado.
En Europa, por contra, los lobbys y las apuestas empresariales funcionan en las sombras. Todavía está pendiente de regular en España el trabajo de los grupos de presión, que abarcan todo el arco parlamentario: desde José Blanco hasta el también exministro Montoro o el propio Pablo Casado. Ellos y sus clientes también se mueven en los pasillos de las cámaras, consiguen que las puertas ministeriales se abran con facilidad y al final cuelan por ahí sus intereses.
Es otra forma de verlo: a lo bruto -o sea, como Trump- o a hurtadillas.
Patricio González
Ex Alcalde de Algeciras
De Vergüenza
La única manera de entender lo sucedido a nivel institucional antes, durante y después de la tragedia que ha provocado la DANA en Valencia y en una localidad albaceteña es recurriendo a Gila. Les recomiendo que tiren de memoria o busquen en internet las actuaciones en las que el genial humorista madrileño, con un casco militar en la cabeza, ridiculizaba lo disparatado que era una contienda militar.
Lleven aquel auténtico diálogo de besugos que se inventaba a las últimas semanas. Desde hacía días la Agencia Nacional de Meterología advertía de que se avecinaba una DANA monstruosa. A primera hora de la del 29 de octubre declaró el nivel rojo de emergencia.
Uno descolgó el teléfono para advertirlo. El que le contestó le dijo que no le molestara, que tenía al mediodía una comida muy importante. Le remitió a otra responsable regional.
«No sé ni de lo que me hablas, este cargo me lo dieron porque se paga muy bien». Y el temporal se avecinaba. Pasaban las horas y más llamadas entre Madrid y Valencia. «¿Cómo va la cosa?», preguntaba uno. «¿Qué cosa? Estoy comiendo», respondía el otro. Y así hasta que pasó la catástrofe.
¿Y después? Más de lo mismo. «La culpa es tuya». «No, es tuya». «Tenías que haber actuado tú». «No, la competencia era tuya». «Que no, que era tuya…». «¿Y la población?» «¿Quién? ¿A quién carajo le importa? Yo estoy aquí para gobernar, cobrar muy bien y joder al adversario político». Y así hasta hoy. Los sesenta y nueve pueblos afectados convertidos en trincheras llenas de barro y el casco de Gila agujereado.
Y van más de doscientos veinte muertos y más de sesenta desaparecidos.
Discúlpenme por tirar de un humorista para describir esta realidad. Después de tanto llorar es más que necesario. Un abrazo a todos.
Patricio González
Ex Alcalde Andalucista de Algeciras
Al medir, contaremos
Supongo que, todo lo que escriba sobre la catástrofe de Valencia habrá sido dicho y analizado cien veces por comentaristas, políticos, ciudadanos con peso social y por la tertulia de cada cual en el cortado del bar Coruña . Y lo que te rondaré, morena, pues nos quedan plenos del Parlamento Valenciano y del Español, con sus larguísimas comisiones de investigación que permitirán a nuestros locuaces políticos maniobrar para buscar culpas en otros al tiempo que tratan de sacudirse las suyas. Ni en circunstancias tan tristes y desoladoras dejarán de enfangar la política. Es que no saben hacer otra cosa.
La realidad se impone en estos momentos, y lo que hace falta es tratar de devolver la normalidad a 78 municipios de Valencia, una extensión que equipara el daño a una guerra brutal que se produjo en minutos. Todo lo que no sea eso, sobra.
Es fundamental y prioritario quitar todo lo que hoy son toneladas de basura y hace dos semanas era el mobiliario de las familias, el coche en el que se iba al trabajo o incalculables objetos con valor emocional que ya nadie puede clonar. La salubridad es vital, hay peligro de infecciones y una larga lista de males que todos hemos oído enumerar mil veces en estos días. Actuar con la mayor celeridad sobre lo urgente es lo que toca, pero cuando esté todo limpio es cuando empieza una batalla en la que no se puede perder el paso. Porque han sido arrasadas miles de hectáreas de cítricos de todas clases, actividad en la que Valencia destaca, que produce trabajo y riqueza colectiva. En muchos lugares, la riada ha arrancado los árboles de cuajo y los ha convertido en basura. ¿Saben lo que cuesta roturar la tierra de nuevo, construir canalizaciones de agua, replantar miles de árboles frutales? Los cítricos no empiezan a producir inmediatamente, necesitan años para que crezca una naranja, un pomelo o un limón, y las cosechas de los primeros años van de menos a más, no son tomates o calabacines, cuya cosecha es inmediata.
Otro asunto es a ver cómo se ponen de acuerdo para determinar qué hacer con las reconstrucciones, porque si volvemos a levantar viviendas en un cauce inundable estaremos condenando a esas familias a lo mismo dentro de varias décadas, pues todavía hay memoria de lo que se llevó el Turia por delante hace más de medio .
También debe ponerse especial vigilancia en quienes quieren hacerse de oro con las adjudicaciones imprescindibles en la reconstrucción. Es cuestión de dinero, sí, pero no solo de dinero. No bastan un par de Consejos de Ministros. Acometer esa tarea necesita limpieza, dignidad, generosidad, trabajo, dedicación plena y política (de la buena). Va a ser duro, quien no se vea capaz de aguantar el tirón, que nos haga el servicio de dar un paso a un lado, por favor.
Patricio González
Las Víctimas, lo Primero
Las víctimas de Valencia son lo primero. Es una obviedad, pero vivimos tiempos en los que hay que insistir en lo obvio. Porque es inconcebible que cuando todavía quedan muertos por encontrar, o cuando aún hay cientos o miles de personas sin servicios básicos garantizados, el escenario de pesadilla en que quedó convertida parte de la provincia valenciana se haya convertido en tatami para la disputa política más ruin y encarnizada entre partidos sin tener en cuenta lo importante y grave como son las víctimas.
Es cierto que se han cometido muchos errores, unos por negligencia y otros por incompetencia. Se ha llegado mal y tarde. Y es cierto también que hay gestores que habrán de asumir responsabilidades, tanto en la Generalitat como en el Gobierno central. Pero insisto, todo eso debe venir después, una vez se dé sepultura a las bastantes más de 200 víctimas mortales y una vez también los municipios afectados recuperen, aunque sea solo de forma parcial, una parte de su normalidad.
Esto de lanzarse ahora las culpas es tan inoportuno como la visita de los Reyes, Pedro Sánchez y Carlos Mazón a la zona cero, un despropósito que solo contribuyó a indignar aún más a los damnificados, al pueblo de a pie, y que, de paso, proporcionó un inmejorable plató a los cachorros del fascismo que por allí se presentaron.
El problema de fondo, insisto en mi argumento de siempre, está en que ya no se respetan las instituciones y que estas son manoseadas por los partidos para instrumentalizarlas en sus batallitas. En momentos tan catastróficos como este, este tipo de prácticas se antojan una falta de respeto.
Como ha sido una falta de respeto la actitud de algunos medios de comunicación y, en concreto, de algunos programas televisivos, reducidos a vulgares divulgadores de bulos y cuentajos.
Patricio González
Después de una pandemia en la que han fallecido en las residencias miles de personas mayores, no hemos aprendido nada, seguimos igual o peor.
Esta semana me quedo absolutamente petrificado con la noticia que acabo de leer en una prensa que sigo como es la canaria.
Es un tema recurrente para los medios de comunicación que a menudo queda reducido a una cifra, siempre cambiante y casi siempre, por desgracia, al alza. La última que ha trascendido habla, nada más y nada menos, de 330 personas mayores que ocupan una cama hospitalaria en Canarias a pesar de haber recibido el alta médica.
El enfoque, además de numérico, solo suele reflejar una cara del drama, o, en el mejor de los casos, pone las dos posibles en una misma balanza, como si pesaran lo mismo. La noticia nos cuenta que son mayores de los que sus familias «no pueden o no quieren hacerse cargo». Esa simple ‘o’ conjuntiva no hace justicia porque separa esas dos opciones sin apenas matices, como si fuera lo mismo no querer que no poder.
Es la coletilla más habitual en este tipo de informaciones y yo creo que su uso, aunque sin pretenderlo, insulta a muchas familias, estoy convencido de que a la mayoría, y de paso, salva el culo al sistema sanitario , que es, a mi juicio, el verdadero responsable.
Estoy convencido de que casi todo el mundo querría atender a ese ser querido que, de repente, queda encamado o con muy poca autonomía. El problema es cómo. El común de los canarios y canarias no cuenta con recursos para afrontar los cuidados que precisarían ese tipo de pacientes. Ni por tiempo, recursos, logística o conocimientos.
El drama de esos 330 mayores es, pues, otro agujero negro del estado del bienestar , producto de unas instituciones a las que les ha pillado el toro.
Cuando hizo falta colegios, se construyeron. Cuando hizo falta centros de salud, se levantaron. ¿Cuántos años llevamos reclamando centros sociosanitarios? Ya vamos demasiado tarde. Muchos morirán en el camino, sin ver este derecho atendido.
Patricio González
Descansen en Paz
A lo largo de nuestra vida, de alguna manera, hemos tenido la experiencia de vivir el viaje a lo desconocido de algún familiar o de algún amigo.
Quien se marcha lo hace hacia un mundo desconocido. Esto ha sido desde el principio de los tiempos.
Las diferentes culturas han hallado diferentes respuestas sobre el lugar hacia donde van los que se nos van. En nuestro caso (cristianos), lo razonamos en el hecho cierto de la muerte de Jesús de Nazaret. Añadiendo desde la FE, la resurrección de Cristo.
Lo que está claro es que desde la inmediatez, en nuestra vida se origina una gran pérdida que nos produce dolor y sufrimiento. Una herida que estará abierta mucho tiempo, quizás hasta el día que nosotros mismos marchemos. El duelo siempre estará ahí porque no puede haber olvido porque queremos que los que no están sigan estando presentes aunque el tiempo irá borrando recuerdos pero nos quedará siempre la sensación de que quien se ha ido está en el interior de nuestro corazón.
No es fácil experimentar lo infinito con alguien querido que se ha marchado pero si se consigue resulta inigualable porque solo se consigue si se está dispuesto a dejar la mente y el corazón abiertos al camino de la Luz.
Después de una de mis operaciones de corazón me encontré en un sueño que me conducía hacia una gran tranquilidad, me encontraba sereno y una luz iluminaba mi ser. Estaba bien y no sentía dolor alguno, pero el viaje no terminó sino que algo me devolvió al punto de partida y ahí me encontré rodeado de seres queridos.
De la paz infinita que gozaba volví a la vida para seguir sintiendo el amor de mis seres queridos y descubrir con el tiempo el tesoro que uno tiene con los amigos que te van apareciendo por el camino. Yo me quedo con esta percepción frente a la ingratitud y el rencor que otros fomentan.
Sentirnos parte de una sociedad que recuerda a quienes se han marchado supone recordarnos a nosotros mismos que nuestras vidas están sujetas a una realidad de la que no podemos huir. Tener conciencia de que nuestro caminar se realiza para alcanzar el infinito es la manera más madura de darnos cuenta de que el rencor y el odio no nos lleva a ninguna parte. Sentirnos familia, bien sea por miembros de sangre o por amigos, nos hace crecer. Tanto para los que creemos en la religión cristiana como para los que han decidido que su fe se basa en su manera de razonar su propia vida. Todos hacemos al camino hacia el infinito y todos somos acogidos y comprendidos por el que más nos quiere, para los cristianos Jesús de Nazaret, y que es igual al amor que tenemos las personas que sabemos perdonar de corazón, aunque puedan ser ateas o agnósticas. Descansen en paz todos los fallecidos po la DANA.
Patricio González
El estado de la pobreza
En España funciona mal la erradicación de la pobreza. Hay un desfase tremendo entre el potencial que tiene para remediarla y los resultados que se logran en los ámbitos sociales más precarios. Es una conclusión corroborada de modo pertinaz y con pesar por las entidades arremangadas para afrontar tanto multitud de casos individuales como el análisis de la situación en su conjunto. Según el decimotercer informe anual ‘El Estado de la Pobreza’, elaborado por la plataforma en España de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN), que en nuestro país engloba a más de 8.000 entidades sociales.
España cuenta con 12,3 millones de personas en niveles de pobreza y/o exclusión. Esto es , ni más ni menos , que 1 de cada 4 habitantes. Para conseguir el cumplimiento de los objetivos nacionales comprometidos con la Agenda de Desarrollo 2030 marcada por la Unión Europea, en esa penosa condición están 1,8 millones de personas más de las que debería haber en la actualidad. De todo esto no se debate. Ni en los parlamentos, ni en los medios de comunicación con mayor audiencia, ni en la sociedad civil que se rasga las vestiduras con cualquier asunto de muy menor repercusión. Todos comparten un mantra: “En España se vive muy bien y hay mucha calidad de vida”. Qué fácil es, desde una posición acomodada, darle una pátina de conformismo a un enorme fracaso.
En lo que va de siglo XXI, España está siendo totalmente ineficiente para solucionar los problemas estructurales que abocan a la marginalidad y que la cronifican. La gran transformación que se llevó a cabo en los años ochenta y noventa del siglo pasado sí propició una notable reducción del diferencial de prosperidad y bienestar respecto a los estándares de los principales países europeos. La autoría de aquellos logros fue coral, con muchas contribuciones acertadas desde la política, desde las entidades sociales, desde el mundo empresarial, profesional y sindical, para erradicar profundas raíces des subdesarrollo. Fue un esfuerzo de país, para dejar atrás el cúmulo de anacrónicos atrasos. Como también deben muchos, dentro y fuera de la política, corresponsabilizarse del estancamiento que se padece desde hace quince años, y que se evidencia en indicadores de educación, sanidad, empleo, renta, vivienda, natalidad, endeudamiento, despoblación, etc. Hay una confluencia demasiado intensa de inercias que están inmovilizando y dilapidando las capacidades de un país que en términos absolutos es la cuarta economía de la zona euro pero que es la peor para ofrecer a sus jóvenes opciones de trabajo bien remunerado y de vivienda asequible.
Este es un informe oficial con la metodología de la propia Unión Europea.
Patricio González
Ex Alcalde de Algeciras
Antonio Montiel triunfa en Málaga con una impresionante retrospectiva de su obra
Antonio Montiel vuelve a triunfar en Málaga, se consolida como “el pintor del alma” y arrastra a multitudes.
Su exposición magna, titulada: “De lo divino y de lo humano” ya que consta de una planta completa del Museo del Patrimonio Municipal de Málaga dedicada a la impresionante obra religiosa realizada reflejando lo más valioso y querido de la imaginería que suele procesionar por las calles de Málaga y provincia y otra planta completa, con retratos de grandes personalidades que le han sido cedidos para la ocasión.
Menos el que un día pintó de la Reina Isabel II de Inglaterra, por razones obvias, más de un centenar de obras muestran retratos de personajes populares.
Destacan el gran formato del Rey Felipe VI que ha sido cedido por el Estado Mayor de la Defensa en uno de cuyos regios salones luce, antesala de lo que siempre fue el despacho y sala de juntas del ministro del Ejército, ocupando un lugar muy preferente y destacado.
Y junto al del Rey Felipe, el retrato de su madre, Doña Sofía, la Reina emérita y ante los cuales todo el mundo se quería fotografiar.
Bueno, los que podían llegar hasta el lugar donde se encontraban, constantemente custodiados y vigilados con mucha discreción, ya que la exposición de Antonio Montiel movilizó a toda la Málaga cultural y social que no quiso perderse tan gran acontecimiento.
Nadie sabe si allí había quinientas, seiscientas personas o mas. Muchos ante la imposibilidad de acceder a las salas de Exposiciones de la Coracha, se volvían sin poder entrar: “Otro día vendré”, decían.
Y es que la Exposición de Antonio Montiel va a ser otro de los grandes atractivos que Málaga va a ofrecer en Navidad, junto a su ya espectacular iluminación de la calle Larios y la delicia de pasear por Málaga y gozar de su extraordinaria gastronomía. Se podrá visitar y saborear hasta el 6 de enero.
Muchas personalidades acudieron al acto y todos buscaban la casi imposible forma de acercarse al pintor para saludarlo, era un gentío, una muralla humana que lo impedía.
Ya tuvo Antonio Montiel otra multitudinaria ocasión de verse rodeado de cientos de amigos y admiradores, cuando presentó hace un par de años su libro en los salones del Real Club Mediterráneo y todos le pedían su dedicatoria.
Ahora, años después, Antonio Montiel se posiciona como otra gloria de la pintura andaluza y en su tierra, la tierra del genial Picasso, pone en su contraposición el realismo de sus retratos, de ese arte que ha sabido captar el alma del personaje.
Aunque motivos hay, no es para encasillar a Montiel como el pintor de aquella gran estrella que fue la fulgurante Marisol, su musa juvenil y la que ha marcado su vida, ya que la belleza y plenitud de su pintura demuestran es un gran artista y un extraordinario intérprete del retrato.
Una vida que el artista de Antequera (30 Agosto 1964) y que disfruta en Almogia la tierra de su padre, sus más plácidos y gratos momentos pintando y con tantos amigos, aunque desde niño residió en Málaga, la ciudad que lo quiere y admira, es una vida marcada por el éxito. Y que con esta exposición considera como la cumbre de su vida artística.
Málaga lo quiere y el alcalde, Francisco de la Torre Prados se lo demuestra arropado por tantos malagueños como acudieron a su llamada para asistir al acto inaugural.
Paco de la Torre dio una lección de afecto y admiración por la obra de Montiel. No cortó la cinta, inauguró, se hizo la foto y se marchó, sino que permaneció horas disfrutando de tanto arte, recibiendo los parabienes de cientos de malagueños y accediendo a posar en miles de fotografías.
Desde Villafeliche, en la comarca de Calatayud, donde el periodista aragonés José Luis Yagüe Ormad fue nombrado Hijo Adoptivo, llegaron expresamente el alcalde, Agustín Caro Esteban y su mujer María Ángeles Torcal para acompañar a Antonio Montiel que obtuvo en la localidad el Premio “Trevillano” que premia el tesón, el trabajo y la constancia y que este año ha sido entregado al ex entrenador nacional Vicente del Bosque.
Los dos alcaldes, el de Málaga Francisco de la Torre y el de Villafeliche, en Zatagoza, tuvieron un encuentro muy cordial.
El Alcalde de Málaga Francisco de la Torre y su mujer Rosa Francia vivieron el éxito de la inauguración de la Exposición de Antonio Montiel disfrutando el momento con muchos de los cientos y cientos de asistentes. Un retrato de Rosa Francia colgaba junto a los de Monstserrat Caballé, la duquesa de Alba, cantantes y artistas famosos así como. otros personajes de la sociedad malagueña, como la popular Remedios Nieto del Rio, que llegó desde Marbella acompañada de un grupo de amigos: Cristina Szekely, la viuda del abogado Torrebadella y otros muchos que asistieron al acto.
Entre ellos, estaban artistas como María José Santiago y ese entrañable cantaor que emociona con sus saetas y su cante y al que es una delicia escuchar, como es Adrián Martín, que nació con hidrocefalia y una malformación congénita en los brazos, pero que ha cautivado a medio mundo y que estuvo nominado incluso para los premios Grammy Latinos. Su enfermedad le obliga a mover constantemente la cabeza. Menos cuando canta que se queda firme.
De Vélez Málaga, no podía faltar tampoco Evaristo Guerra que es un entusiasta fan de la pintura de su colega Montiel.
Y también la nieta de aquella gran pintora naif y gran personaje malagueño que fue Mari Pepa Estrada.
Médicos como el veterano Portillo, abogados, magistrados como el juez José Godino y su mujer, el músico y compositor, ·fabricantes de estrellas de la Copla,· maestro Gordillo y su mujer, el director de Cope Marbella, José Antonio Gómez Giutiérrez, la periodista y presentadorta de Tv, Marialuz Aguilar Aguilar Galindo acompañada de su esposo, también periodista y un muy muy largo etcétera.
Y toda una larga lista como el grupo encabezado por Jorge Vales y María José Sanz Cagigas la hija del que fue tantos años director del Diario “Sur” y a quien Málaga entre otras muchas cosas le debe el homenaje y el recuerdo por haber creado la marca “Costa del Sol” que él comenzó difundiendo en el “Sur” para dar a conocer mundialmente los atractivos del litoral malagueño.
Texto de José Luis Yagüe Ormad
Fotos de nuestros enviados especiales, Rafael Jurado Cuevas-FOTOSOL y
José Luis García Pérez “CACHO”
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No me extraña que fuese tan multitudinaria la Exposición del Gran Pintor Retratista Antonio Montiel, es que es un Artista de un nivel muy Alto, para mí, el mejor Retratista que existe hoy en día, con razón le llaman «El Pintor Del Alma», porque pone corazón y Alma en todo lo que hace y plasma la personalidad de cada una de las personas que pinta, y además es una persona entrañable que todo el Mundo admira y quiere…¡¡¡Bravo Antonio, te mereces todos los elogios porque eres increíble y único en tu Género!!! Yo, no me pienso perder esta Exposición y ojalá y pueda felicitarte personalmente!.
Yo iré a ver esta maravillosa exposición a finales de noviembre -DM- Antonio Montiel merece todo el cariño de su Málaga querida, por genial y extraordinario pintor, por agradable y buena persona. ¡Un lujo inigualable para Málaga!