Estamos en plena campaña electoral, entre actos, entrevistas y encuestas, estás ultimas podremos conocerlas hasta cinco días antes del último domingo de este mes, y cuando nos vengamos a dar cuenta estaremos de nuevo con nuestros votos al Congreso y al Senado frente a las urnas. Habrá quienes por cansancio, cabreo y hartazgo decidirán no votar, pero creo que se equivocan.
ePor eso mis primeras palabras en este artículo quiero que sean un ruego, una petición, para que el próximo 26 de Junio, acudamos todos a ejercer nuestro derecho a elegir nuestros representantes. Hagámoslo con la libertad que hemos conseguido, por quienes nos dé la gana, pero no nos quedemos en casa ni en la playa.
Tal vez desde aquellas primeras Elecciones Generales de 1977, en las que aún no teníamos Constitución hasta éstas de 2016, sea la Campaña con menos mítines y más televisión, en la que los candidatos y candidatas se estén trabajando más la calle, con métodos tan tradicionales y clásicos como el puerta a puerta en busca de los votos desertores o fugados.
Quizás sea también un proceso que se celebra en medio de una crisis económica, que parece que vino para se, y que lejos de verle el final y la superación es posible que nos empeñemos en superar algo que nos ha conducido a un nuevo modelo económico y social, en el que la política tiene poco que decir y el poder financiero mucho que decidir.
Y el pasado lunes asistimos a un debate en el que todos atacaron a Rajoy, nadie creyó lo que decían los populares, Podemos no parecía ser el que era hace tan solo unos meses antes del 20D y de una posición radical y hasta rupturista por la predominancia de movimientos anticapitalistas en sus filas quería presentar una imagen moderada y de mano tendida al PSOE, como si ya fueran ganadores, pero les salió el tiro por la culata porque de vez en cuando entre Sánchez y Rivera le quitaron la careta y apareció su verdadero rostro de soberbio y altanero.
Mientras CIUDADANOS estuvo intentando encontrar con su verbo y su lenguaje corporal su lugar en el espacio político, para poder servir en caso de necesidad a la derecha y a la izquierda, y el PSOE desde la seguridad y la serenidad se postuló como la única alternativa posible al PP y al gobierno del señor Rajoy.
En estos días algunos han dado por hecho que lo que dicen las encuestas lejos de ser un pronóstico será el resultado electoral, y quien sostenga esa teoría se equivoca de pe a pa, ya que por una parte deberemos saber quiénes deciden optar por la abstención y por otra lo que harán ese tercio de electores que aún no tienen decidido su voto, además del trasvase posible de unos a otros.
Son también unas Elecciones que se celebran en un ambiente de desconfianza sobre los políticos, en la que ha habido casos de intransigencia y crispación en algunos actos electorales en un intento de boicotearlos, en las que la sociedad se nos muestra más desigual y yo diría que más dual e insolidaria que nunca.
Hemos visto y oído discursos de miedo, humo, ilusión e ilusionismo y se ha evidenciado el gran poder de influencia de las redes sociales, con estrategias claras no para explicar el programa sino como en ocasiones ha hecho PODEMOS, machacar a Pedro Sánchez, diciendo una cosa por delante y haciendo otra por detrás., ofreciendo la mano tendida y poniéndolo como los trapos en las redes.
Se ha trabajado el marketing hasta límites insospechados, con programas que simulaban a catálogos comerciales, videos de todos colores y con todo tipo de argumentos, sin apenas carteles ni banderolas, con eslóganes que tratan de seducirnos, con un tiempo para acordar y un tiempo para cambiar, ahora convencidos de la sonrisa de un país que quiere decir un SI por el cambio.
Entre los candidatos y candidatas, de aquí al 24 que termine la campaña, nos encontraremos actitudes de abatimiento, abrumados, encolerizados y confundidos, quienes sabrán elegantemente aunque duramente discrepar y aquellos otros que ante la más mínima harán del escenario electoral una batalla campal, repleta de enemigos.
Una cuestión de coincidencia, tres días antes de que los españoles vayamos a votar, los integrantes del Reino Unido decidirán en Referéndum si quieren continuar formando parte de la Unión Europea o deciden salir, el llamado brexit.
En este caso qué duda cabe que afectará a todos los países que formamos parte de la misma en diferentes aspectos y sobre todo en el económico, y de forma muy particular influirá en la última de las colonias que se mantienen en suelo europeo y en el Campo de Gibraltar.
Nos encontraremos con que CIUDADANOS y PP compiten por el mismo espacio con distinto rostro y PSOE y UNIDOS PODEMOS intentan tener el mayor capital del voto de izquierdas, con una diferencia clara que el primero no ha cambiado de posiciones, mientras el segundo comenzó por ser antisistema., comunista, se movía entre los de arriba o los de abajo hasta llegar a definirse como socialdemócratas e incluso peronistas.
La verdad que en honor a la verdad es todo un lío, porque con este transformismo, no sabemos ni que será lo próximo ni hasta donde estarán dispuestos a llegar con tal de alcanzar el poder. Y es que el populismo es prometer lo que se sabe que no se puede cumplir, o algo que es atractivo pero que se posee la certeza que tendrá efectos negativos a corto plazo.
El cambio está en nuestras manos, porque como ciudadanos podemos votar lo que nos dé la gana, sin olvidar quienes lo han hecho y han fracasado como el PP, la indefinición del programa de CIUDADANOS, que no sabemos en qué momento gira hacia la derecha o hacia la izquierda, lo irrealizable del programa de PODEMOS y nos queda como única alternativa al gobierno del señor Rajoy el SI por el cambio del PSOE que lidera Pedro Sánchez.
Juan Antonio Palacios Escobar