La anemia es una de las patologías más frecuentes entre la población, siendo la anemia por falta de hierro o ferropenia la más habitual, sobre todo en mujeres en edad fértil, uno de los grupos más propensos a padecer este tipo de anemia, alcanzando un porcentaje de casi el 30% de estas mujeres. Según nos informan desde el Servicio de Hematología del Hospital Vithas Xanit Internacional, perteneciente al grupo sanitario Vithas, es importante diagnosticar de forma correcta esta patología y no confundirla con otras como, por ejemplo, la depresión, ya que una falta de hierro continuada que no se trate disminuirá la calidad de vida y puede llegar a ser perjudicial para la salud.
La anemia es el descenso de la hemoglobina (proteína de los glóbulos rojos que transporta el oxígeno a todas las partes del cuerpo) habitual de una persona. Aunque hay varios tipos de anemia (algunas congénitas como la talasemia, relativamente frecuente en nuestro medio, y otras adquiridas como las megaloblásticas, anemias de las enfermedades crónicas, de la insuficiencia renal, etc.), la más frecuente es la anemia por falta de Hierro; explica el Dr. Javier Gutiérrez de Guzmán, Jefe del Servicio de Hematología de Vithas Xanit. Esta falta de hierro es muy frecuente en algunos grupos de población como las mujeres en edad fértil, en las que alcanza hasta a un 25-30% de las mujeres y a un 15% de las adolescentes. Se estima que todas las mujeres con pérdidas menstruales superiores a 80 ml por periodo menstrual desarrollan un déficit de hierro. En países en vías de desarrollo la incidencia puede alcanzar al 80% de estos grupos, añade.
Algunos de los síntomas más frecuentes de la falta de hierro, incluso antes de que se llegue a producir anemia pueden ser debilidad y cansancio, dolores de cabeza de forma continuada o problemas para concentrarse o pensar. Si la ferropenia empeora el paciente puede presentar otros síntomas como uñas quebradizas (con color, forma o textura no habitual), y si se produce anemia sensación de mareo al levantarse, color pálido de la piel, etc. Uno de los principales problemas que tiene la ferropenia es su falta de diagnóstico. Dado que muchos de sus primeros síntomas son similares a los síntomas de la depresión, muchas de estas pacientes terminan catalogadas como depresivas desconociendo que su verdadero problema es la ferropenia y la anemia, un problema que podría solucionarse fácilmente administrando el debido tratamiento de hierro, explica el Dr. Gutiérrez de Guzmán. Sería por ello recomendable administrar de forma sistemática suplementos de hierro en recién nacidos de madres con ferropenia y en los adolescentes medir la Ferritina en las revisiones periódicas en los colegios e institutos para administrar hierro en los casos de niveles de Ferritina bajos, añade el especialista.
Lo más importante para poder controlar este falta de hierro es saber diagnosticarla de forma adecuada. Un sencillo análisis, conocido como hemograma, que nos mide el número de glóbulos rojos y su tamaño así como la hemoglobina y la determinación de la ferritina mediante la extracción de sangre, nos permite detectar esta patología. En caso de que este análisis indique alguna alteración se realizarían estudios adecuados a cada caso para conocer bien el tipo de anemia que tiene esa persona para poder poner el tratamiento que necesite su tipo de anemia, explica el Dr. Gutiérrez de Guzmán.
Uno de los problemas que tiene el tratamiento con hierro puede ser su mala tolerancia (puede producir estreñimiento, diarrea, molestias gástricas, etc.) lo que hace que muchas veces no se siga bien el tratamiento o se tome a menos dosis de la necesaria. Para esos casos hay que saber que se dispone de hierro de administración intravenosa que puede resolver el problema con gran facilidad y muy buena tolerancia, siempre bajo recomendación del especialista, explica el Jefe de Servicio.
Para prevenir y controlar este tipo de anemia es muy importante el cuidado de nuestra alimentación. La alimentación basada en lácteos, bollería y pasta, tan habitual en la actualidad sobre todo en los niños y adolescentes, es muy rica en calorías pero muy pobre en hierro y otros nutrientes. La mala alimentación, sobre todo en la infancia, influye en la aparición de anemia. Se debe apostar por una dieta mediterránea, ya que ésta nos aporta la cantidad de hierro que necesitamos en condiciones normales, explica el Jefe de Hematología. Algunos alimentos que podemos tomar para prevenir la carencia de hierro son las almejas, los berberechos, el hígado, algunas aves como la perdiz y la codorniz, las carnes rojas, las habas, las espinacas, las acelgas o las lentejas, entre otros. También pueden ser ricos en hierro algunos frutos secos, entre los que destacan los pistachos.