La ministra de Defensa y el almirante jefe de Estado Mayor de la Armada, habían enviado una invitación especial a Francisco Javier Caamaño Lago, como antiguo integrante de los comandos especiales de la Armada Española, rogándole la asistencia a la entrega de una bandera de combate a la Fuerza de Guerra Naval Especial, donde la Reina Doña Letizia era la madrina.
El acto se celebraba en el muelle de cruceros Juan Sebastián de Elcano, en la Base Naval de Cartagena, con algunos buques de guerra de la Armada Española como testigos.
Luciendo la boina verde de los comandos y las condecoraciones recibidas en el pecho, Caamaño asistió junto a un selecto grupo de veteranos que, como él se habían formado en la Infantería de Marina, en El Ferrol, San Fernando y Cartagena, a tan memorable acto.
El comandante general de Infantería de Marina, general de división Rafael Roldán Tudela que fue su capitán en el segundo “estol” (Almogávares), le saludó con un abrazo tras el saludo marcial de rigor, igual que el coronel Pedro Antonio Martínez Rodríguez, que fue su teniente de Stol.
Y compañeros todavía en activo en los comandos especiales a los que, por seguridad hubo que pixelarles en la foto.
Para el subinspector Caamaño de la Policía Local de La Línea fue una jornada emocionante, vibrante. Que la Reina se pusiese a su lado para una foto de grupo con los veteranos presentes y que pudiera charlar distendidamente con la ministra de Defensa Margarita Robles sobre temas importantes de actualidad y de la difícil y acertada misión que lleva a cabo el presidente Pedro Sánchez, apoyando sin fisuras a las Fuerzas Armadas españolas y su buena sintonía con la OTAN y la UE, le dejó muy impresionado.
La secillez de Margarita Robles y su documentda conversación lo dejaron marcado y rompiendo esquemas.
Caamaño, después de una activa formación en los comendos, realizó trabajos policiales y de escolta en misiones privadas en Africa y en Estados Unidos y tiene una sólida formación militar con experiencia internacional.
Hace unas semanas viajó junto a su pareja hacia Ucrania y no en misión militar, sino para salvar a medio centenar de animales de compañía abandonados por la guerra. Durante unos días, estableció su cuartel en la frontera de Hungría y realizó una labor de rescate también muy necesaria.
La jornada vivida con antiguos compañeros y con los actuales comandos de la Fuerza de Guerra Naval Especial en Cartagena le ha sido muy saisfactoria y así lo cuenta.
La Reina Doña Letizia, amadrinó el acto de entrega de la Enseña Nacional a la «Fuerza de Guerra Naval Especial» en Cartagena, Murcia.
La Reina Letizia amadrinó y presidió el acto en el que se hizo entrega de la Bandera Nacional a la “Fuerza de Guerra Naval Especial” (FGNE) de Infantería de Marina y con base en La Algameca.
La «Fuerza de Guerra Naval Especial» no tenía bandera de combate porque es una unidad relativamente nueva, creada en el año 2009.
La «Fuerza de Guerra Naval Especial» es una fuerza de operaciones especiales preparada y equipada para actuar en el entorno marítimo, aunque también puede hacerlo en el ámbito terrestre. Además, es una de las tres unidades, junto al «Mando de Operaciones Especiales» del Ejército de Tierra y el «Escuadrón de Zapadores Paracaidistas» del Ejército del Aire, que se encuentran a disposición inmediata para la realización de ejercicios y misiones dentro y fuera de España.
Tras un proceso de plena profesionalización, adoptando los exigentes criterios de la OTAN y la UE, la FGNE está a la altura de unidades tan experimentadas como los “Navy Seal” de EE.UU.
Air Europa opera el vuelo más sostenible de su historia
Air Europa realizó el pasado viernes su vuelo más ecológico con la mira puesta en la adopción continua de soluciones medioambientalmente sostenibles que permitan acelerar la innovación responsable y conduzcan a reducir el impacto de la aviación en el entorno. Esta iniciativa se enmarca en el desafío “The Sustainable Flight Challenge” (El Reto del Vuelo Sostenible) que la alianza SkyTeam ha lanzado a sus aerolíneas asociadas. La finalidad es que el sector acelere la innovación y el cambio reduciendo al máximo el impacto en el medioambiente. Dicho reto consiste en una competición amistosa entre las compañías de la alianza, que pueden participar hasta en 14 categorías diferentes a través de la aplicación de soluciones de responsabilidad avanzadas con el objetivo de que las más exitosas se lleven a la práctica de forma constante, siempre que sea posible, para avanzar sin comprometer el medio ambiente.
El vuelo más sostenible de Air Europa se operó el pasado 6 de mayo entre Madrid y Gran Canaria con un Boeing 787-9 Dreamliner. La aerolínea adquirió biocombustible producido a partir de aceite vegetal en la refinería de Petronor en Bilbao, como una de las medidas destacadas para evolucionar en la descarbonización del sector. El avión empleado, con capacidad para 339 pasajeros, es uno de los modelos más eficientes del mercado, capaz de reducir en un 20% tanto las emisiones como el consumo de combustible gracias a su aerodinámica y tecnología más innovadora. Además, el Boeing 787-9 reduce también su impacto acústico en un 60%, lo que supone aminorar de forma notable el ruido en las poblaciones cercanas a los aeropuertos.
La operativa de este vuelo, para el que se trabajó en su ruta más eficiente y que contó con tripulación paritaria, incluyó también un procedimiento en tierra más sostenible. Groundforce, empresa de servicios aeroportuarios de handling, utilizó sus vehículos dotados de la última tecnología para todas las operaciones de tierra que rodean la salida y la llegada de un vuelo. Por su parte, Enaire colaboró en la realización de los procedimientos del ascenso y descenso continuos, así como en la trayectoria más óptima para un eficiente consumo de combustible y, por lo tanto, una reducción notable de las emisiones de CO2.
A bordo, Air Europa activó muchas de las prácticas sostenibles que ya son habituales en su operativa. Una de ellas fue el uso de materiales biodegradables, como fase previa a la progresiva y total implantación del “plástico cero a bordo”, así como la correcta segregación de residuos, medida que la aerolínea aplica desde 2006 no solo en sus oficinas, sino también en todos sus vuelos. Durante la operativa, se ofreció un menú sostenible y saludable, elaborado con productos de temporada y de kilómetro cero, con los que se refuerza el cuidado del medio ambiente y se potencia la economía circular.
La aerolínea, que invitó a los pasajeros a efectuar el check-in online, hizo partícipe a los pasajeros repartiendo a bordo una encuesta de satisfacción y utilizando para ello papel de usar y plantar, con el que posteriormente se creará un pequeño jardín en la sede de la compañía.
Cabe recordar que Air Europa, en su compromiso con un crecimiento económico respetuoso con el medioambiente, ya aplica múltiples prácticas que le han permitido mejorar la eficiencia de sus vuelos y cumplir con el objetivo estratégico de la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional) de reducir un 2% anual el total de emisiones de gases de efecto invernadero. Entre ellas se encuentra la creación de una aplicación de datos de los consumos de combustible y las emisiones asociadas; la implantación del proyecto Electronic Flight Bag; la creación de un comité de combustible periódico o la participación en grupos de trabajo del sector aéreo.
Adicionalmente para la operativa de su vuelo más ecológico, Air Europa involucró y trabajó de manera conjunta con proveedores y gestores de navegación aérea y aeroportuaria, que mostraron su total y absoluta predisposición para mitigar las consecuencias del cambio climático desde el ámbito de la aviación comercial.
Inspirado por las competiciones aéreas que unieron Melbourne y Londres en 1934, “The Sustainable Flight Challenge” busca unir al conjunto de la industria aeronáutica para tomar medidas inmediatas a través de la innovación. El propósito es reducir el impacto de la aviación en el medio ambiente y difundir ideas transformadoras que puedan compartirse con el resto de actores del sector. De esta manera, se pretende contribuir a dar soluciones a la industria para reducir la huella de carbono y el impacto medioambiental.
Sobre Air Europa
Air Europa es miembro de la alianza SkyTeam, formada por 19 aerolíneas que, desde hace 19 años, trabajan unidas como una gran red global prestando servicios a más de 630 millones de pasajeros al año.
La flota de Air Europa es una de las más modernas del continente. Está compuesta por 38 aeronaves cuya media de edad no supera los 4 años. La compañía es líder en procesos de conservación medioambiental. En 2018, la organización medioambiental alemana Atmosfair calificó a Air Europa como la aerolínea europea de red más eficiente.
Sobre The Sustainable Flight Challenge (TSFC)
The Sustainable Flight Challenge (TSFC) aparece para desafiar a la industria de la aviación a través del estímulo y la aceleración de la innovación en la búsqueda de un futuro más sostenible. TSFC es una iniciativa de SkyTeam, alianza aérea líder integrada por compañías de todo el mundo. Se concreta en un reto programado entre los días 1 y 14 de mayo de 2022 durante el cual 16 aerolíneas participantes implementan las soluciones más sostenibles compitiendo por un premio en 14 categorías diferentes. Este reto representa un nuevo paso en el camino de la industria de la aviación hacia un futuro más sostenible.
La escritora y periodista Viruca Yebra, está teniendo una gran acogida en los medios de comunicación con elogiosas reseñas a su última novela “La última condesa nazi”.
El Mundo, el diario “Abc” de Sevilla “La Razón” y otros medios de prestigio nacional se han hecho eco, además de la prensa local, la radio y las emisoras de televisión, relatan el éxito de la novela, donde se refleja la vida de algunos personajes muy conocidos de la jet set de Marbella, que precisamente se refugiaron en la Costa del Sol huyendo de la II Guerra Mundial.
La segunda novela de Viruca Yebra se presentó con gran éxito de público en los salones del Hotel Meliá Don Pepe, abarrotados, con más de 300 personas; se presentó en Madrid con la presencia de varias ex ministras y muchas personalidades y también se ha presentado con éxito en Málaga.
Ahora, el periódico “El Correo Gallego” le ha dedicado una gran entrevista realizada por José Miguel Giráldez, de la que nos hacemos eco y por su interés para Marbella, reproducimos. Dice:
“Viruca Yebra (Sarria, Lugo) acaba de publicar su segunda novela, La última condesa nazi (Espasa), una larga historia de casi seiscientas páginas en la que se nos narra la trayectoria personal de Clotilde von Havel, una aristócrata alemana de madre británica que, en 1945, se ve obligada a abandonar su castillo familiar en Alemania, con la llegada de las tropas soviéticas, y ha de acometer un largo exilio, huyendo primero en carro, en muy penosas circunstancias, hacia el hogar de algunos parientes en Baviera, y, más tarde, acometiendo un itinerario complejo a través de Londres, Nueva York, y, finalmente, España.
La novela combina el espíritu y el estilo de las historias realistas decimonónicas, el devenir de las sagas familiares que tienen que enfrentarse a los cambios formidables de la Historia, que se reinventan para sobrevivir, con cierta atmósfera intimista y romántica, en la que el amor se abre camino en medio del horror, pero también la sorpresa y los giros imprevistos de guión. Yebra demuestra un amplio conocimiento de la Europa y la América de los años 50, que describe a lo largo de muchas páginas, y, sobre todo, como ella misma dice en esta entrevista, gracias a una documentación profusa conseguida a través de numerosas conversaciones con representantes de la Marbella de los años sesenta, lo que se llamó entonces la edad dorada. Una ciudad que, en medio de la España franquista, desarrolló una especie de burbuja, se convirtió en un territorio propicio para artistas, famosos, aristócratas, bohemios y trasgresores, y, dice Viruca Yebra, también “nazis camuflados”.
-Hay un salto notable de ‘El fuego del flamboyán’, tu obra anterior, a esta nueva novela.
-Sí, son dos libros muy diferentes. El anterior tenía que ver con Galicia, con mis ancestros, con un mundo que yo conozco bien y que me toca de cerca. ‘La última condesa nazi’ discurre en una época y un lugar completamente distintos, es una historia alejada de mí, una historia que yo no he vivido. Hablamos de los años cincuenta en Europa y de los sesenta y setenta en Marbella. Para ello tuve que crear a Clotilde von Havel, que no es un personaje real, que en realidad no es ni siquiera un personaje nazi (ni lo era su marido), más bien se trata de un compendio de mujeres que se le parecen, que salieron de sus países, y que yo he conocido y entrevistado a lo largo de mucho tiempo, y que forman parte de la documentación de la novela. Son, como yo digo, mis clotildes.
-Sí, es tal el grado de detalle de la vida doméstica de Clotilde von Havel que llegué a pensar que se trataba de una recreación de un personaje histórico.
-Mucha gente me lo pregunta. Hay numerosos personajes reales detrás de la protagonista de esta novela, desde luego. Ahora mismo, una de mis ‘clotildes’ más decisivas se me está apagando en el hospital, está mal en este momento… y pienso que, si no hubiera escrito este libro, todo lo que me contó, todos los matices de aquellas vidas que me explicó, se habrían perdido, quizás, para siempre. Esta mujer, cuyo nombre aparece en la novela, fue una gran fuente de información para mí. Vivencias suyas aparecen en esta historia, como las de la hija de Clotilde. Yo no tenía ni idea, y la conozco de toda la vida, de que había sido la amante de un importante personaje del franquismo… Y como tal aparece. La verdad es que la novela tiene muchos elementos tomados de la realidad, tal y como me los contaron.
-El episodio en el que Clotilde y parte de su familia se escapan en 1945 ante la llegada de la avanzadilla rusa, abandonan su castillo con apenas unos baúles y se dirigen huyendo hacia el sur, está muy bien contado.
-Esto le pasó a muchísima gente en Alemania. Y los que pudieron huir, de Polonia, de Checoslovaquia, de la zona del Rhin, lo hicieron. Era una nobleza que tenía, más que castillos, granjas y casas grandes, una especie de pazos, si lo asimilamos a la cultura de Galicia. Muchos, como pasa en el libro, habían sido confiscados por el régimen nazi para la producción y como campo de trabajo de los prisioneros. Las personas que huyeron se desperdigaron por el mundo y algunas, bastantes, vinieron a Marbella. Me han contado numerosas historias, como te digo, pero piensa que en aquella época algunas de esas personas eran casi niños y lo recuerdan de un modo fragmentario. Con todos los retazos fui tejiendo este libro. En realidad, lo que pretendo es responder a la pregunta “¿qué hizo de verdad la gente después de la Segunda Guerra Mundial?”.
-Es cierto que aquella Marbella, digámoslo así, aparece mucho en tu novela, pero no es ni mucho menos lo fundamental en ella. Hay otras muchas cosas, como estamos diciendo. Y ahora que lo pienso, todas aquellas celebridades marbellíes aparecieron mucho en prensa, pero no tanto como sujetos de ficciones literarias, que es lo que tú has hecho.
-Creo que la prensa estaba muy al tanto, pero también creo que los conocía de una manera superficial. Yo no estuve metida dentro, pero desde mis crónicas de ABC me dediqué a conocer a estos personajes a fondo. Me dediqué a las fiestas privadas y allí tuve la oportunidad de acercarme mucho a todos ellos. También es verdad que me casé con alguien de Marbella que conocía a la mayoría… Todo ayuda. Por eso he podido contactar con muchísima gente de entonces, como te digo, y coincidir, por ejemplo en alguna cena, con exnazis, que hablaban una y otra vez sobre todo aquello. Yo allí tomaba nota y me callaba.
-Tú conociste a la secretaria de Marlene Dietrich, ¿no?
-Sí, claro. Ayer mismo me llamó… Yo conocía a esta señora de origen sueco, que hablaba muchos idiomas, lo que le había permitido trabajar en relaciones internacionales de algún hotel, pero no tenía ni idea de que había sido la secretaria de Marlene Dietrich. Una vez había ido allí, para hablar con varias ‘clotildes’, cuando estaba trabajando en la novela, y me lo contaron. Me quedé alucinada, porque ella no me había dicho absolutamente nada, nunca. Es muy discreta, pero seguro que sintió de cerca esa forma de ser de la actriz.
La documentación, por tanto, dependió de todas esas entrevistas. Y de muchos libros y archivos periodísticos, supongo.
Hice una labor de documentación amplia. Tengo muchísimas libretas con personajes, con datos históricos, con datos sobre la moda… Yo siempre me interesaba por los vestidos, las marcas, las joyas… A mis clotildes se lo preguntaba expresamente, porque ellas suponían que yo lo conocía, pero en realidad no era así: era su mundo, no el mío. Por eso yo insistía en que me explicaran los detalles, por más que les pareciera redundante. He conseguido sacarles el jugo de cosas que a ellas les parecía algo normal y corriente. Sólo así el lector se puede meter de lleno en el tiempo ya lejano del que yo hablo.
-¿Sabían que estabas haciendo un libro de todas ellas?
-Sí, yo siempre soy muy clara en eso. Pero, de la misma forma, saben que pueden confiar en mí, y que nunca revelo el nombre de las personas… por eso me cuentan cosas. A veces me llama alguien que ha leído el libro y me dice “¿fulanito es menganito?”, y cosas así… Pero siempre les digo que no quiero hablar de eso, y les pido a ellos que no lo hagan.
-A pesar de la guerra y de las grandes dificultades, todos estos personajes se movían muchísimo en aquella Europa.
-Era lo normal en este tipo de gente. Bueno, y lo siguen haciendo. Van de una propiedad a otra, por ejemplo, o por otras razones. Tengo una conocida que tiene una islita pequeña en la costa de Suecia, donde se pasa todo el verano. Es una forma de vida [característica]. Nuestra Clotilde von Havel se mueve igualmente, y no sólo cuando no le queda más remedio. Lo de ir a Londres, en su caso, tiene que ver con su familia materna, que pertenecía a la nobleza británica, y ya ves cómo se mueve en Londres. Toda su obsesión es ponerse a salvo en Inglaterra. Esta forma de vivir, tan itinerante, te permite recrear todos esos escenarios al detalle. Ella llega allí, se va a casa de su tía Violeta Stone, dedica tiempo a su amiga Bárbara, en fin, quién no querría que le estuvieran esperando personajes así.
En el despertar de la pesadilla de la guerra, vuelve cierto glamur, y la tradición, tan pegada a lo británico. Fortnum and Mason, ese lugar que tanto amamos algunos, ese paraíso de los ‘scones’, sirve de escenario para un momento revelador en la novela…
Sí, desde luego. Fortnum and Mason es emblemático en Londres por muchas cosas. ¡Me acuerdo que la primera vez lo descubrí por pura casualidad!
-La gastronomía y la moda mueven también, aunque en otro plano, el argumento de la novela.
-Son elementos reveladores del cambio social tras la guerra. La vida se hizo diferente, otra cosa, después de todo aquello. Todo tuvo que simplificarse por las circunstancias, y por eso la moda liberó a la mujer. Empieza a haber peinados que ofrecían la posibilidad de arreglarse en casa, aparece la melena corta, los bigudíes, lo que permite mantener el estilo y la forma, así que de ninguna manera se sabía de dónde procedían estas mujeres cuando iban al trabajo. Los vestidos también se hacen más sencillos, como el de Emilio Pucci que yo nombro, en comparación con las vestimentas rimbombantes de antes de la guerra. En realidad, los cambios sociales fueron profundos y la vida de la mujer cambió drásticamente. Y el avance de las mujeres de hoy tiene que ver con lo mucho que trabajaron otras a lo largo del tiempo para permitirnos llegar hasta aquí, de eso no tengo duda.
-Los viajes transatlánticos en barco también caracterizan esta época, y en tu novela, el viaje de Clotilde a América va a tener una significación especial, aunque no podemos contar aquí la razón, evidentemente.
-Sí, allí sucede algo, sobre todo al final de la travesía. Estos viajes solían durar unos quince días y se preparaban de manera muy concienzuda. Clotilde venía de la nobleza rural, aunque era hija de diplomático, y su segundo marido, que venía de la más absoluta exquisitez, estaba preocupado por organizar bien el viaje…, por mantener, digamos, esa necesaria dosis de glamur. Pero Clotilde era muy elegante. El viaje en barco provoca un cambio total en la novela, la vuelca en otra dirección de manera sorpresiva.
-La homosexualidad fue un aspecto importante en la época, por más que permaneciera a menudo oculto. Al menos, así aparece en tu historia.
-Sí, era así. Marbella fue un buen ejemplo de cómo lo que sucedía en la sociedad en general podía ser diferente en algún lugar en concreto. Muchos llegaron, digamos, rebotados del Tánger internacional y tuvieron la suerte de que aquí vivieran cómodamente, sin estar perseguidos por el régimen que, evidentemente, no lo veía bien. La sociedad en torno al Marbella Club tenía ideas avanzadas, recibía a estas personas, y además estaba el cura, no lo olvidemos, que en mi novela es un personaje real, alguien muy abierto y tolerante, que no preguntaba nunca sobre cómo se comportaba la gente allí.
-En medio de un régimen dictatorial, una especie de isla con mucha más libertad y un notable sentido de la modernidad. ¿Era así?
-Hay muchas anécdotas, que me han referido a mí personas como Luis Escobar, y otros, que así lo corroboran. El cura fue a sacar más de una vez a gente que, por su condición sexual, había sido conducida a la cárcel por las autoridades de entonces. Decía que a los de su parroquia se les dejara en paz.
-Está la influencia poderosa de la generación ‘beat’ en aquel momento.
-Sí, claro, y la presencia de Tánger, absolutamente de moda, y todo eso que hemos hablado.
-Franco sale en primera persona, Clotilde lo conoce en Arroyovil, hablan de cine, de la Dietrich… y de alguna cosa más. Hay un momento en el que dices: “Clotilde se dio cuenta del carácter escurridizo del personaje y comprendió por qué aquel dictador llevaba ya más de veinticinco años en el poder…”
-Sí, todo esto me lo contaron directamente. Fue así… No quiero adelantar nada, pero ella se da cuenta de que no va a conseguir lo que pretende de él…
-¿Cómo está siendo la reacción de todas estas personas? Me refiero, claro está, a las que hayan podido leer la novela.
-Están encantadas. Nadie me ha llamado para decir que está en desacuerdo. Yo no voy buscando perjudicar a nadie, ni mucho menos. Sólo me limito a contar una historia, construida, es cierto, con el apoyo de todos los testimonios que he ido conociendo”.
En tiempos de Don Rodrígo Bocanegra
Aquel 27 de septiembre de 1973. la triste noticia recorrió Marbella como un reguero de pólvora. “Ha muerto don Rodrigo!!” “¿Y como ha sido se preguntaban unos a otros. Estaba delicado de salud y como todos los veranos había ido a “tomar las aguas que aliviaban sus males” al Balneario de Lanjarón, donde falleció.
Monseñor don Rodrigo Bocanegra Pérez fue sin duda un personaje controvertido, pero muy importante en el desarrollo del Turismo en Marbella que impulsó desde todos los ángulos. Pero sobre todo se centró en la formación de las nuevas generaciones de marbelleros y creó el Colegio de las Salesianas, las escuelas parroquiales de la Barriada de Pescadores y del Angel, el Hotel Escuela San Nicolás y tantas otras iniciativas que forjaron a los hombres y mujeres que luego han sido algo en la vida de Marbella.
Se encontró en aquellos años de la Hambre con una Marbella llena de gentes con muchas carencias, con muchas necesidades. El esplendor de la Marbella de las Minas del Peñoncillo había pasado o estaba pasando y el campo y la pesca no eran suficientes para una población que acababa de salir de la guerra. Don Rodrígo supo como generar recursos como poder dar trabajo y movió cielo y tierra para conseguir mejoras para Marbella. La propia iglesia que se encontró había sido quemada y saqueada años antes en aquellos tristes sucesos que enfrentaron a los propios hermanos, vecinos y amigos.
Es ahora su sobrino, el prestigioso abogado Ricardo Sánchez Bocanegra quien, en este artículo escrito y publicado hace unos años, quien nos cuenta sucintamente, algunas pinceladas que dan realce a aquel gran personaje que tanto ayudó a Marbella y que Marbella no puede ni debe olvidar.
Dice Ricardo S. Bocanegra (fundador de la Casa de Europa en la Costa del Sol, presidente del Club Internacional de Marbella que tantas personalidades has traído a dar conferencias en Marbella y en definitiva, un ciudadano destacado en la vida de esta ciudad) que:
“Don Rodrigo Bocanegra Pérez, que fue una personalidad muy influyente en la España de su época, nació en Olvera (Cádiz) el 8 de mayo de 1908. Tras estudiar en el Seminario de Málaga, fue ordenado sacerdote en el año 1931 en Gibraltar por el entonces Obispo de Málaga, Don Manuel González, hoy Beato, a quien mi tío profesaba una gran admiración y cuya labor social imitaría años después. Su ministerio sacerdotal se desarrolla íntegramente en la provincia diocesana de Málaga. Fue párroco en Vélez Málaga, Arriate, Grazalema y Yunquera durante una época de convulsión social y política en España. Estuvo encarcelado y condenado a muerte (“muero contento porque muero por ser sacerdote”, escribió el día antes de su pretendida ejecución en una carta dirigida a sus padres y hermanos) y fue liberado en el último momento por monjas que, al parecer, se hicieron pasar por milicianas.
Fue un sacerdote carismático y querido en todos los pueblos en los que estuvo, en todos los cuales fue objeto de multitudinarias y emotivas despedidas. Pero sería en Marbella donde se desarrollaría su principal labor sacerdotal, y no solo sacerdotal.
Para entender la figura de Don Rodrigo Bocanegra hay que situarse en la época en que le tocó vivir. Llegó a Marbella el 1 de octubre del año 1949, en plena depresión económica y social en toda España. Paro, escasez, pobreza. En su primera homilía en la parroquia de la Encarnación vino a decir que “veo pocos obreros en esta Iglesia, y comprendo que no vengan. Si yo no tuviera trabajo ni las primeras necesidades cubiertas, tampoco vendría a la Iglesia. Si encontrara un hombre que me ayudara a dar trabajo y bienestar a estas personas, estoy seguro que esta Iglesia de dimensiones catedralicias, hoy casi vacía, se llenaría. A las personas necesitadas hay que atraerlas a la Iglesia no con la limosna, que ésta humilla, sino proporcionándoles trabajo y soluciones a sus problemas…”. Al terminar la Misa entró en la sacristía un hombre y le dijo: “Padre, me ha impresionado su homilía y su interés social y humanitario. Me ofrezco a ayudarle en todo lo que necesite para esa labor social que pretende realizar”. “¿Con quién tengo el gusto de hablar?”, preguntó Don Rodrigo. “Con José Antonio Girón, Ministro de Trabajo”. Ahí empieza, de una parte, lo que se denominó en la época “la redención social del trabajador marbellí”, o lo que es lo mismo, la solución a graves problemas sociales que venían de lejos, y de otra, una estrecha relación de amistad entre Don Rodrigo Bocanegra y Don José Antonio Girón, que redundó, y mucho, en beneficio de los trabajadores de Marbella y de Marbella toda.
Él no quiso encerrarse en la sacristía y cerrar los ojos a las circunstancias que le rodeaban. Él salió a la calle, se puso al frente de los más necesitados y tuvo la audacia de ganarse la amistad y la simpatía de las más altas jerarquías del Estado en ese momento, lo que no solo le permitió llevar a cabo su importante labor social, sino que le convirtió en la persona clave para la consecución de cualquier obra pública, social o turística en la Marbella de los años cincuenta, sesenta y primera mitad de los setenta, es decir, durante los años fundamentales del inicio del desarrollo y el progreso de nuestra ciudad.
Sería largo y prolijo hacer una relación de las obras que realizó y de las otras muchas que propició o hizo posible con su apoyo e intermediación.
Desde el punto de vista social, su preocupación por los pescadores le llevó a entrevistase con Franco en el palacio de El Pardo y conseguir que el “caudillo” accediera a aprobar el puerto pesquero para Marbella. Su preocupación por el paro, le llevó a construir una fábrica de esparto en la que dio trabajo a más de doscientas mujeres de condición humilde que aprendieron un oficio, ganaban un sueldo y recibían formación cultural y religiosa. Su preocupación por la falta de escolarización se vio reflejada en la consecución de escuelas rurales en La Bajadilla, Las Chapas y El Angel, las escuelas parroquiales de Marbella –hoy Colegio Monseñor Rodrigo Bocanegra- y el Colegio de María Auxiliadora, regentado por monjas salesianas. Su preocupación por la escasez de viviendas para los más necesitados, le llevó a impulsar la construcción de más de 250 viviendas sociales. Con el inicio del turismo, y ante la falta de formación profesional de los jóvenes, influyó personalmente ante el Ministro de Trabajo Romeo Gorría para la instalación de un Hotel-Escuela en Marbella, que fue el primero en toda España según afirma el ex presidente de la Federación Española de Hostelería Pedro Galindo. Asimismo, abrió una escuela de cerámica en la que jóvenes de Marbella aprendieron un oficio. Con el objeto de proporcionar alojamiento a las muchachas que venían del interior de la provincia a trabajar en la hostelería, creó una residencia bajo el auspicio de la parroquia. Para los ancianos, consiguió convencer a un rico austríaco, Alfred Jaegger, para que financiara una residencia parroquial de ancianos, la única que hubo en Marbella durante décadas, y también creó un hogar del pensionista. Para los jóvenes abrió un club juvenil parroquial que tuvo una intensa actividad cultural y de ocio.
En el plano eclesiástico y religioso, construyó el actual retablo del altar Mayor de la Iglesia de la Encarnación y reconstruyó diversos altares del resto de la Iglesia que habían sido destruidos durante la guerra civil. También llevó a cabo la rehabilitación de la Iglesia del Santo Cristo, de Santiago y de la capilla de San Juan de Dios, éstas últimas con la ayuda inestimable del alcalde Paco Cantos. Dio un gran impulso a la Semana Santa, que pasó de tres a siete cofradías durante su ministerio; introdujo a la Virgen de Fátima en la Iglesia de La Encarnación y promovió el rezo del rosario y los cursillos de cristiandad, entre otras muchas actividades de carácter espiritual que considero innecesario relacionar. Asimismo, poco antes de su fallecimiento dejó terminada e inaugurada la parroquia de La Divina Pastora y gestionados los terrenos para la futura construcción de las Iglesias de El Calvario, en Marbella, y de la Virgen Madre, en Nueva Andalucía.
Su interés por el desarrollo turístico de Marbella y por la prosperidad y el bienestar que el mismo suponía para el conjunto de los habitantes de nuestra ciudad, le llevó a crear la Hermandad de Santa Marta, integrada por todos los hoteleros de Marbella y cuyo objetivo era limar asperezas y lograr la unidad entre ellos, con una comida mensual. También acogió como propia la propuesta del organista alemán Michael Reckling de instalar un importante órgano en la parroquia de la Encarnación, que llegaría a ser uno de los mejores de Europa; un órgano del que hoy pueden seguir disfrutando las gentes de Marbella y los extranjeros residentes y visitantes. Siguiendo en el plano turístico, fue persona clave para que José Banús pudiera construir el famoso puerto que lleva su nombre o para que los hoteles Meliá Don Pepe o Incosol consiguieran la financiación necesaria. Asimismo, coadyuvó con su influencia a la construcción de otras muchas promociones turísticas e infraestructuras públicas fundamentales para Marbella y la Costa del Sol.
Podría decirse que Don Rodrigo se valía de los ricos para ayudar a los pobres. Era una máquina inagotable de hacer favores y de ayudar a todos cuantos a él acudían, sin importarle su religión, sus ideas o su condición social o económica. Era el paño de lágrimas de todos. En su casa podía verse a personalidades mezcladas con gente humilde. No exagero si digo que era raro el día en que no le conseguía a alguien un puesto de trabajo, un piso, una recomendación para una intervención quirúrgica o para unas oposiciones o para un crédito. Como anécdota significativa, no me resisto a contar que los más necesitados iban a su casa para que les firmara la receta del médico, ya que con la firma de Don Rodrigo adquirían gratis los medicamentos en la farmacia de Don Juan Lavigne en virtud de un acuerdo entre mi tío y el farmacéutico, a quien mi tío a finales de cada mes le abonaba el importe de todas las recetas que llevaban su firma. Y así, mil cosas.
En el plano personal, era una persona de gran simpatía, con mucho sentido del humor, con una inteligencia y una visión de futuro excepcionales, con una mente abierta y progresista, un adelantado de su tiempo. Abrió la Iglesia de la Encarnación a protestantes, anglicanos y judíos, quienes celebraban actos religiosos conjuntamente con los católicos en unos tiempos en que nadie se atrevía a hacerlo. El Obispo de Málaga, Don Angel Herrera Oria, le decía “Don Rodrigo, nos van a excomulgar a Ud. y a mí”. Fue tolerante con lo tolerable e implacable con lo intolerable. Su bondad y humanidad eran perfectamente compatibles con su firmeza y autoritarismo cuando consideraba que la situación lo requería.
Tuvo detractores que no comprendieron su forma de actuar ni sus relaciones con las altas esferas del poder, pero, bueno, ya se sabe que las personas que destacan y que hacen cosas importantes, siempre tienen algún detractor, más por desconocimiento de la realidad que por maldad en la mayoría de los casos. Él decía que comprendía a los que no le comprendían.
Le quisieron nombrar Obispo en cuatro ocasiones (de las diócesis de Santander, Canarias, Jerez y Córdoba) y siempre lo rechazó. Decía que “de Marbella al cielo”. Fue vicario-arcipreste de Marbella y Prelado de Honor de Su Santidad hasta su muerte, acaecida el 27 de septiembre de 1973.
En Marbella, como en los pueblos que le antecedieron, tuvo una despedida multitudinaria y sentida a la que se sumó el pueblo entero. El Ayuntamiento decretó luto oficial, las tiendas cerraron y Radio Marbella solo emitía música sacra. Su familia nunca agradeceremos bastante al pueblo de Marbella el cariño y la gratitud que demostró hacia mi tío el día de su entierro.
En este año del centenario de su nacimiento, he creído que era de justicia tener un recuerdo para una de las personas que más ha hecho en favor de Marbella y para una de las personas más carismáticas que he conocido.
Ricardo Sánchez Bocanegra
(El artículo fue publicado en el Diario SUR el 20 de mayo de 2008)”.
En la foto de Portada, Don José Banús muestra al conde de Barcelona, padre del Rey Juan Carlos y a monseñor don Rodrigo Bocanegra el nuevo Club de Golf de Las Brisas.o de Nueva Andalucía.
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