Viene a mis recuerdos lo que nuestra querida España ha cambiado con respecto a lo que era hace sólo unas décadas, que en el conjunto del tiempo es sólo un suspiro, y lo que es en la realidad del tiempo actual.
Coincidirán conmigo en que cualquier parecido con ese corto tiempo pasado es pura casualidad, ya nada es lo que era porque todo ha cambiado tanto que, si nos lo dicen hace sólo unos pocos años, diríamos que era pura broma.
Porque, el cambio ha sido tan de repente, que es como sí ninguna cosa estuviera en su sitio, todo alborotado, todo dislocado, todo desconocido, todo increíble, como si todo nos fuese ajeno.
Hace unas décadas – un abrir y cerrar de ojos-, nadie podía imaginarse que la clase media estaría desapareciendo tan rápidamente, esquilmada por los sucesivos gobiernos y desollada por los impuestos.
Nadie podía imaginarse que el dinero que llegaba a raudales de Europa, fuera gastado en estupideces y caprichos de unos analfabetos ministros, fuera de control, que enriquecieron a miles y miles de politicastros y adláteres, todos ellos en connivencia.
Nadie, en fin, podía imaginarse, que, encadenados a injustos impuestos, miles de empresas estuvieron abocadas al cierre de sus negocios, dejando en la calle a cientos de miles de personas, llevados, muchos de ellos, a la indigencia.
Mientras, el gobierno de turno, solo habla de números, y se olvida del déficit, pero no nos hablan de políticas de empleo e inversión, no facilitan la creación de empleo, no nos hablan de ayudar al ciudadano realmente, no nos hablan de parar esta locura colectiva con leyes nefastas, con decretos-leyes ilegales…. ni por supuesto nos dicen como saldremos de esta.
¡Cuanto ha cambiado todo en tan poco tiempo! ¡Cuanto han cambiado los ciudadanos, que bajan la cabeza con tal de seguir recibiendo las dádivas con que los extorsionan para seguir teniendo las migajas con las que malviven adormecidos, sin esperanza! ¡Cuanto ha cambiado todo! ¡Y cuanto hemos cambiado nosotros!
A. Poyatos Galián
Originalidad
Uno de los principales problemas con los que me encuentro, cuando trato de escribir un articulillo, es elegir temas y/o palabras que sean originales, dentro de un lenguaje sencillo.
La originalidad para el escritor, al menos para mí, es un deseo inevitable en este mundo granítico, construido sin rendijas por la que pueda entrar la imaginación, pero, pensar sobre ello e invocarla, me paraliza y me deprime, produciéndome un cansancio vital que me bloquea.
Porque, como tantas cosas en la vida, las cosas suceden de improviso, sin saber por qué, y la originalidad suele venir cuando no estás pensando en ella constantemente, quizá por la escasez de universos personales carentes de pura imaginación en los que navegamos.
Este humilde juntador de letras, quiere rarezas, aristas, formas de transmitir, pocas veces vistas antes, pero todo va tan rápido ahora que las modas nos avasallan, y cuando crees haber escrito algo original, desde todas las esquinas del planeta surgen millones de cosas, temas o palabras, similares, millones de veces repetidas… ¡qué difícil es, en estos tiempos, escribir algo realmente original!
Solo hay que leer los libros, artículos de opinión, o crónicas que se escriben, para comprobar la chabacanería y simpleza de la forma en que están escritos, quizá por esa sobreexplotación que sufren sus autores a manos de las editoriales, con frases hechas, manidos temas y basura intelectual lastrada en sus obras, que me producen instintos suicidas.
Solo me queda esperar, -entono mi mea culpa-, que mi amigo Teo Losada sea más condescendiente al darme su opinión sobre las cosillas que escribo, y que agradezco de corazón, aunque no sean exactamente originales y aunque su criterio se acerque, muchas veces, a la rígida sujeción de las normas… como buen Maestro que es.
Antonio Poyatos Galián
Parlanchines
Una de las cosas que más molesta al que suscribe, es oír a los bocazas, a esos que van por el mundo hablando por hablar, de carrerilla, de cosas que desconocen, pero que ellos piensan que, por gritar más, deben tener razón.
Ya sabemos que los idiotas creen tener todas las respuestas a todas las preguntas, e intentan, voz en grito, conseguir adeptos para reforzar sus tesis, aun cuando éstas sean disparatadas, dada la escasez de conocimientos que suele tener el que las proclama.
Y lo más triste de todo es que esos idiotas parlanchines tienen a una gran cantidad de personas que, a falta de escuchar otras opiniones, creen a pie juntillas lo que dice el que más alto habla, el que más grita, el que más aparenta.
Es evidente que somos, en general, fácilmente manipulables, quizá por cansancio, por pereza, por hastío, por sentirnos menos solos siguiendo a la masa… y así nos va, porque ello es aprovechado por los parlanchines que digo, unos con desconocimientos y otros perfectamente conocedores de esa forma de captar adeptos.
Jose Antonio Marina, en uno de sus magníficos libros, insiste en que es más fácil formar parte de la conciencia colectiva que de la conciencia individual, porque en aquella no tienes que pensar, no tienes que tener espíritu crítico, no tienes que tener una mínima cultura ya que todo acto que predique el jefe de la manada, te lo dan como “moralmente bueno” y el personal lo sigue fielmente. ¿les suena?
Es una pena que esta sociedad abúlica y perezosa, con un grave déficit de gente bien formada, y, por ende, con falta de espíritu crítico, se valga de estos parlanchines ignorantes como correa de transmisión de un ideario y una moralidad, impuestas por mayorías parlamentarias, – ¿les suena? -, para hacernos rebaño dócil.
Antonio Poyatos Galián
La Academia Gastronómica califica de “Sobresaliente” al «Restaurante Portofino», de Cabopino
Una sección de miembros de la Academia Gastronómica de Marbella, en su empeño por resaltar y estimular la buena gastronomía que se ofrece en Marbella, se ha visto gratamente sorprendida al visitar el «Restaurante Portofino», en el interior del Puerto de Cabopino con unos ventanales y terraza que dan a una de las playas más espléndidas de Marbella.
Los académicos comprobaron la calidad de la cocina, los productos naturales que elabora (sorprendidos con algo tan sencillo y en este caso espectacular, de unos tomates Huevo de Toro, enormes, de casi un kilo cada uno, preparados tan sencillamente, como rociados de un aceite de oliva virgen extra. Y su sabor natural, superior y sin duda, incomparable.
Tiene una carne Portofino, a la parrilla aderezada con finas hierbas del campo, que es una maravilla. Y su horno de leña, proporciona unos asados memorables.
Frente a la playa, es lógico que el pescado al estilo malagueño, no faltara. Bien frito (que es un arte, no se olvide), los boquerones, o el calamar exquisito, formaron parte de unos entrantes para picar, al centro de mesa, junto con otras exquisiteces. El pescado en estas costas, si es bien fresco, siempre es una delicia.
Por eso, la lubina a la sal, en su punto, aderezada con varios tipos de salsa, mereció un aplauso, al igual que las carnes.
La Academia pudo comprobar como salían las paellas al mejor estilo de Valencia, no más de un dedo de grosor y con contenido que la hagan sabrosas. Las elaboran de diferentes tipos.
Sorprendió no solamente la amplitud y variedad de la carta, donde también la pasta fresca es excelente y bien preparada y servida y con unos precios de los antiguos, nada de abuso, pero con la más alta calidad.
Eladio Coello es un profesional de larga data y prestigio. Tuvo restaurantes en Londres y fue muy famoso el Silk, en Puerto Banús, que marcó una época.
Eladio, en Cabopino ha hecho con Portofino, un primor. Una gran cocina, bien dotada. Con el horno de leña; un amplio y extenso comedor, que se amplía con el buen tiempo a la terraza sobre la playa. Y una clientela fiel todo el año.
Tiene Portofino, además de toda la gran variedad de platos que se elaboran en su cocina, una pastelería de lujo. Su carrito de postres, ofrece al comensal una variedad de tartas y delicias de la buena pastelería, como para rematar una gran comida, o cena.
A la mesa redonda ocupada por algunos de los miembros de la Academia Gastronómica de Marbella, llegaron unas tablas de tartas y pastelería variada, impresionantes.
El tinto de Protos, que un bodeguero de la Ribera del Duero, como el académico, Sebastián Cabrerizo, de Bodegas Riberaalta que entre otros vinos tiene el Vega Izan Crianza 2019, calificó como excelente, fue servido en escanciador, bien oxigenado, nada de botellas abiertas enmedio de la mesa, lo que, sin duda, es un detalle de alta gastronomía, que puntuó muy favorablemente a favor de la profesionalidad de Eladio Coello y su excelente equipo, con su mujer a la cabeza.
El académico Pepe Leandro, que de vinos sabe como nadie y de la profesión hostelera, todo, dijo que el almuerzo en Portofino había sido todo un despliegue y profesionalidad de cocina, producto y servicio.
Por su parte, el académico y empresario Antonio Espada, que saboreó un espectacular entrecot, resaltó la profesionalidad de Eladio, que sabe cuidar todos los detalles para que el comensal quede satisfecho.
El académico y farmacéutico José Manuel Blanco “Mané” confesó que era un seguidor de la profesionalidad de Eladio Coello desde los tiempos de “Silk” en Puerto Banús y resaltó que en Cabopino, el Restaurante “Portofino” había elevado el nivel gastronómico de toda la zona.
El arquitecto técnico Juan Guerrero, como buen jienense valoró la calidad del aceite oliva virgen extra que aderezó a los grandes tomates que Eladio sirvió y hizo una valoración alta del servicio y del vino servido.
Teófilo Alonso Hidalgo, un empresario que sabe valorar la cocina excelente, puso la más alta nota, en la valoración de «Portofino», la joya gastronómica del Puerto Cabopino.
Y todo el grupo brindó por la Academia Gastronómica de Marbella que tan largo historial tiene en defensa de la gastronomía como un pilar básico para el desarrollo del Turismo en Marbella y el Triángulo de Oro de la Costa del Sol: Marbella-Benahavís-Estepona, que es donde se concentra el llamado turismo de calidad por sus establecimientos hoteleros 5 estrellas y sus campos de golf y puertos deportivos: Marbella tiene 4 puertos con cientos de embarcaciones de la flota blanca, la recreativa y en Cabopino una base de motos de agua, las jet-sky, que ganan todas las competiciones del litoral español, con Nano a la cabeza.
El doctor Andrés Manuel Sánchez Cantos, presidente de la Academia Gastronómica de Marbella, al felicitar a Eladio Coello por su profesionalidad y por ofrecer calidad, buena cocina y buen servicio no dudó en comunicarle que la puntuación obtenida era de Sobresaliente con Nota.
“Nuestra misión-dijo Sánchez Cantos- es la de estimular al profesional para que persevere en ofrecer en su establecimiento la mejor gastronomía. Marbella es un polo de atracción turística de primer nivel mundial y el turista o el residente que elige la Costa del Sol, sabe que aquí va a encontrar los atractivos y alicientes de la buena mesa, como el mejor complemento en el disfrute de sus vacaciones, sean de playa, de golf o de sol y diversión.
La gastronomía es el gran complemento de una ciudad turística como Marbella. Y por ello es muy importante que los empresarios se esfuercen por elevar el nivel. Aquí, en Portofino, hemos comprobado que Eladio Coello, lo hace y vemos como cuida personalmente que salgan de cocina los platos más apetecibles. Y que el servicio, sea amable y muy profesional. Ha merecido la pena venir hasta el Puerto Cabopino para verificarlo.
Al Turismo hay que darle una Sonrisa, pero también la satisfacción de comer bien a un precio aceptable. Desde la Academia Gastronómica animamos a Portofino y a otros excelentes profesionales que existen aquí a seguir en esa línea. Marbella, se lo agradecerá.
El servidor, servido. Cacho, el famoso paparazzi de Marbella, además de hacer un gran reportaje gráfico, quisó recordar sus tiempos de camarero en La Farola del Don Pepe, que fue uno de los mejores Restaurantes de España y de Europa, auténtica escuela de grandes profesionales, se puso manos a la obra. Cacho con profesionalisdad máxima que la tiene en su experiencia en el Don Pepe a las órdenes del gran maitre y maestro, Joaquín Pérez Racero, se colocó el «lito» en el antebrazo de la mano derecha y sirvió el plato a otro gran profesional, pero en activo, que es Claudio Coello, arrancando el aplauso de los presentes. ¡Este Cacho!!.