En estos tiempo extraños. En esta Navidad con miedos que estamos viviendo en la que nos dicen a diario que hay que salvar la Navidad. Pero la Navidad se salva sola porque es, ante todo, un misterio de infancia. Por eso es tan sagrada. Pero todos hemos crecido demasiado. Dicen que ser niños es vivir en la ignorancia. Y tal vez sea cierto.
De pequeños creíamos que los árboles más altos tocaban con sus ramas el cielo. Ahora ya hemos descubierto que el cielo está infinitamente lejos de nosotros. Y sabemos que era preferible aquella ignorancia a esta ciencia.
Hemos crecido, nos hemos llenado de grasa, nos hemos amordazados con títulos y premios, hemos hecho tarjetas de visita. Ya somos adultos, hemos dejado atrás la leche y los tartamudeos.Y aquí estamos, aterrados ante el mundo, y la vida. Hasta la esperanza se ha avinagrado y prostituido en nuestras manos.¿Han visto ustedes cómo esperan los niños a los Reyes?. No pueden aguantar la espera, arden sus ojos y sus almas, pero su espera no es torturadora, sus miradas se encienden, pero no vuelven vidriosos sus ojos. ¿Sabéis por qué?. Porque los niños nunca se preguntan si lo que vendrá el día de Reyes es hermoso o feo, magnífico o terrible. Ellos saben que lo que viene siempre es hermoso. Lo único que ignoran es qué clase de hermosura tendrá lo que va a llegar. La suya es una esperanza gozosa porque es cierta.Pero el adulto no sabe esperar. Y espera, además, lo que no debe. No sabemos amar una cosa a menos que podamos rodearla con los brazos. Por eso la Navidad es vértigo, desconcierto, exceso y desbordamiento. Por eso la Navidad viene a quitarnos las caretas de la importancia con las que, a lo largo de la vida, nos hemos ido disfrazando, embadurnando nuestra infancia.Pero la Navidad es inmortal; al niño que fuimos puede arrinconársele, amordazársele pero no matarle. Y ese niño sigue estando ahí, dentro de nosotros. Grita y patalea dentro de nosotros. Y es así como estamos salvados en la medida en que la Navidad pueda resucitar al niño que fuimos.Por eso en esta Navidad, en la que el mundo tiembla de inflación, de refugiados y de guerra, de inestabilidad política, de paro y desesperanza, en esta Andalucía que está casi olvidando ya el sabor de la esperanza, la Navidad viene a despertarnos de tanto y tanto miedo y a enseñarnos a mirar la vida con los ojos ardientes con los que hace años esperábamos a los Magos.Este mundo odioso se mantiene en pie por la dulce complicidad de los santos, de los poetas y de los niños. ¡Sed fieles a los santos! ¡Permaneced fieles a los poetas! ¡Sed fieles a la infancia! ¡Y no os convirtáis nunca en personas mayores!. ¡Sed como Peter Pan!.Con estas tres fidelidades, el mundo sería siempre Navidad. Y la alegría sería mucho más ancha y fuerte que los miedos.
Patricio González
El Sonido de los Dioses
Sin descartar el tiempo y los afanes comerciales, la Navidad comienza allá por Santa Cecilia que es cuando se iluminan las calles de nuestras ciudades. Historia y leyenda se mezclan en la vida de esta santa que fue una distinguida mujer romana convertida al cristianismo y martirizada en el siglo segundo de nuestra era. Lo de erigirse, como patrona de la música se debe a que parece ser que cantó mientras sus verdugos la sometían al martirio.
Lo curioso es que en tiempos pasados la música fue un oficio de mendigos. Una tropa de menesterosos andaba por toda Europa mendigando un plato de sopa y un mendrugo negro a cambio de una copla cantada al son de sus desvencijados instrumentos. Más de una vez eran empujados, echados de las plazas, y corridos a palos a las puertas de las mansiones de los nobles donde se paraban a cantar a una joven damisela con ganas de echarse novio. Eran jóvenes, a los que llamaban de «la sopa boba» origen de los tunos. En la jerga universitaria «pasan el parche» (pandero en mano para recoger las propinas) o dar serenatas, a la luz de la luna, en que las mujeres corrían los visillos de las ventanas esperando que fueran ellas, soñadoras, las únicas elegidas para la serenata.
Sin embargo, el primer serenatero de la historia se cuenta que fue Pitágoras. Despertaba a sus discípulos por las mañanas, antes del desayuno de pan y miel, con su canto y el son de la lira. En una ocasión se encontró con unos jóvenes que «habían empinado en demasía el codo» y pidió que los tocadores tocaran la «melodía de las libaciones» para calmarlos y aconsejaba a los espartanos que entraran al combate «a las órdenes de la música». Cantar por unas monedas depositadas, por lo viandantes en un plato lo hicieron los músicos callejeros del metro de Londres que crearon el género musical del ‘underground’. La medida de la cultura musical se produjo a las afueras de un metro de Nueva York cuando un anónimo violinista interpretaba a Bach. Ninguno de los miles de viandantes se percató de que el violín era nada menos que un Stradivarius. Al tiempo que aparecían miles de músicos de calle por las principales ciudades del mundo, jóvenes de la nueva ola americana admiraban lo esotérico de Oriente mientras soplaban canutos de marihuana y ácido lisérgico y se alborozaban en la dorada California con el «haz el amor y no la guerra». Y así nació la música psicodélica, mezcla de rebeldía, pero también de sosiego y algo de misticismo. Pero esto ya lo habían inventado las antiguas civilizaciones de Mesopotamia o Egipto como remanso de paz que suponía calma para los males del alma. Escribe Jorge Luis Borges, citando a Benedetto Croce, filósofo, escritor y político italiano que, desde ese legendario momento, todas las artes aspiran a la condición de la música. El sabio Plotino ya había dicho que eleva el ánimo, estado de euforia y es un bien supremo como la Filosofía y el enamoramiento. Además de ser una herramienta útil para los trastornos cerebrales ayudando a los pacientes a recuperar habilidades lingüísticas y motrices porque activa todas las regiones del cerebro. Tomás de Aquino la asoció con lo divino y transcendente. Este poder mágico-religioso lo tomó el padre de la Iglesia Juan Crisóstomo que dotó a la música de la facultad de sacar al alma de la apatía. «Endulza el espíritu», decía «que a hombres, mujeres, agricultores y marineros procuran aliviar la fatiga que les produce su trabajo ya que el espíritu soporta más fácilmente las asperezas y dificultades si escucha una melodía o un canto». Algo de esto dijo Ulises cuando le preguntaron que por qué tocaba tan bien la lira y él respondió «que no era él sino el Dios Apolo que la puso en su mente, origen de toda armonía visible e invisible que engendra a las musas». De esta manera la música tocó los cielos. Fue lo que trastornó al filósofo Bertrand Russel cuando entró en la catedral de Notre Dame de París y al escuchar el canto armonioso del gregoriano de los monjes dudó de su ateísmo y se convirtió al cristianismo. «Dejarse llevar» por melodías o ritmos que responden a diferentes géneros musicales, diferentes momentos, diferentes pueblos, pero que siempre evocan a un amor, un encuentro, un viaje hasta un duelo por el que la música transciende a lo divino. La convierte en inmortal……como la Navidad.
Patricio González
Corrupción en Europa
Debo ser yo muy crédulo pero la verdad es que pensaba, creía y confiaba plenamente en que en seno de la Unión Europea todo era transparencia, controles y mecanismos para poner a raya cualquier atisbo de corrupción. Estaba convencido que todo lo referido a las instituciones europeas era rectitud y buen hacer. Siendo español y tan acostumbrado a los casos de corrupción creía firmemente que Europa era otra cosa pero ya veo que, como apuntaba el político francés Joseph Fouché en el siglo XVIII, «todo hombre tiene su precio , lo que hace falta saber cuál es».
El llamado Qatargate es todo un ‘golpe’ a la credibilidad y el buen nombre de Europa y las instituciones que lo integran. Este caso plantea la duda de cuántas veces han podido actuar los eurodiputados condicionados por los regalos y maletines ofrecidos por distintos países para inclinar una votación hacia un lado u otro con el único objetivo de beneficiar a estos gobiernos y beneficiarse ellos pese a ir en contra del interés general de los ciudadanos europeos.
Uno de los detenidos y principal sospechoso de esta trama es el italiano Pier Antonio Panzieri que durante 14 años fue eurodiputado y ocupó puestos de responsabilidad en temas vinculados a países del Magreb. A saber lo que pudo mover y percibir en ese tiempo.
Las instituciones comunitarias se enfrentan a un nuevo reto y una tarea compleja, restituir su credibilidad y aniquilar toda sombra de sospecha llegando hasta el final en esta investigación. Asimismo se hacen necesarios reforzar los mecanismos de control para evitar que aquellas personas que tengan precio ocupen puestos de responsabilidad y puedan tomar decisiones.
Un ejemplo claro y muy duro: en 2010 hubo una reunión entre el Presidente de Francia, Nicolás Sakozy, con el entonces Presidente de la UEFA, el también francés, Michel Platini, y el hoy Emir de Qatar, Tamim Bin Hamad. Por aquel entonces se iba a votar la sede de este Mundial que se acaba de celebrar en Qatar. Platini iba a votar a los EE.UU como sede. Después de esta reunión cambió su voto a favor de Qatar. Y, fíjense qué casualidad. A las dos semanas de la reunión, Qatar compró el PSG (París Saint Germain Foobatll Club). Corrupción pura y dura……..y no pasa nada.
Patricio González
Tiempos de Desasosiego
Los que ya somos un poco mayores fuímos testigos de una serie de televisión “Twin Peaks” cuya música nos producía escalofrío.Esta semana el compositor Angelo Badalamenti, cuyo nombre queda unido para siempre a ‘Twin Peaks’, donde Badalamenti regaló a los oídos piezas que forman parte del imaginario musical y también del fílmico, pues casi todos recordamos las imágenes de la primera temporada de la serie con las piezas sonoras que las acompañaban. Y aquella banda sonora encajó como un guante de seda en el desasosiego que pretendía generar y generaba en el espectador la trama de la serie, sus turbios personajes y también el aterrador desenlace (insisto, hablamos de la primera temporada, pues lo que vino después fue otra cosa).
Viendo cómo está este país en los últimos tiempos quizás algunos de esos cortes sonoros de ‘Twin Peaks’ valdrían para el desasosiego que genera escuchar las sesiones del Congreso de los Diputados, así como las declaraciones de los dirigentes políticos dentro y fuera del edificio de la Carrera de San Jerónimo. Hubo quienes se pusieron a hacer comparaciones entre este tiempo presente y los golpes de Estado del 36 y el 81 del siglo pasado:¿De verdad que hace falta llegar a ese paroxismo? ¿Cuándo se perdió el tino entre quienes, por su condición de electos, son representantes de la soberanía popular?
Tiempos de desasosiego, tiempos de personajes turbios y la sensación de que hay intenciones ocultas que no tienen un pase democrático… Todo eso quedaría bien con la música de Badalamenti si no fuera porque ni un guionista tan enrevesado podría parir una historia tan penosa como la que vive este país.
Y cuesta decir qué es peor, si hacerle un traje a la medida a los que fueron condenados por el episodio independentista de Cataluña o encontrarnos con que se le pide al Constitucional que frene una votación de la asamblea legislativa, de manera que tendríamos a ese órgano judicial colocándose por encima de las Cortes en una especie de supervisión preventiva (como mínimo, el asunto da para una reflexión sosegada).
En ‘Twin Peaks’ el espectador acababa descubriendo que el mal residía puertas adentro; en nuestra política, tres cuartos de lo mismo. De verdad que es desolador lo que estamos viviendo.
¿Cómo era aquello de que de la pandemia íbamos a salir más unidos? Pues parece que no.
Patricio González
Días de furia dialéctica incesante. Y ahora aderezados con el envío de explosivos a los núcleos del sistema institucional y democrático. Confiemos en que sean detectados a tiempo. Pero tan solo la información causa pavor: volver a los años de plomo, a la zozobra del terror, en cualquiera de sus formas, acoquina, tal como están los foros, los debates, las posturas intransigentes e irreductibles de algunos actores políticos, los actos públicos, la calle… y las redes sociales, desasosiega a cualquiera, al más tranquilo de los mortales.
La política se ha vuelto áspera. Claro que sigue generando desafección. ¿Cómo no la va a causar si a cada declaración hosca y ruda, cargada de intencionalidad, próxima al insulto -o insultante del todo-, sucede otra que no quiere quedarse a la zaga? ¿Dónde fueron a parar las sabrosas formas dialécticas de aquel parlamentarismo elegante, inteligente y vibrante? Ahora lo que abunda son los mensajes de tuit, ocurrentes y tal, las no tan veladas insinuaciones y la transgresión arisca. Las descalificaciones son moneda corriente. Y cuando alguien hace una apelación a la cordura, lo más suave que le dicen que es un tibio, que así no se va a ningún lado o que se apunte a clases de buenismo y de corrección política. ¿Las imparte quién y dónde, por cierto?
A algunos les va bien esta metodología. La asimilaron bien y como para actualizarla no se requería gran esfuerzo, pues ahí les tenemos luciendo palmito y si hay que aplicar algunas dosis de nostalgia, válido resulta, por mucho que se chille no todo vale. No gusta que les llamen neofascistas y lo de ultraderechistas también les revuelve, aunque se hayan pasado un buen rato calificando a sus anchas, lo más suave, rojos o comunistas. Y también al revés, desde la izquierda.
Lo triste es que el clima va empeorando. Unos podrían hacer más por la democracia, ejercer el papel institucional que le corresponde de manera responsable.. Y otros, lejos de enredarse en refriegas políticas -jueces incluidos- deberían contribuir, simplemente con respeto y huyendo de enconos y riñas, a una convivencia moderada, sabiendo que el enrarecimiento y el ruido, ese ruido amplificado, no pueden resultar los predominantes.
La democracia será aburrida ( dijo Felipe González t) pero no puede subsistir en medio de tanta hostilidad, de tanta furia y de tanta desafección como venimos padeciendo últimamente. Más cordura, menos intolerancia. Y educación y respeto, mucho.
Patricio González
La Residencia Militar y la Universidad
Desde hace muchísimo tiempo vengo reivindicando el uso de la residencia militar de la Avenida Capitán Ontañón como residencia universitaria. Tiene, además una ubicación extraordinaria frente al Centro Universitario de I+D y cerca de la Politécnica. La última de esas reivindicaciones vino este mismo año cuando el Alcalde anunció ( en octubre) que el asilo San José pasaría a convertirse en residencia de estudiantes. Esto también se dijo en el año 2020 y antes también.
En todas esas ocasiones he manifestado que el Asilo San José debe dedicarse para ofrecer más infraestructuras universitarias para, de esa manera, poder conseguir más carreras universitarias y hacer nuestro Campus Universitario mayor y así atender a una comarca que alcanza ya lo 275.000 habitantes y sumarles las ciudades próximas y Ceuta.
En todas esas ocasiones he reivindicado que sea la Residencia de Oficiales la que se pueda convertir en residencia universitaria a través de un convenio con Defensa como ya hicimos con el Hospital Militar (Hoy desaprovechado) o el Cuartel de Intendencia, hoy convertido en la Sección de la Audiencia Provincial.
Y he dicho convertirse porque que yo sepa, en Algeciras no existe ahora mismo ningún destacamento militar por lo que la existencia de la misma como residencia militar no tiene sentido alguno. Igualmente, en el edificio anexo tiene un excelente restaurante buffé también infrautilizado que podría ser también un excelente lugar para la comida de universitarios teniendo en cuenta que se encuentra a poco más de diez metros del Edificio Universitario de I+D .
Hoy leo en Europa Press que el Ministerio de Defensa y la Universidad de Cádiz han firmado un convenio de colaboración que va a permitir el alojamiento de estudiantes del Campus de la bahía de Algeciras y ofreciendo las instalaciones en las mismas condiciones que tienen los militares. Para ello ha habido que hacer una modificación normativa para que esta residencia pueda ser utilizada en tiempos de cursos universitarios que es cuando se encuentra casi vacía ya que es el verano cuando la demanda de habitaciones es mayor para los oficiales.
¿Había que perder tantos años para hacer esto?. La verdad es que, muchas veces, las cosas se hacen cuando hay voluntad.
Patricio González
Ir al Súper
Una gran mayoría no se pueden permitir el pagar los precios de artículos de primera necesidad. La cesta de la compra se convierte desde hace meses en el gran problema de familias con precios tan disparados que es prácticamente imposible el poder comprarlos.
Funcionan las listas y las calculadoras para ir comprando y sumando, una de las formas de no salirnos del presupuesto mensual o semanal cuando vamos al super. Otra de las ideas que se pone en marcha es el hacer compras cada día y así controlar el gasto. Este es el gran problema que tenemos encima de la mesa en nuestro día a día, mientras las grandes cadenas de alimentación y los mayoristas están haciendo su agosto en estos tiempos revueltos.
La cesta de la compra se ha encarecido un 15,2% anual, la mayor subida en 34 años. El incremento de precios es generalizado, ya que afecta al 95% de los 239 productos de la cesta de la compra y se ratifica la sensación que tienen los consumidores de que todo sube. Esta subida de precios está destrozando a muchas familias. Es lo más básico, lo que afecta a las condiciones de vida del ser humano. Si eso falla, falla todo lo demás.
Por ejemplo, si una familia grande antes se gastaba 400 euros al mes en la compra y ahora son 600, son 200 que deja de gastarse en otras cosas que también necesita. Esas renuncias pueden afectar mucho a la salud mental. Tanto se ha disparado el valor de los alimentos en el mundo que organismos internacionales han advertido sobre un aumento del hambre en los países más pobres. Según datos oficiales, la botella de un litro y medio de aceite de girasol aumentó 94,2% en lo que va del año, bastante por encima de la inflación acumulada en ocho meses, que supera el 56%.
La brecha de precio entre las tiendas más caras y asequibles se acorta: el ahorro que puede conseguir una familia, según el lugar en el que compre, se reduce un 7,3%, hasta una media de 994 euros al año. La organización de usuarios prevé más subidas de precios mientras continúe la crisis energética y de materias primas. El estudio, que la OCU realiza anualmente, concluye que las cadenas más baratas son Tifer, Dani, Family Cash, Alcampo y Supeco, mientras Sánchez Romero, Ulabox, Novavenda y Amazon son las más caras. En la lista de empresas que operan a nivel nacional, Alcampo es la opción más barata para hacer la compra en 27 ciudades, seguida por Mercadona (10) y Supeco (7).Estos son algunos datos que son una realidad hoy día , a las puertas de la navidad y con las celebraciones de cenas y comidas los andaluces y españoles tienen que hacer juegos malabares para llegar a fin de mes.
Patricio González
Violencia Politica y Cultura de la Violación
Que la pugna política puede ser bronca y desagradable es algo que debe asumir quien se dedica a ella. La falta de argumentos se sustituye en muchas ocasiones por el insulto y la ya clásica lista de falacias que la filosofía tiene tipificada hace ya bastante tiempo. Pero en los últimos días hemos asistido al uso público de dos conceptos interesantes, el de violencia política y el de cultura de la violación.
El feminismo tiene un largo recorrido académico que, lamentablemente , no conocen en profundidad ni quienes se autodenominan “mujeres progresistas”.
Y es que el feminismo de oídas es a la política como la autoayuda lo es a la psicología , una mera retahíla de frases sin contenido alguno.
De ahí que no llame para nada la atención la escandalera que se montó en el Congreso de los Diputados cuando Irene Montero criticó la “violencia política” de la que estaba siendo víctima. Utilizar la vida personal para menoscabar a quien opina diferente siempre ha sido el recurso del inútil, lo lamentable de este caso es la complacencia de la mayoría con esta actitud.
Lo mismo puede decirse de cuando la ministra habló de «cultura de la violación». Una expresión igualmente asentada en el corpus académico que, lamentablemente, ni siquiera conocen sus señorías. Lo sorprendente de todo ello es que lejos de asumir su propia estupidez, se enorgullecen de su propia ignorancia.
En medio de este debate no ha pasado desapercibido en la redes sociales (twiter) unas frases del exdirigente conservador catalán Ignasi Guardans, que intentó sentar cátedra (otro listo) con lo que entendía como una posición de consenso: “Se busca urgentemente a una feminista que no grite, que sepa hacer política serena, inteligente, sin tanto grito y sin abroncar a los demás. Y si sabe sonreír, mejor”. Esto lo escribió en alusión a Montero. Y de esto es de lo que va, precisamente, el debate según este tipo de gente : de la búsqueda de un feminismo que sea del agrado de los hombres.
Lo que hace falta es serenidad de verdad por parte de todos y hacer verdadera pedagogía política que para eso nos representan.
Patricio González
Puentes y Agoreros
El calendario laboral español lo hicieron un loco y un cura. A las fiestas religiosas, ancladas en nuestra cultura más allá de las creencias, se unen fiestas patrióticas, profesionales y de otra índole, que combinadas con los puentes, los saltos de Navidad-Año Nuevo-Reyes, Semana Santa y las fiestas populares (Carnavales aquí, Sanfermines allá, Rocío acullá) conforman un laberinto que pueden echarnos en cara en cualquier momento, y de hecho lo hacen, aunque luego, al contar, trabajemos más horas y más días que los perfectos alemanes o los eficientes suecos.
De todos los puentes que nos pueblan y repueblan, la palma se la lleva siempre este de primeros de diciembre, que hay que tener mala cabeza para mezclar la Constitución, la Concepción y los fines de semana. Este año es un despiporre, porque son laborales un día sí y uno no, de manera que hay un puente arrimado al lunes y otro al viernes, sin contar los que se han adjudicado directamente la semana.
A efectos de productividad, este superpuente tiene tres lunes y tres viernes, como mejor convenga, que son reversibles. A mediados de semana no se sabe si se va o se viene. Hay un derecho al descanso del trabajador y unos intereses económicos sobre todo en el sector de la hostelería y la restauración, pero habría que poner un poco de orden.
Tan disparatados somos, que al principio de la democracia había tres fiestas nacionales: el 12 de octubre, el 6 de diciembre y hasta hubo años en que fue festivo en todo el Estado el 24 de junio porque era la onomástica del Rey Juan Carlos. Aun así, quedan dos festivos estatales y otro por autonomía. Luego está la Iglesia, que mete El Pilar, la Virgen de Agosto y cada santo en su territorio.
Bastaría con arrimar los festivos al viernes o al lunes, pero hasta en eso va a haber un debate bizantino, porque todavía no se sabe cuál de esos días es de izquierdas, derechas, unionista, separatista o qué sé yo.
El otro asunto estrella son las predicciones para 2023, que para eso es diciembre. Parece que la pandemia ha atenuado esa costumbre, tal vez porque se piense que el apocalipsis ya está aquí. Como sabemos, se ha decretado que ya no hay pandemia e ignoramos por qué se puede respirar sin mascarilla en cualquier recinto o aglomeración, salvo excepciones, porque da qué pensar que haya que protegerse en un autobús o una farmacia y no pasa nada en una discoteca o una tienda de zapatos. Son esos mensajes cuyo significado solo conocen los iluminados del poder; tiene contacto con la divinidad, que en vez de hablar a todos solo lo hace a unos pocos escogidos, como a Moisés en el Sinaí.
Patricio González
Iba a escribir que me entretuve ayer viendo la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados, pero la verdad es que no fue un entretenimiento: se convirtió en un ejercicio penoso. De nuevo sus señorías (Los que estaban porque no había muchos) se esforzaron por regalar a los espectadores un espectáculo lamentable, demostrando que están a años luz de lo que debe ser algo tan sencillo como escuchar al otro para ver si aporta algo que permita encontrar el consenso. Y lo que aquí digo vale para diestra y siniestra, para la extrema diestra y la extrema siniestra, como también para los que supuestamente están más centrados en el arco ideológico, pero se ve que el centro ha desaparecido: lo que se lleva es elevar el tono a ver si así se gana un minuto de oro en las redes sociales, pues eso es lo que domina las formas de hacer política.
En esa misma sesión se pudo asistir a todo lo contrario. Ana Oramas, diputada de Coalición Canaria por Santa Cruz de Tenerife, hizo una pregunta a Pedro Sánchez en relación al papel de las islas en la negociación con Marruecos para delimitar las fronteras marítimas, y este aprovechó para desear lo mejor a la parlamentaria en su próxima aventura en la política canaria, al tiempo que valoró su trabajo desde el escaño del Congreso. Fue la demostración de que lo cortés no quita lo valiente, que se puede discrepar, incluso discutir, sin necesidad de descalificar al que está enfrente. Máxime porque lo que hoy es enfrente puede ser mañana al lado, pero sobre todo porque todos y cada uno de quienes están sentados en las Cortes tienen la legitimidad de ser representantes de la soberanía popular y la obligación de hacer auténtica pedagogía política. Nadie es más que nadie, ni siquiera quienes atesoran más diputados en su bancada pueden erigirse en voz única, y tener que recordar esto, después de cuatro décadas de democracia, confirma lo mucho que hay que enseñar en la política estatal sobre lo que supone convivir con mayorías parlamentarias plurales.
Me quedo con lo positivo de ese gesto de cortesía parlamentaria entre Sánchez y Oramas. Y miren que si alguien ha sido crítica con él ha sido ella, pero eso no quita para reconocerle a la diputada los trienios y quinquenios de trabajo en el Congreso. Oramas, con sus aciertos y sus defectos (como todo hijo de vecino, faltaría más) se ha hecho un hueco y ha conseguido que la conozcan dentro y fuera de las islas. Que no es poco.
Patricio González
Hay gestos y frases que delatan a los personajes. A veces se trata de episodios en los que no hay mala intención, es decir, simples meteduras de pata que, sin embargo, se convierten en munición para los enemigos de quienes las cometen. En ese sentido, Pedro Sánchez es muy generoso con sus detractores: les regala los misiles con los que atacarlo. Incluso da la sensación de que lo hace a propósito.
El presidente ha empezado la semana especialmente ‘sembrao’. Primero, al señalar que entrará en los libros de historia por sacar a Franco del Valle de los Caídos y, a las pocas horas, por elegir a un exministro para el Tribunal Constitucional.
Sobre lo primero, la falta de modestia es inexcusable. De entrada, porque si alguien estará o no en las crónicas históricas, será por decisión de los historiadores. Salvo, claro está, que vivamos en un régimen autoritario, donde el mandamás de turno es el que ordena qué leerán las siguientes generaciones. Confío, por tanto, en que el comentario de Sánchez sobre la decisión del Gobierno de exhumar los restos del dictador fuese un lapsus y no una demostración de egocentrismo presidencial.
La segunda metedura de pata -o demostración de que se cree en un estado de indulgencia plenaria que le libra de toda crítica- es designar para el Tribunal Constitucional a un exministro de Justicia. Es incuestionable que Juan Carlos Campo fue juez antes que integrante del Consejo de Ministros, pero no es menos cierto que bastante incendio hay entre la judicatura y la política como para ahora echar bidones de gasolina. Y también de gasoil, pues el segundo nombramiento es el de la magistrada y ex alto cargo de La Moncloa Laura Díez.
Dos preguntas son obligadas:¿Puede hacerlo el presidente? Sí. ¿Debió haber buscado otros nombres? Pues también.
Da la sensación de que Sánchez ya ha asumido que está en una fase de su vida política en la que las decisiones polémicas no le van a suponer más coste que las ya tomadas, pero hay un matiz: él no es el Gobierno en pleno y, sobre todo, él no es el Partido Socialista en peso. De manera que sus errores, como creo que son estos dos, se vuelven contra el Ejecutivo y también contra la formación política que lidera. Y es esta la que en mayo de 2023 se someterá al escrutinio de los ciudadanos en unas elecciones que no son unas primarias de las generales porque en España no existe esa figura, pero sí que lo parecerán precisamente porque Sánchez se empeña en ello.
Patricio González
Hasta en el Congreso
Supongamos que es el año 2400 y que una joven estudiante de Ciencias Políticas -o como se llame en ese momento- está haciendo una trabajo de fin de grado en torno a la historia de España unos cuantos siglos atrás. El director de su trabajo le ha recomendado que acuda al Congreso de los Diputados y lea el Diario de Sesiones, que para algo las Cortes son la representación de la soberanía popular.
Ella lee sobre los finales de los años setenta del siglo XX y se sorprende de la altura de miras de las sesiones parlamentarias de aquellos días.
Sigue mirando y avanzando hasta este 2022. Confía en encontrarse con unas sesiones parlamentarias caracterizadas por otro tono, con diputados conscientes de que los tiempos han cambiado y que hay desafíos ineludibles que afrontar… Pero resulta que se encuentra con unos plenos donde brillan las descalificaciones, la falta de respeto y una política de vuelo bajísimo, casi a ras de fango.
Precisamente esto es lo que se ha visto esta misma semana en el Congreso. Podría decir que me da igual quien lo dice el exabrupto y quien lo recibe, pero incluso siendo así, lo relevante de todo esto creo que son los silencios.
Hay cosas que no pueden pasar como si no hubiese sucedido nada, como si nadie hubiese dicho lo que todos hemos escuchado… pero sí, se dijo, se escuchó e incluso hubo quien lo aplaudió. Y es de agradecer que no se borre del Diario de Sesiones: debe quedar ahí para vergüenza de quienes se instalan en ese estilo y para escarnio de quienes lo acogen con un lamentable silencio cómplice. Ese silencio que permite que el eco de lo dicho resuene con fuerza y se escuche hoy, mañana, pasado y tres o cuatro siglos más tarde, cuando una joven estudiante se tropiece con el episodio.
El día 25 es un día marcado por la denuncia de una violencia que es estructural. Tan estructural y sistémica que incluso llega a la tribuna del Congreso de los Diputados y queda en negro sobre blanco en el Diario de Sesiones. Para que luego digan que hay cosas trasnochadas que ya no tienen sentido…
Patricio González