Por primera vez he comprendido que mi actitud actual, mi sensación, se debe a que he pasado muy de prisa e intensamente por la vida, a pesar de las dificultades y las cortapisas que hubo en el camino. Una existencia cuajada de experiencias, de momentos que no pudieron vivir muchos de los que hoy están en posiciones de esas que humana y materialmente se encuentran instalados en el poder de una u otra manera. Partiendo de la convicción, desde muy temprana edad, de que el tiempo no existe, de que no es nada, simple cantidad, frente a la cualidad del espacio, que es la medida que en la humanidad, sólo en el ser humano, se creó desde tiempos ancestrales para cifrar, medir, la distancias entre los espacios desde el punto de vista de su recorrido, pude evadirme de limitaciones que ese mismo tiempo imponía.
Hoy reflexiono y pienso que debí haber hecho más cosas en todos los años vividos, aún a pesar de ser consciente de haber hecho muchas, ¡demasiadas!, de haber tenido la oportunidad de haber viajado y conocido mucha gente, también demasiada. ¡Una existencia intensa en la que he tenido por compañera, siempre, mi habitual libreta de notas!. ¡Siempre observando, siempre intentando saber más hasta el momento en que las circunstancias me fueron frenando!. Hoy, atrapado en un hábitat hostil y en un periodo de decadencia absoluta, me doy cuenta también de que aún queda camino por recorrer, a pesar de la edad, y cosas que aprender, a pesar de las limitaciones.
A su vez, me doy cuenta del carácter de la existencia, de la mía y de los otros, de ese imperio de uno de los pilares del pensamiento dual sobre el otro, condicionando los comportamientos de las diversas agrupaciones sociales humanas, de qué modo se ha ido implantando una realidad humana artificial, asentada sobre la base de que lo único que se ha de tomar en consideración y tomar como verdad es aquello empíricamente demostrable a través de la percepción sensorial del hombre, que, por supuesto, no se permite pensar tan siquiera que esa percepción es, cuanto menos, parcial al atender a lo que llamamos fenomenología. Observar que existen otros planos pensables, razonables y cuanto menos, posibles, y que sus sentidos, los que están presente en el cuerpo humano, son solo los manifestados, los cultivados y utilizados por el hombre, sin abrirse a la posibilidad de que puedan haber más, aun no manifestados es algo irrisorio para la mentalidad común de hoy..
Y sin entrar en consideraciones de otra índole, me manifiesto culpable de haberme limitado demasiado al no haber actuado de manera que, aunque hubiera estado condenado al fracaso, hubiese supuesto el haber defendido valores y pensamientos contrarios a esa autolimitación de la Humanidad, que centró en ella misma, primero, para ceder después su supuesta centralidad, su supuesto valor como centro del Universo… Tal vez no hubo momento propicio, o tal vez no era pertinente darme cuenta y llegar al convencimiento de la necesidad de ser operativo hasta un relativamente reciente presente, y ello a pesar de tener muy claro el camino, o podría mejor decir, cuales resultaban los caminos erráticos, desde una temprana juventud, pues, en efecto, la paulatina y acelerada degeneración y decadencia del mundo que me rodeaba no me era ajena desde mis principios y cada intento de convencerme de lo contrario, de demostrarme que las palabras y los valores de mi contemporaneidad eran verdades como puños, no me hacía sino profundizar en la visión de que se marchaba por un camino equivocado. Siempre, como no podía ser menos, mi opinión, mi apreciación, incluso, fue acompañada por el reproche de ir contra el progreso, contra la evolución, contra el propio derecho natural, y en mi aquellos reproches hicieron mella durante años, buscando la confusión en mí mismo por caer en el error material de apreciar la cantidad más que la calidad y concluir a veces que los más tenían más razón que los menos.
Hoy, despejadas las dudas y afianzado en mis principios naturales, constato, y ya no silencio, que he visto como a través de los años la deriva se ha acentuado, como el nacionalismo más pueblerino se trata de combinar con pretensiones de colectivos e estados en los que la lucha entre los intereses particularistas de las naciones frente a los de las pretendidas uniones supranacionales hacen imposible cualquier actuación, ante lo cual hoy no callo lo que pienso y abogo por la abolición de esos entes con pretensiones de ser Unidades consolidadas de naciones, ya que de su acción resulta la mayor radicalización de los nacionalismos. A la vista de todos están las contradicciones de intereses y la fractura de esas entidades con pretensión de supranacionalidad del día a día y el pulso que continuamente mantienen los pretendidos intereses de esas colectividades organizadas y articuladas a través de sus correspondientes organismos dirigentes, pseudo gobiernos y entidades legislativas, con los postulados, intereses y predilecciones de las propias unidades nacionales que las componen, y la muestra más llamativa quizá sea esa Unión Europea montada alrededor de los intereses de unas naciones que allá por 1.957, desde la debilidad producida por la II Guerra Mundial, fueron apuntalados económicamente por lo que algunos autores llaman, acertadamente, el “americanismo” para hacer de ellos unas sucursales de los estados Unidos de América, comprometiendo, y perdiendo a la larga, sus propias culturas y civilizaciones.
A ese carro al que se apuntaron todos los que pudieron empezaron a atascárseles las ruedas hace ya bastantes años, aunque se mantenga la quimera idílica de que solo se es de Europa, solo se es europeo, si se pertenece a esa decadente entente. Una vez que desapareció el peligro comunista, una victoria pírrica de esa Unión Europea habría de ser la atracción e incorporación de naciones que habían estado sometidas a la dictadura soviética, rechazando incluso la europeidad de Rusia… Hoy son disidentes conflictivos algunas de aquellas naciones.
Hoy ya no es Europa Gran Bretaña, que quiso salir del colectivo y lo hizo a pesar de los pesares. Hoy se nos trata de convencer no solo de esa falta de pertenencia británica a la Unión sino de los perjuicios y males que les va a causar a los británicos el haber dado el portazo. ¡Curiosamente no se comentan los perjuicios inversos, los que esa ausencia causará al resto de sus antiguos socios! ¡Los británicos ya no son europeos, según quienes dirigen la Unión! ¡Qué atrevimiento!: La proclama de politicastros elegidos sin la menor conciencia ni interés en elecciones protagonizadas por la abstención ya que el desconocimiento sobre la entidad es absoluto entre los pobladores de las naciones miembro puede superponerse a la geografía y a la Historia. Esos mismos politicastros no dudas de la europeidad de Islandia, Noruega, Liechtenstein o Suiza. La primera es una Isla en mitad del Atlántico, cercana solo a Groenlandia; Noruega es uno de los países nórdicos, escindido a principios del siglo XX de Suecia, casualmente es el segundo en renta per cápita del mundo, que ha rechazado en dos referéndum entrar en la Unión; Liechtenstein resulta ser un minúsculo estado muy rico, situado entra Suiza y Austria…. ¡Suiza es pues eso, Suiza!. Con estos estados, la Unión se lleva muy bien…¡de momento!. Pero los cuatro no solo no pertenecen a lo que supone que da cualidad de ser Europa, la Unión, sino que tienen su propio establecimiento aparte en la Asociación Europea de Libre Comercio, algo ignorado por los europeos pero que ahí está, sigue y puede ser alternativa para los que vayan despertando de la sugestión colectiva pseudo europeísta. Esta entidad vio separarse a varios de sus miembros que ingresaron en la Unión, uno de ellos, precisamente, Gran Bretaña…Otro fue Dinamarca.
Y Dinamarca no está entera en la Unión Europea, aunque pocos lo sepan, pues la parte mayor de su territorio lo constituye Groenlandia, un inmenso y helado territorio con escasa población, economía emergente y con grandes perspectivas mineras y petrolíferas, gran riqueza pesquera y, eso sí, el mayor índice de suicidios del mundo, que constituye una región autónoma, con competencias similares, sino incluso algo menores, según el caso, a las de las regiones autónomas españolas, no perteneciendo a la Unión, algo así como si Andalucía o cualquier otra región autónoma estuviesen fuera. ¿Es el territorio autónomo de Groenlandia, Reino de Dinamarca, Europa, o no?
¡Y lo más llamativo para mí!: El caso de Rusia…. Rusia que salvó a Europa de unos cuantos trances difíciles, no es Europa para esos funcionarios grises y desconocidos para las masas que constituyen el gobierno europeo, para esos parlamentarios europeos que van a recogerse a Estrasburgo, último recurso de politicastros desahuciados en sus naciones a los que sus partidos tienen algo que agradecerles. Pero resulta que Rusia, la octava o novena parte del planeta en extensión territorial, tiene en Asia el 75% de su territorio, aunque solo poco más de un 20% de sus pobladores habitan en esa parte, y el 25% restante está en Europa, pero no es un territorio poco significativo.ni mucho menos, pues supone nada más y nada menos que el 40% del Continente europeo y cuenta con 110 millones de habitantes. ¿Se puede decir que no es Europa sin sentir vergüenza alguna?. Y no quiero olvidar Turquía, que para bien o para mal, se quiera o no se quiera, es un país intercontinental que tiene un 3% de su territorio en la Rumelia, en los Balcanes, con frontera con Grecia y Bulgaria…
La Europa pretendidamente oficial no se corresponde con la geografía, ni con la historia, y es un artificio político en el que la incapacidad de superar los nacionalismos genera un clima de discordia permanente, y que hoy cuenta con 69 millones de habitantes menos, los británicos, a los que, sin ningún género de duda, seguirán más. Si en un momento hubo una percepción de europeidad, esta quedó siglos atrás, asfixiada por los nacionalismos… Hoy esa pretensión de unir a los europeos bajo unos estándares meramente materialistas no tiene recorrido alguno, y mucho menos cuando ese mismo mundo mecanicista, industrial y materialista tiene sus objetivos fijados en otras tierras. ¡Ni siquiera los Estados Unidos de América, con sus convulsiones internas que demuestran más que nunca que siempre ha sido un gigante con pies de barro, tiene interés en mantener aquel engendro que promovió porque ya no solo no es su sucursal sino que ha pretendido jugar a competidor! Y si hemos de tocar el cuento de la igualdad y conquistas de derechos, ¿acaso no constatamos que la desarticulación social que vive la Europa oficial no tiene otro fin que consolidar la ya instalada desigualdad única y por todos admitida, que es la democrática desigualdad de carácter económico? En esta decadencia absoluta ¿qué futuro tiene este tinglado?
Manuel Alba
3 de enero de 2021