Cualquiera de nuestras actuaciones puede tener sus ventajas e inconvenientes, sus bondades y maldades, sus beneficios y perjuicios. Si dejamos a un lado la paja y nos dedicamos al grano, veremos que entre antojos y caprichos, nuestra convicción y fuerza de voluntad nos llevará al lugar que nos habíamos propuesto estar.
Vivimos en un tiempo y nos arraigamos a un espacio, las experiencias y vivencias nos hacen pertenecer a ese paisaje y paisanaje y perduramos en los mismos, a pesar de enfados y frustraciones, de huellas de sufrimiento que van marcando nuestras vidas.
Entre atrevimientos y complejos, celos y recelos, incomodidades y malestares, negamos lo evidente y denunciamos lo inexistente, aseguramos lo que no está en nuestras manos y dudamos ante lo que podríamos asegurar. Nos dejamos presionar con falsos juicios sobre aquello que no podemos demostrar.
Para conservar lo que tenemos nos paramos demasiado, damos muchos pasos atrás y pocos hacía adelante. Nos situamos fuera del lugar que nos corresponde y preguntamos lo que sabemos y no cuestionamos lo que ignoramos.
Superamos desafíos que se nos presentan en el camino y nos escondemos ante el miedo que nos provocan algunas pequeñas e incomodas cosas. Cuando nos dejamos llevar por el lado inesperado de la vida, hemos de soltar las riendas y confiar en la magia.
Necesitamos tiempo para entender las cosas y saber esquivar algunas sombras que aparecen en el momento más inesperado. Ante cualquier situación debemos saber esperar, aprender a respetar si realmente queremos disfrutar.
Nuestras historias están llenas de posibles, de que otra vez será y mientras superamos miedos, controlamos y gestionamos emociones, y entre miradas y diálogos vamos construyendo reparaciones y sumando comprensiones.
Somos sujetos de la necesidad, y entre sensaciones internas y resonancias externas, vamos estableciendo códigos y enlaces para hacernos entender y relacionarnos con los demás. Somos herederos de nuestros hechos y profetas de lo que sembramos en nuestro presente.
Entre el rigor , el ingenio y la amenidad nos distraemos haciendo viajes a lugares que tal vez jamás estaremos y de forma intensa y persuasiva nos sugestionamos y convencemos que hemos recorrido miles de kilómetros sin desplazarnos ni movernos del lugar en el que estamos.
El mundo está en permanente equilibrio , entre el humor y la tristeza , queremos tanto como sufrimos ,adictivos , reveladores y emocionados procuramos que nada ni nadie nos robe la vida y desafiamos los retos que nos ponen en el camino para comprender donde está el placer y la incertidumbre de lo desconocido.
Vivimos una época de cambios y revoluciones, entre beneficios y perjuicios, y nos vamos sorprendiendo con las novedades que la realidad nos ofrece y nos convencemos que rendirse jamás es una opción, que hay que luchar y batallar, saber decir que NO y aprovechar hasta el momento más nimio.
Aprendemos de lo bueno, lo mejor y nos tropezamos con lo malo y lo peor, pero descubrimos que nuestros recuerdos se imponen a los olvidos y tenemos el valor suficiente como para superar nuestras pesadillas.
Juan Antonio Palacios Escobar