Como he escrito en diferentes ocasiones, la prensa nos narra a diario la historia continuada de lo que nos está pasando actualmente, poniendo el acento sólo en las malas noticias, y hay días en que da miedo asomarse a sus páginas. El gran Forjes lo expresaba magistralmente en una viñeta que leí hace tiempo, en la que un señor está tomando café acompañado de su hijo pequeño y en tono severo le dice al ciudadano que, en la mesa de al lado, está leyendo un diario: Perdone, pero ¿podría leer el periódico más allá, que me está asustando al niño?
Si todo eran malas noticias, ahora parece que se incrementan con viejos y manidos temas de los que tenemos sobradas experiencias en nuestra historia reciente. Monarquía/República, autodeterminación, estado federal, independencia, inmigración, exagerados derechos colectivos e individuales, leyes excesivamente permisivas y garantistas, etc. etc., que, como ya pasó, se plantean en los momentos de mayor fragilidad económica y social del Estado español, esa es la cuestión. Los pueblos, pienso yo, tienen derecho a manifestarse y a pedir la luna si se quiere, pero es una irresponsabilidad delictiva que sus dirigentes no respeten la legalidad vigente, que falseen datos económicos e institucionales, y que azucen sentimientos colectivos encontrados, sin que ello conlleve unas severas penas, en lugar de arrimar el hombro y apoyar al gobierno de turno en esos grandes temas que atañen al conjunto del país.
Las diferentes crisis, de ética, de valores, de respeto a las leyes y a las normas y los inaceptables casos de corrupción se agravan ahora con la tensión política en la mayor parte de las regiones, y con esa crisis institucional generalizada que pienso yo que es la más descomunal de los últimos tiempos. ¿Cómo salir de ésta si nuestros dirigentes solo se instalan en el reproche y en culparse unos a otros, en lugar de aplicarse conjuntamente en buscar remedio a problemas excepcionales como estos? ¿Cómo avanzar en estabilidad económica y social si todos los partidos lo que buscan es pescar votos a costa de lo que sea, sin unirse para atajar tantas vías de agua que acabarán hundiéndonos?
Las situaciones excepcionales -ésta lo es- requieren medidas excepciones, con dirigentes excepcionales, y en este tiempo de España, escasean el talento, el diálogo, los valores éticos y morales, el entendimiento en asuntos como los que nos ocupan… y por supuesto, -esta es la cuestión-, que escasean los políticos con altura de miras, los Estadistas.
Lo resumía el humorista satírico El Roto, en otra viñeta en la que sale una voz desde dentro de un avión, diciendo: Estimados pasajeros, volamos sin combustible y sin tripulación …, pues esa es la sensación generalizada que se percibe en la ciudadanía de este país: Gobierno Central, del color que sea, necesitado de apoyos claros y generosos para esos grandes temas de estado, Gobiernos Autonómicos, Ayuntamientos e Instituciones en general, desconcertados, pero pescando en río revuelto, -pienso yo- ante lo que nos está pasando y una oposición parlamentaria añeja, resentida y desnortada que nadie sabe -o sí-, adonde quiere llegar.. De seguir así, es seguro que el avión del país acabará estrellándose
con todo el pasaje dentro. Solo hay que leer la Historia.
Antonio Poyatos Galián.