Celebro que, por fin, todos los partidos políticos se hayan puesto de acuerdo para que la asignatura de Filosofía vuelva a las aulas después de muchos años en los que ésta pasó al ostracismo.
Como he defendido en numerosas ocasiones, pienso que la Filosofía es la base de nuestro pensamiento y de nuestra civilización, y su puesta en valor ayudará a vaciar de serrín la cabeza de buena parte de nuestros jóvenes, cuyas mentes están anquilosadas por las pocas exigencias escolares, por el ocio ruidoso en el que habitan y por la nula responsabilidad con la que consumen su vida, con las evidentes excepciones.
La Filosofía, la real, te hace preguntas y te da respuestas y sirve para poner límites al grado de estupidez de las personas, mitigando nuestra ignorancia y haciéndonos conscientes de nuestra propia bajeza moral como seres humanos. Su ausencia de las aulas ha alimentado el nihilismo actual de muchísimos jóvenes y el relativismo moral de unas cuantas generaciones, que les ha dejado sin recursos interiores para soportarla asfixia de una pesada losa, sin que sean ni conscientes ni consecuentes para la gestión de su propia vida, incapaces de pensar y de analizar lo que nos quieran vender.
Porque, producto de esa ausencia, es evidente el adoctrinamiento en las aulas -sin entrar en ideologías-, sin que el joven sepa discernir entre lo que le dicen y lo que diría un espíritu crítico de mente preparada o lo que dirían sus principios morales y éticos, que no los tienen. Su escasa formación se ciñe a los conocimientos conformistas de lo que les requiere el futuro laboral y a lo que el profesor de turno quiera decirles.
Desde edad temprana, se enfoca la educación en las aulas solamente para tratar de integrar a los jóvenes en el mercado laboral, olvidando por completo su formación humanitaria y de valores, y así nos va.
Bienvenida esa rectificación que era reclamada clamorosamente, y ojalá la conviertan en asignatura de peso en la formación de todos los chavales. Quizá en otras cuantas generaciones veamos los resultados…
Antonio Poyatos Galián