Ana María Moya fue un personaje muy popular en los años 70-80, que se hizo querer por el pueblo de Marbella.
Ana María abrió su primer tablao en los primeros años del Puerto Banús y posteriormente se instaló en la Plaza del Santo Cristo, junto a la Ermita y frente del que fue uno de los más importantes restaurantes de España, La Fonda de Horcher, decorado por el mítico Parladé y servido por uno de los grandes de la hostelería: Ramón Ballesteros.
Ana María era un personaje delicioso, que sabía mezclar el jaleo y el flamenco con el buen humor y la eterna sonrisa.
Participó activamente en la promoción turística de Marbella, viajando por toda Europa con la “Embajada Volante Marbellí” a bordo de un avión de la compañía Sabena. Viajó a Nueva York con el príncipe Alfonso de Hohenlohe y el torero Antonio Ordoñez para protagonizar la “Noche de Marbella” en la Gran Manzana. Y actuó dos días antes de que se inauguraran los trágicos Juegos Olimpicos de Munich, en la capital bávara promocionando Marbella con la Cooperativa de Promotores de la Costa del Sol que presidia Alfonso de Hohenlohe.
La noches del Tablao de Ana María fueron la gloria de aquellos años donde la discoteca de Pepe Moreno era un referente. Las incomparables noches de Marbella, se vivían a tope, en el Bar de Menchu, en el chalecito de La Torre del Duque, con Nacho Angulo, en el Joy con Fermín Muñoz, en la boite Mau Mau del Marbella Club con Antonio de Disc Jockey y en todos esos lugares donde la diversión terminaba a las siete de la mañana con una sopa de ajo castellana o un buen asado, en El Molinillo, de Santiago Gutiérrez, el sobrino de Cándido de Segovia, allá por la carretera de Ojén, a la hoy entrada de La Cañada.
Ana María era visita obligada para todo turista que se preciara y no podía marcharse sin sentir el embrujo del flamenco en el tablao de Ana María. Procuraba Ana María tener el mejor elenco, en el cante, en el baile y en la guitarra flamenca, aunque prefirió durante mechos años al que mejor la tocaba en todos los palos del flamenco: Parrilla de Jerez.
Lamia y Adnan Khashoggi se gozaban llevando a Ana María a Richard Burton, a Elizabeth Taylor, George Hamilton y a tantos personajes ilustres que dormían en las suites de invitados de La Baraka, su impresionante mansión de la carretera de Ronda.
El principe Alfonso de Hohenlohe, se reía con Ana María y le indicaba que sacara a bailar a algunas de las estrellas que poblaban el Marbella Club.
Nadie podía terminar sus dias de vacaciones en Marbella sin haber vivido una noche de embrujo flamenco en el Tablao de Ana María.
En el libro “Lo que yo vi, lo q ue yo viví” que narra la Historia y vivencias de aquellos años del auge del Turismo y la fama mundial de Marbella, se recogen muchos testimonios de personajes famosos que disfrutaron de las noches de Marbella en el tablao Flamenco de Ana María.
Las fotos de la noche en que José Luis Yagüe llevó a la princesa Margarita de Inglaterra, hermana de la Reina Isabel II al tablao de Ana María, que también merecen un capitulo en el libro “Lo que yo vi, lo que yo viví”, dieron la vuelta al mundo. Igual que las de Kunta Kinte bailando con Ana María, las de Richard Widmark y la de tantos personajes famosos.
A Sidney Poitier “En el calor de la Noche”, le encantaba terminar su paseo nocturno por la Plaza de los Naranjos y el Casco Antiguo, subiendo calle Aduar arriba hasta llegar a la Plaza del Santo Cristo, donde desde la calle se escuchaba el compás de las palmas y el rasgueo de la guitarra de maestros como Luis Fonseca.
Y no eran solo los turistas y famosos los que terminaban la noche en Ana María. No había un solo artista del flamenco que llegara a Marbella que no se pasara a tomar una copa en Ana María. Y es que en Ana María, han cantado y bailado desde Lola Flores y Antonio el Bailarin a Chiquetete, El Pinto o Fosforito.
Pero las luces de Ana María, se han apagado. La pobre Ana Mari Moya, se fue detrás de su hermano José Luis y su hija alquiló a José El Chato y a su mujer, la popular “Chata”, el tablao.
Unos años bien y otros, incluido el desastre de la pandemia, fatal. El tablao de “Ana Maria-Los Chatos” se acabó.
Ahora ante el rumor de que la casa se convierta en uno de esos nuevos hotelitos boutique que estan proliferendo en el casco Antiguo como el que ha surgido al lado y en lo que antiguamente era la Fonda o en El Castillo, elevan la voz y piden al Ayuntamiento que salve el tablao de Ana María.
No entra dentro de las funciones del Ayuntamiento explotar tablaos flamencos, pero si defender las tradiciones. Al igual que la Junta de Andalucía se gasta un abultado presupuesto en fomentar el flamenco..
Con las medidas sanitarias que ha impuesto el Covid, ese apretujamiento que cada noche se vivía en el reducido espacio del tablao, ya no es posible. Lo que si sería posible sería tirar las dos plantas interiores (la planta de arriba solo servía para que se cambiaran a reposaran los artistas o para algún que otro encuentro provocado camino de los servicios), dejar la fachada, mejorándola más artísticamente y diseñar en el interior un nuevo local, aunque mantener la histórica columna sería obligado.
Una especie de anfiteatro en media luna, que permitiese un aforo de al menos 100 personas, cosa que antes siempre fue imposible acomodar, aunque vaso en mano, los clientes se sentaran en las escaleras de acceso al piso superior.
Las vecinas y vecinos de la Plaza del Santo Cristo, calle Ancha, barrio de Leganitos y, en general, del Casco Antiguo de Marbella,
MANIFIESTAN:
– Su total disconformidad ante la desaparición del emblemático Tablao Flamenco Ana María – Los Chatos, como parte de la historia de la ciudad.
– Reivindicar el edificio como bien cultural de la ciudad de Marbella, como parte del patrimonio histórico-cultural.
– Expresar su preocupación por la perdida de identidad cultural de la ciudad y el progresivo abandono de sus plazas y calles más emblemáticas, en beneficio de una sobreexplotación de viviendas turísticas, con la temida gentrificación y turistificación, propias de otras ciudades costeras.
– Solicitamos al Ayuntamiento. de Marbella:
– Considere de interés turístico el mantenimiento de dicho edificio y su restauración para mantener su uso como tablao/museo del arte flamenco, tan arraigado en nuestra ciudad.
– Se tenga en cuenta el valor patrimonial de la Plaza. del Santo Cristo, otrora alma de visitantes famosos, que han dado a Marbella su renombre.
– Considere la adquisición del inmueble para fines culturales propios de su género y la posible concesión municipal de su explotación como tablao.
Considerando la desaparición de este singular edificio y la merma cultural y comercial que pueda suponer para vecinos y establecimientos del casco antiguo, manifestamos nuestra voluntad de mantener viva la plaza. del Santo Cristo, una de las más antiguas, bellas y auténticas de esta ciudad, demasiadas veces ninguneada por los poderes municipales y dejamos constancia de nuestra oposición a la demolición del edificio y su uso para fines no culturales.
En Facebook, se ha escrito que “Ana María Moya fundó en 1966 el tablao flamenco que tiene su nombre en la plaza de Santo Cristo. Por el tablao pasarían grandes artistas y personajes famosos como atestiguan las fotos que colgaban de sus paredes, celebridades como la Princesa Margarita, el que fue primer ministro británico Edward Heath, Sydney Poitier, Peter Strauss (‘Hombre rico, hombre pobre’), Anthony Perkins, los Kennedy, el Nóbel Camilo José Cela, Pelé, Eva Longoria, María Bravo, Antonio Banderas, Carmen Sevilla, Paquita Rico, María del Monte, Máximo Valverde, Marisol, Fernando Martín, María Teresa Campos, Matias Prats, Olivia Valere, el futbolista Marcos Alonso, Eva Ruiz (de Juan y Medio), Charo Mohedano (sobrina de Rocío Jurado), Eduardo Gómez (‘Aquí no hay quien viva’) y Karlos Arguiñano, entre otros muchos.
Ana Maria, tras una larga enfermedad, falleció en 2017. Más de 50 años después de su inauguración el establecimiento ha cerrado y el inmueble ha sido vendido con el objetivo de convertirlo en un edificio de apartamentos turísticos de tres plantas (esta información sobre su venta y destino no ha podido ser contrastada).
Varios vecinos están haciendo circular un manifiesto en el que se oponen a la desaparición del tablao alegando su valor patrimonial para pedir su conservación. Arquitectónicamente, el inmueble no tiene gran valor ya que son dos viviendas humildes unidas y transformadas en sala de fiestas. Son casas propias de la arquitectura vernácula o popular, probablemente del siglo XIX con ausencia de balcones y el tradicional tejado a dos aguas y teniendo en cuenta que el interior fue transformado en sala de fiesta es difícil alegar un valor arquitectónico.
Sin embargo, entiendo que en el manifiesto que envían los vecinos aluden a que forma parte de nuestras tradiciones, es decir que tiene un valor etnográfico. El patrimonio etnográfico representa nuestra cultura e identidad como pueblo y el flamenco que es patrimonio cultural inmaterial de la humanidad se protege y existen numerosas iniciativas a través del Instituto Andaluz del Flamenco.
Quiero desde aquí manifestar mi apoyo a esta iniciativa. El flamenco es patrimonio y hay que defenderlo y darle el valor que se merece como parte de nuestra historia y tradición.
Ana María Moya fue una magnífica embajadora del flamenco y de Marbella y por su tablao pasaron las más importantes personalidades que visitaron la ciudad por lo que el inmueble alberga también nuestra historia más inmediata, la del turismo.
Por todo lo dicho, debemos solicitar al ayuntamiento de Marbella que la sala de fiestas pase a formar parte del patrimonio municipal y que se convierta en sede de cultura e historia del flamenco”.