La Consejería de Fomento, Infraestructuras y Ordenación del Territorio va a iniciar el próximo miércoles 27 de agosto las obras de emergencia en nueve carreteras de la provincia de Málaga para reparar los daños producidos por los fuertes temporales de finales del año pasado que han afectado a la calzada, los arcenes y las bermas. Los trabajos, que cuentan con una inversión de 900.000 euros, cuentan con un plazo de ejecución estimado de más de tres meses.
Los principales daños afectan a las carreteras de Arcos a Antequera (A-384) y de Cártama a Marbella (A-355), donde diversos taludes de desmonte se han derrumbado y han cubierto de arena la mayoría de los elementos de drenaje existentes. Debido a la naturaleza de los terrenos, la afección es mayor entre los puntos kilométricos 85 y 118 de la A-384, donde se han producido derrumbamientos de las bermas que han provocado que los arcenes estén muy debilitados, por lo que es necesario actuar para mejorar la seguridad de la vía.
También se van a realizar actuaciones puntuales junto al arcén debido al derrumbamiento de las bermas de la carretera de Cártama a Coín (A-7059), en la que enlaza la A-366 con Monta (A-7100), los accesos a Ojén desde A-355 en la A-7103 y la vía que conecta la A-357 con Campillos (A-7286).
En estos casos, se construirán muros de escollera y se procederá a la reposición de los terraplenes afectados, salvo que la pérdida de material no tenga entidad para ello, para lo cuál se repondrá con material granular y hormigón. Además, se reconstruirán los tramos de cuneta hormigonada que han sido destruidos y se procederá a la instalación de barrera bionda de protección nueva en los tramos donde ha quedado al aire y no realiza su función de contención de vehículos.
Por último, se ejecutarán actuaciones concretas de reparación en puntos de la autovía Sevilla-Málaga (A-92), la carretera de Archidona a Cuevas Bajas por Villanueva de Algaidas (A-7201) y la vía que enlaza la A-384 con Teba (A-7278).
Los cambios registrados en la climatología, en los que se ha pasado de un otoño e invierno lluviosos a una primavera y un verano muy secos, ha supuesto grandes variaciones en la humedad-sequedad de los terrenos, lo que ha modificado de forma rápida las características resistentes de los materiales que componen los apoyos y núcleos de los terraplenes. Esta degradación se ha traducido finalmente en erosiones y socavones en taludes y terraplenes, con afección a la calzada, los arcenes y las bermas, lo que está afectando de manera muy grave a la estructura de las carreteras y que puede llevar al colapso de algunas de ellas.