Recuerdo que nuestros padres insistían siempre en la hora de recogida. Se ponían insoportables hasta por media hora que era , precisamente, esa media hora que te dejaba mal ante tu pandilla.
Parecía que les iba la vida en ello, en fastidiarte, en ponerte un momento exacto en el que tenías que hacer el ridículo marchándote, cuando mejor te lo estabas pasando y peor era, todavía, si encima venía a buscarte.
Me acuerdo que eso nos ocurría muchas veces en la feria en la que en el mejor momento, tenías que volver a casa o se plantaba tu padre a las puertas de la Feria para esperarte . Y si tenía que ir directamente a buscarte , eso era ya el colmo del ridículo.
Sin embargo, muchos años después, es uno mismo el que no aguantaba media hora más y ni siquiera apurabas la otra media. Y a veces te sobraba toda la noche porque te convenía levantarte al cien por cien para trabajar, de manera que la excusa a tus amigos la ponías tú mismo. O sin excusa siquiera. Te largabas y punto.
Cuanto ha cambiado la cosa.
Ahora me viene a la cabeza todo aquello, cuando la situación por el coronavirus es peor, si cabe, que cuando nos encontrábamos confinados. Peor. Bastante peor conforme van pasando los días.
Y aunque las administraciones no se atrevan a volver a confinarnos porque la economía ya no lo soportaría, siempre hay un momento en la vida en el que se cuenta o se debe contar con la responsabilidad de cada uno. Momentos en los que sepas que tienes que volver a casa aunque tus padres no te pongan la hora tope. Échanos una mano y vete pronto a casa, aunque no vayan a buscarte ni te pongan hora.
Algeciras, 23 de agosto de 2020
Patricio González