En estos días de “rusofobia” me gustaría aclarar, por el simple hecho de que se sepa la verdad, algunos aspectos desconocidos, y que me temo que poco interés puede haber en darlos a conocer, de las implicaciones de algunos españoles en el desarrollo de la consolidación de Rusia como Imperio y en su preparación técnica, económica y cultural.
No se trata de españoles vinculados con uno de los bandos de la eterna Guerra Civil de 1.936 -1.939, tan celebrada en el presente, y digo celebrada porque en vez de cerrar de una maldita vez las heridas que produjo y pasar página, como en todos los países normales se ha hecho en lo referente a los dramas bélicos sufridos, esta guerra es tan rentable política y, seguramente, económicamente también, que parece conveniente mantenerla vigente y con sus fantasmas sin oportunidad de alcanzar el descanso.
No, no me voy a referir a los exiliados comunistas en la Unión Soviética de Stalin que ahora tanto se celebran, ni a los niños de Rusia, ni de aquellos de los cuales muchos, sobre todo militares republicanos, pilotos, marinos, fueron deportados a campos de trabajo siberianos por motivos y en circunstancias que no atañen por lo que se ve a ninguna ley de memoria histórica y cuestión sobre la cual los comunistas españoles, los de la transición y los de ahora, siempre silencian.
Me referiré a españoles del siglo XVIII y XIX que fueron a engrandecer el Imperio Ruso, con el cual hubo tradicionales relaciones, datándose de tiempos del Emperador Carlos V las primeras embajadas, si bien no venían por interés hacia España sino a visitar al Monarca en cuanto Emperador del Sacro Imperio. Formalmente, sería la llegada a Cádiz de una delegación formal de Rusia en 1.667, desplazándose después al Puerto de Santa María, la que marcaría el inicio de los contactos bilaterales, una iniciativa rusa que trajo una delegación de sesenta personas dirigidas por Piotr Potiomkin, hecho que se conmemoró hace pocos años con un monolito y un busto emplazados en esta última ciudad.
Sería en el siglo XVIII cuando se tratarían de formar consulados comerciales y tratar de consolidar relaciones comerciales entre Rusia y España sin la intervención de ingleses y holandeses. Allá por 1.722 el príncipe Golitsyna fue el primer embajador del Imperio Ruso, que también abrió consulado en Cádiz y las relaciones se mantuvieron, con algunos altibajos, hasta principios del siglo XX.
En el mismo siglo XVIII destacaron varios personajes españoles en tierras rusas, el primero José de Ribas, militar catalán destinado en el Reino de Nápoles que fue invitado a establecerse en la corte de Catalina II por el conde Orlov. Lucho contra los turcos otomanos, fue un héroe en el asedio de Izmail, participó en la batalla de Chesme tras la que intervino en la conquista de Azov y Crimea, firmando el tratado de Jassy por encargo del Príncipe General Potemkin que concedía al Imperio Ruso la orilla Norte del Mar Negro.
De la Riba fundó, por encargo de la Zarina Catalina la ciudad de Odesa y el puerto de Sebastopol, esos sitios que hoy dicen que son de lo que llaman Ucrania con absoluto desconocimiento histórico. José de la Riba murió en 1.800, siendo Almirante, en San Petersburgo.
En el terreno cultural hubo un músico, Vicente Martín y Solé, que nació en 1754 en Valencia, donde fue cantor de la catedral, vivió en Nápoles auspiciado por quien sería después Carlos IV de España, y pasó a Viena, donde tuvo mucho éxito, tanto que fue tratado de eclipsar por los músicos del entorno de la Corte del Emperador José II, Mozart y su padre entre ellos. Se dice que éste, Mozart el genio, le copio todo lo que pudo y que en el segundo acto de “Don Giovanni” está la muestra palpable de esta afirmación, pues introdujo exactamente parte del final del primer acto de la ópera “Una cosa rara” del valenciano.
Cansado de la situación, y aun gozando de fama y éxito, se fue a Rusia llamado por la corte de Catalina II para dirigir el Teatro de la Opera de San Petersburgo, y allí seguiría componiendo y gozando de fama, dedicándose en sus últimos años a la enseñanza. En sus óperas rusas hizo populares temas cervantinos y su fama se fue difuminando durante la segunda mitad del siglo XIX hasta llegar a ser prácticamente desconocido en la actualidad.
En las ciencias y técnicas hubo un canario, Agustín de Betancourt, que llegó a Rusia ya en los primeros años del siglo XIX, escapando del enrarecido clima social y político de España. Había sido director del Real Gabinete de Máquinas y de la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid. Fue el creador del primer telégrafo español con una codificación binaria de la información.
Llegó a Rusia allá por 1.807, donde fue acogido otorgándosele el grado de general de División adscrito al cuerpo de Misiones Especiales del Zar Alejandro II. Director del Instituto Ruso del Cuerpo de Ingenieros, continuó la tarea de diseñar y desarrollar proyectos técnicos e invenciones tal como había hecho en España. Promovió y dirigió la construcción del primer barco de vapor ruso, el “Yelizaveta” y creó la Oficina de papeles del Estado, que se puso en marcha en 1.818, algo así como la Fábrica de Moneda y Timbre española, donde planificó desde los edificios hasta la maquinaria y modernizó el sistema de emisión de moneda en el Imperio.
Participó en la edificación de numerosos edificios públicos e iglesias, siendo su último proyecto la Iglesia de san Jorge, situada en un cementerio de San Petersburgo. Entre sus obras está en Manezh de Moscú, un centro de exposiciones y ferias pionero en aquella época, la reforma de la fábrica de armas de Tula mediante la instalación de una máquina de vapor de su invención o la construcción de un canal entre la fábrica del Izhora y San Petersburgo, empleando una dragadora a vapor también de su invención. En 1995 el Ministerio de Vías de Comunicación de Rusia creó la medalla Betancourt para premiar a científicos y profesores en materias de su competencia.
Y tiempo después, ya a finales del siglo XIX, un príncipe español sería considerado un héroe del Imperio Ruso, un Borbón de la rama Carlista, pero no cualquiera, sino el hijo primogénito del aspirante al trono, Carlos de Borbón: Jaime de Borbón y Borbón – Parma, duque de Madrid y a la muerte de su padre aspirante al trono de España con el título de Jaime III. Desde 1.896 hasta 1.909 perteneció al cuerpo de Húsares del Zar y fue considerado un héroe en la expedición contra China y en la guerra ruso japonesa de 1.904. Se retiró con el grado de coronel y con el permiso del Zar a la muerte de su padre para seguir luchando por la causa carlista y aspirando al trono de España.
Ya ven: estas cosas ni se dicen, no se cuentan, y menos ahora. Manifestar que llevar las fronteras del Imperio Ruso, no de esa Ucrania artificial tan amada hoy por Occidente, fue cosa de un español, el Almirante de la Riba, fundador de Odesa creador de Sebastopol, participante activo en la conquista de Crimea a los turcos a lo mejor es pecado, al igual que contar que un príncipe carlista, un Borbón, luchó por mantener la grandeza territorial del Imperio Ruso, que un músico valenciano engrandeció su cultura musical y que un genio de las tecnologías de su época ayudó a modernizar la industria y las comunicaciones de Rusia.
Pero aquí estamos más conformes con quedarnos con los tópicos vetustos y con el progresismo de la globalidad, con el mundo del Occidente sancionador y toda esa cantidad de absurdas actitudes que ya nos pasarán su factura.
Manuel Alba
Abogado en Ejercicio
Me preguntan por qué no escribo con la misma frecuencia que antes, y cuál es la razón de mi prolongado silencio. Debo responder que me siento bastante cansado a causa del entorno, de las circunstancias y también por el sentimiento generado en mi interior por la falta de interés de la mayor parte de mis lectores. Por otra parte, sigo recogiendo mis pensamientos, opiniones y pareceres en esas libretitas de pastas de hule y de tamaño reducido que me suelen acompañar a todas partes.
Escribir, opinar, decir, sobre los temas que pudieran resultar de actualidad, cuando se hace desde un punto de vista, una opinión heterodoxa como la habitual en mí, produce situaciones poco agradables, críticas mordaces, descalificaciones… Algo que resulta lógico al contemplar que ese entorno al que antes me refería se encuentra inmerso, sumergido, en un pensamiento amorfamente común, vulgar y manipulado a través del santo politiqueo y el poderoso hechizo de la información dirigida , cuando la sociedad en la que me debo de desenvolver, muy a mi pesar, es poco menos que una amalgama informe entregada con docilidad borreguil y absoluta sumisión a unos dirigentes que, en definitiva, son los que se merece.
Vivimos, aunque no se lo quieran ni plantear, en una sociedad que, además, es más ñoña, reprimida y reaccionaria de lo que pudo ser en siglos pasados, y que nos vende como signos de modernidad y de progreso ideas que no pueden ser más caducas y decadentes. Lo veo así cuando se trata de ciertos temas y cuando las gentes comunes se escandalizan de cosas que o son lo más natural del mundo, o resultan que en otros días no adquirieron tal importancia, y lo vemos cuando cualquier medio de comunicación, cualquier programa de estercolero o cualquiera de esos que ahora les llaman “influencers” de internet aparecen con sus temas absurdos y ridículos elevándolos a categoría de escándalo.
Se le llaman escándalos a cosas que nunca lo fueron, tratándose de imponer una moralina barriobajuna que ni en tiempos de la remota Edad Media se llegó a conocer. Así, por ejemplo, y por empezar por fuera de España, llevamos años y años endiosando a una individua que por ser mujer y morir trágicamente se la ha mitificado con veneración y convertido en santa laica, algo que a las mentes razonables debería de espantar; se trata de la famosa Diana Spencer, que fuese esposa del Príncipe de Gales y hoy Rey Carlos III de Inglaterra. Con interesada intencionalidad esa señora se ha convertido en un icono, pero ¿icono de qué?. Nadie repara, porque en ello no se insiste, en sus amoríos, sus estupideces, su propia imagen de borde line, ni tan siquiera que su muerte se produjera acompañando a su último amante… Y ahora, tras la llegada al trono inglés de Carlos III, se vuelve a resucitar la tal Diana y a atizar al monarca por su relación con la Reina Camila, que en su día fue extramatrimonial, si ¿y qué?, si se sabe que la propia Reina Victoria, la menuda y radical reina enlutada que ocupó el trono casi dos tercios del siglo XIX, a pesar de sus negros atuendos mantuvo relaciones con un criado hindú musulmán, Abdul Karim, conocido como “Munshi” y con el caballerizo escoces John Brown.
Su hijo, Eduardo VII, que tuvo que esperar a ser rey casi tanto como Carlos, fue pródigo en amoríos. Como éste, Eduardo VII se casó de mala gana y por imposición, en su caso con una danesa, la que sería Reina Alejandra y mantuvo amoríos que eran de público conocimiento, por ejemplo con la actriz Lillie Langtry, a la que llegó a obsequiar con una casa que poseía un pequeño teatro y hoy es un hotelito en Londres, o con la madre del famoso Winston Churchill, con la condesa de Warwick, la actriz Sarah Bernard, una cantante llamada Hortense Schneider, y un sinfín de otras relaciones, como la que mantuvo con la Bella Otero, la famosa gallega afincada en París, sin olvidar a Alicia Keppel, la última. Decían que se le llegaron a contar hasta cincuenta amantes… Pero los escasos diez años de su reinado fueron de esplendor para Gran Bretaña y todos esos amoríos no constituían ni escándalo, ni causa de espanto a nadie.
En estos primeros tiempos de reinado, tanto Carlos III como su esposa se muestran en permanente contacto con la sociedad, asisten diariamente a actividades y se dejan ver, muy al contrario, por ejemplo, de lo que ocurre con los monarcas españoles, que ya deberían haber recorrido todos los rincones de España y hacer lo posible por ganarse la estima de la sociedad en vez de estar enrocados en ese maldito palacete de La Zarzuela.
¡Porque el caso español es para echarle de comer aparte!. En una sociedad absurdamente extremista en orden al feminismo, a las más estrambóticas libertades y derechos y demás zarandajas, no puede haber un comportamiento social y un pensamiento más ñoño: Ahora una individua impresentable campa a sus anchas atacando al Rey Padre por el hecho de ser amante despechada, y bien regalada, del padre del actual monarca, y la gente se rasga las vestiduras. Naturalmente que se trata de una campaña de acoso y derribo orquestada hace tiempo contra este Monarca, que ya originó el golpe palaciego que le llevó absurdamente a abdicar. ¿Qué pasa si este Rey tuvo a esta impresentable busca fortunas de amante o tuvo cien más?, ¿acaso nadie recuerda en la Historia de España cuando los reyes tenían queridas a espuertas y todos se mostraban tan conformes?, ¿acaso no se recuerdan las relaciones de Alfonso XIII con Julia Fons, Melanie de Villemorin, Beatriz Noon, Beatriz Leopoldina, o Carmen Ruiz de Moragas, con la que tuvo a sus dos hijos extramatrimoniales, Teresa y Leandro Alfonso de Borbón Ruiz? El caso de Alfonso XIII era público y notorio, igual que lo era su desafortunado matrimonio con la inglesa Victoria Eugenia…. Pero hay más: Alfonso XII mantuvo su relación extra matrimonial correspondiente con la soprano Elena Sanz, trece años mayor que él y a la que Isabel II llamaba su nuera ante Dios y con la que tuvo dos hijos, Alfonso y Fernando, el primero nacido dos meses después del matrimonio con María Cristina de Austria, y el segundo al año siguiente. Elena Sanz no fue la única, hubo otras, entre ellas una tal Adela Lucía Almerich, la última, con la que bien parece que tuvo un hijo de la misma edad de Alfonso XIII.
La historia de este amorío regio es poco conocida y es muy posible que se mezclen en él realidades y fantasías. Se dice que Alfonso XII hizo enviar al joven y acaudalado marido de Adela a la Guerra de Cuba con instrucciones de que no volviera, y en la contienda murió, pero se cuenta también, y lo recoge un historiador de Burriana, provincia de Castellón, llamado Norberto Mesado, algo de más trascendencia: Al parecer María Cristina de Austria, que estaba embarazada cuando enviudó de Alfonso XII, no alumbró un hijo póstumo sino una hija póstuma y que en una hábil maniobra gubernamental se cambió por el hijo del Rey con Adela, por lo que ésta sería la verdadera madre de Alfonso XIII.
Por otra parte todo podía ser, pues el propio Alfonso XII es sabido que le llamaban “el Puigmoltejo”, por der fruto de una de las innumerables relaciones extraconyugales de Isabel II, en concreto con Enrique Puigmoltó y Mayans. Sin embargo ni tales amoríos eran escandalosos sino hasta populares, ni en lo que respecta a Alfonso XI y Alfonso XIII sus relaciones fuera del matrimonio tuvieron repercusiones ni nadie se llamó a escándalo, algo que hay que reconocer que no fue igual con Isabel II, pues intervino el propio Papa para llamarla al orden.
A mí me escandaliza realmente el hecho de que estas cosas, en pleno XXI se tengan en cuenta y llamen la atención, no solo por estos antecedentes sino por el hecho de querer vender una modernidad desatinada por un lado y de bañarse en el agua bendita de un puritanismo laico radical por el otro, puritanismo que viene, además, arengado por las izquierdas radicales y con intereses obviamente partitocráticos.
Opinar, conocer y escribir sobre estos y otros asuntos se hace cuesta arriba ante la prefijada idea que la sociedad masa tiene de todo, a partir de la más absoluta ignorancia y desde el envenenamiento informativo sesgado e interesado. Todo viene a ser así y opinar en temas más delicados se hace hasta peligroso, porque que se diría por ejemplo si en el ámbito de cuestiones claves por lo vigente que son se planteasen cuestiones sobre el aborto. A mí se me plantea una, por ejemplo y la dejo planteada para intentar conocer desde el punto de vista del feminismo recalcitrante, no poniendo en tela de juicio la legalidad del propio aborto y el derecho a abortar. Y es que al respecto, y con ánimo, por supuesto, de generar polémica, porque me parece también ñoño y anticuado todo el tema del feminismo, del matriarcado radical al fin y al cabo. ¿Se podría llevar a proponer legislativamente el derecho del hombre al aborto?, ¡Si, y me aclaro! Si se ha reconocido el derecho a abortar por parte de la mujer, con independencia por supuesto, y en plena libertad, ¿podría el hombre tener el derecho a que no nazca un hijo que él no desee , que haya sido gestado por medio de cualquier circunstancia?. ¿Podría al menos eximírsele de las obligaciones de la paternidad en caso de que no pudiera obtener legalmente que ese hijo no deseado no nazca?. Seguramente se vendrá el mundo sobre mí, pero pienso que es una cuestión de igualdad, de absoluta igualdad que en vez de ser tenido como idea progresista se entenderá como brutalidad machista.
Y es que mi mundo es así.
Manuel Alba
Marbella acudió a la WTM de Londres
Marbella promocionará en la World Travel Market los atractivos que le hacen un destino único en turismo energético, para la práctica del golf y los nómadas digitales
La alcaldesa, Ángeles Muñoz, ha apuntado que la participación de la ciudad en la feria londinense incidirá en la celebración de la Solheim Cup 2023 y pasa por “seguir creciendo en el segmento de excelencia” y, tras los buenos datos de este año, continuar incrementando el tiempo de estancia y el gasto medio de los visitantes
¡Vuelve «La Tribuna» en papel couché!!. Durante la celebración de la WTM 2022 en Londres y tal y como ha sido tradicional durante más de 30 años, «La Tribuna» va a distribuir una pequeña edición en papel couché, resaltando las bellezas y atractivos de Marbella, la Costa del Sol y Andalucía y anunciando la primera gran edición en papel con un Extra de Navidad y Fin de Año y posteriormente, con la tradicional gran edición Fitur 2023 que se distribuirá también por los lugares más importantes de Madrid, además de en Fitur.
Marbella viajará la semana que viene, entre el 7 y el 9 de noviembre, a la World Travel Market (WTM) de Londres con la Solheim Cup, el turismo energético y los nómadas digitales como sus grandes ejes de promoción. La alcaldesa, Ángeles Muñoz, acompañada por los directores generales del ramo en Marbella y San Pedro Alcántara, Laura de Arce y Rubén Sánchez, respectivamente, ha avanzado que “acudimos con una gran presencia dentro del stand de Turismo y Planificación Costa del Sol y vamos a mantener reuniones con los principales touroperadores británicos y plataformas de reservas”.
“Nuestro objetivo en la participación en la principal feria turística del mundo pasa por seguir creciendo en el segmento de excelencia, haciendo especial hincapié en alargar las estancias de los visitantes y aumentar el gasto medio”, ha detallado la regidora, quien ha señalado que la recuperación del turismo británico este ejercicio “ha sido muy bueno, afianzándose como el mercado extranjero más importante para Marbella”. “En este sentido, las actuaciones que hemos impulsado en este país, como el acuerdo de colaboración con Fox Communication, con una audiencia global de 58 millones de personas, han dado resultados muy notables”, ha manifestado Muñoz.
En referencia a los ejes de promoción del municipio en Londres, la primera edil ha resaltado el sector del golf, “con la Solheim Cup en el horizonte de 2023, uno de los mayores eventos deportivos del mundo que tenemos que aprovechar para consolidar nuestro destino en este ámbito y más en un país donde esta disciplina está muy interiorizada en muchos de sus turistas”. Además, ha recordado que en abril tendrá lugar en Marbella otra gran cita de esta modalidad a través de la IAGTO (International Association Of Golf Operators), que celebrará por primera vez un nuevo formato de convención.
También ha anunciado la puesta en marcha de una campaña de promoción sobre turismo energético en el norte de Europa, para potenciar “nuestro destino cálido en los meses de invierno”, con el objetivo de invitar al visitante a permanecer en nuestra ciudad, donde el sol es la energía más económica, pudiéndose evitar los gastos energéticos que tienen en sus países de origen. Asimismo, se pondrá especial énfasis en el concepto de nómada digital para impulsar el municipio como destino ideal para el teletrabajo, un ámbito que abre grandes oportunidades debido al clima único de la ciudad, a unas conexiones aéreas que sitúan a Málaga como el tercer aeropuerto más importante de la Península y a la oferta hotelera, gastronómica y de ocio que ofrece la localidad. En este punto, ha precisado que se mantendrán encuentros de trabajo con grandes plataformas como Booking o Expedia para avanzar en ese ámbito.
Para finalizar, la alcaldesa ha subrayado que “viajemos a la capital británica con unos datos muy buenos en materia turística”. Al respecto, ha detallado que hasta el mes de septiembre, según el Instituto Nacional de Estadísticas, “se han registrado en la ciudad 562.000 visitantes, frente a los 483.000 de todo el ejercicio pasado y tendiendo a cifras alcanzadas en 2019, con cerca de 760.000 en el año completo”. Asimismo, ha indicado que en los primeros nueve meses de 2022 se han contabilizado 2 millones de pernoctaciones en los establecimientos de la ciudad, con una ocupación media del 67 por ciento, solo dos puntos de diferencia con la época anterior a la pandemia. La regidora ha puesto el acento también en las importantes inversiones que ha realizado la planta hotelera, que han llevado a conseguir los precios medios más altos de la historia, con 150 euros por habitación en 2022 frente a los 107 de 2019, al igual que los ingresos por habitación ocupada (RevPar), que han pasado de los 77 euros hace tres años a los 104 del presente ejercicio.