Durante una de sus apariciones en Tele 5 el señorito jerezano que ha sido uno de los protagonistas de los Papeles de Panamá confiesa públicamente que es un alienado (extraterrestre), un loco (cosa que de inmediato un siquiatra tendría que avalar para que no ande por ahí diciendo chorradas) y un animal (un burro, sin duda).
Bertín Osborne que tanto atacó a Tele 5, utiliza ahora esta pantalla para lanzar exabruptos, poner de manifiesto su demostrada radicalidad (seguramente como militante o simpatizante del PP es lo que más le agrada) y realzar su espíritu antidemocrático en el mejor y totalmente desfasado en esta España nuestra, estilo franquista.
A Bertín Osborne le sale por las venas la intransigencia, el patrioterismo, el hacer daño en el mejor estilo PP, con colas en la frontera con Gibraltar de 15 horas, superando a las frecuentes que por orden de su amigo Rajoy y su poco diplomático ministro García Margallo se imponen en la frontera, haciendo daño a miles de españoles, trabajadores, familias, turistas y visitantes y a miles de turistas del mundo entero.
Las inhumanas colas del PP que han tenido a miles de españoles y extranjeros retenidos hasta tres horas y media sin poder moverse, ni para hacer pipi y a miles de coches españoles atrapados sin poder moverse, ni para adelante, ni para atrás, con niños, con ancianos (que se lo han hecho encima con su prostatitis) y con el balance de más de un turista fallecido en las inhumanas colas de Rajoy, que ahora, Bertín Osborne, con el más puro e intransigente estilo PP quiere ampliar a 15 horas.
La belicosidad del señorito andaluz, fusta en mano, se ha puesto de manifiesto en ese programa de Tele 5 presentado por un catalán. Castigo, castigo, es lo que se le ocurre a Bertín que como ha pasado por la vida sobrevolando, sin poner los pies en la tierra, nada más que de mansión en mansión, nunca ha bajado a la realidad de la gente que tiene que trabajar.
Como le recuerdan en las redes sociales, muchos miles de ellos levantándose muy temprano para ir a trabajar a ese Gibraltar que él, como Rajoy y Margallo, quiere aislar. El repudio a Bertín Osborne está creciendo de manera exponencial en el Campo de Gibraltar, después de que haya mostrado su coincidencia con tantos ultras antidemócratas que hacen gala de su patrioterismo barato pidiendo el cierre de la frontera.
Bertín Osborne habla despectivamente de los ingleses, como si fueran seres detestables. Su amigo Rajoy le tendría que recordar que 16 millones de turistas británicos están llegando a España; que es el turismo que más gasta y que su aporte de divisas ha sido fundamental para el despegue económico del que Rajoy presume. Y la Cámara de Comercio le tendría que enviar el concienzudo estudio que demuestra la influencia de la economía de Gibraltar en la cercana Baja Andalucía que gasta entre salarios pagados a españoles, compras, suministros, etc. un total de más de 1.200 millones de euros al año.
Bertín es tan antidemócrata, que no respeta la voluntad de un pueblo, que vota una y otra legislatura al mismo líder, al mismo gobierno. Y él en ese demostrado espíritu de algunos dirigentes del PP que así se han significado, quiere estigmatizar a Fabián Picardo porque, en aras del mejor espíritu medioambiental quiso crear unos arrecifes (iguales a los que colocó la Junta de Andalucía en cientos de puntos del litoral andaluz), para regenerar la pesca en la Bahía y acabar con el abuso del barquito de El Chotis (no hubo más pescadores que ese) que un día y otro arrastraba sus artes acabando con toda posibilidad de vida marina. Una vida marina que, gracias a esos arrecifes y aunque le pese a Bertín han contribuido a que los meros engorden y haya más pescado en la zona.
El Osborne, intoxicado como miles de españoles con la mentira de los bloques de hormigón, ha demostrado su espíritu intransigente de señorito de otro siglo y se ha ensañado con un político como el gibraltareño, que no le gustará (es difícil que un demócrata y más si es socialista, le guste), pero que ha situado como la tercera economía del mundo a Gibraltar, una ciudad que pequeñita, pero bien gobernada, crea puestos de trabajo y riqueza (legal, oiga), especialmente para los españoles, 800 más en los últimos meses, para alcanzar rápido los 20.000 trabajadores que cruzan a diario la frontera, incluido el millar de portugueses y otros comunitarios que aquí sacan a su familia adelante.
Entre esos trabajadores ya se ha corrido la voz de la intransigente propuesta de Bertín de querer cerrar y de imponer 15 horas de cola y se habla de boicot a Bertín. Si le tiran algún tomate o huevo podrido cuando aparezca por estas tierras al Sur del Sur, se lo ha buscado.
Bertín Osborne, utilizando los tópicos o la intoxicación es otro más que dice la falsedad de que Picardo vive en Sotogrande. No es cierto. Como tantos británicos de los dos millones que se compraron casa en España e invirtieron en este país sus ahorros, Picardo hizo inversión inmobiliaria en Benahavís y en una vieja casa que compró hace ya muchos años en Sotogrande. Pero no vive ahí. Es una falsedad de la propaganda y la intoxicación que parece quiere pretender que no haya inversión británica en España, que nadie compre casas en España, aunque haga mucha falta esa inversión para revitalizar el sector del turismo residencial.
Y claro que a Bertín, como a otros muchos patrioteros que andan por ahí, lo que les mola es castigar a Gibraltar, cerrar la frontera, imponer un canon como aquel del fracasado bordillo (de 100 euros quiere) para entrar o salir y otras fórmulas en el más puro y desfasado estilo franquista y antidemócrata.
Increíble, pero así se manifiesta este animal (¿burro?) de Bertín Osborne. Como para votarle.
Antonio García