El número total de horas de clase obligatorias para los alumnos españoles de Educación Primaria es similar al promedio de los países de la OCDE y de la UE21. Con 793 horas, nuestro país se sitúa ligeramente por debajo de la media de la OCDE, que registra 804 anuales, y por encima de la de la UE21, con 776. En cambio, en la Educación Secundaria inferior el número de horas supera en más de 140 horas el promedio de la OCDE y de la UE21.
Los días lectivos en Primaria y en Secundaria inferior oscilan, en función de cada comunidad autónoma, entre los 175 y los 180 al año, una cifra que se sitúa por debajo de la media de la OCDE y de la UE 21. Respecto a Primaria, comunidades como Cantabria, Ceuta, Extremadura, La Rioja o la ciudad autónoma de Melilla se atienen al mínimo de 175 días que fija la LOMCE, en tanto que Canarias establece 180. En Secundaria, la mayoría se sitúa en 175/176, tal como señala la normativa vigente.
Algunas de las comunidades más tempranas a la hora de arrancar el curso en Primaria son Aragón, Cantabria, Comunidad Valenciana o Canarias, que empiezan el día 8. Otras, como Andalucía, Asturias, Cataluña, Castilla y León o Castilla-La Mancha no lo harán hasta el día 12, y algunas como Extremadura o Melilla esperarán hasta el 13 para recibir al alumnado. En Secundaria y Bachillerato el comienzo de curso oscila más y se producirá entre el 8 y el 19 de septiembre.
Alumnos y profesores tendrán por delante casi cuatro meses hasta el primer descanso largo. Y del mismo modo que el de Navidad es el periodo vacacional más homogéneo, el correspondiente a Semana Santa presenta mayores diferencias tanto en su inicio como en su duración. Si bien la mayoría de comunidades cuenta con cinco días no lectivos, otras extienden las vacaciones dos o tres días más, como sucede en Castilla y León, Comunidad Valenciana o La Rioja.
El Sector de Enseñanza de la Federación de Emplead@s de los Servicios Públicos de UGT (FeSP-UGT) defiende una modificación del modelo de calendario escolar, de manera que se compensen los periodos lectivos y de descanso y que la distribución de los días sea más racional, algo que incidirá favorablemente tanto en el rendimiento del alumnado como en la labor docente.
De este modo, podría subsanarse la descompensación de días lectivos que se viene produciendo, con trimestres excesivamente largos frente a otros muy cortos. Con ello, y según el trimestre, se evitaría la desconexión o la celeridad del proceso de aprendizaje. FeSP-UGT considera que debería ser un asunto a debatir entre todas las partes implicadas, a fin de alcanzar un reparto más equilibrado. Cantabria ya ha dado un paso en este sentido.
De cualquier modo, es urgente la implicación de las diferentes Administraciones y organizaciones empresariales para la implantación de políticas de conciliación que contemplen medidas concretas que, por un lado, incidan en el alumnado y, por otro, en las familias. Entre ellas, debe figurar la apertura de los centros docentes para el desarrollo de actividades de tiempo libre, deportivas o culturales, y en especial la promoción de medidas de carácter laboral con las que se apueste por una verdadera conciliación familiar.