El 50,9% de los contratos indefinidos de apoyo a emprendedores no llega a superar el año de duración, un porcentaje que se eleva al 56,9% cuando no se acogen a bonificaciones (en este caso pasa a actuar como un contrato temporal sin coste, es decir la empresa no está obligada a cumplir con el mantenimiento del puesto de trabajo). Los diferentes comportamientos entre este contrato, creado al amparo de la reforma laboral de 2012, y los indefinidos ordinarios desenmascaran la naturaleza temporal de una modalidad que quiere hacerse pasar por indefinida.
UGT muestra su preocupación por el creciente uso de este contrato: ha pasado de representar un 6,2% de los contratos indefinidos un año después de su creación a ocupar más del 15%, en lo que llevamos de 2016. Además en el último año su uso ha aumentado más del 38% siendo el causante de los incrementos mostrados por la contratación indefinida. El sindicato constata que esta figura estrella de la reforma laboral de 2012 es un fraude, por más que se empeñen en decir que es «indefinido».
El RDL 3/2012, de 10 de febrero de 2012, de medidas urgentes de reforma del mercado laboral daba vida, en su artículo 4, al denominado contrato indefinido de apoyo a emprendedores.
Desde que comenzó su andadura este nuevo contrato, UGT está denunciando lo que para nuestra organización implica un uso fraudulento de la contratación indefinida: una de las características del contrato es el establecimiento de un periodo de prueba de un año que, como tal, no contempla una indemnización por despido en ese tiempo.
La utilización que se ha venido haciendo de este contrato genera serias dudas, pues el periodo de prueba de un año permite que se utilice como sustituto de un contrato temporal sin coste; esto es posible siempre que la empresa no se acoja a incentivos fiscales y bonificaciones (de forma que no está obligada a cumplir con el mantenimiento del puesto de trabajo).
Las estadísticas ofrecidas por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, remitidas a UGT tras repetidas solicitudes, confirman estas sospechas. El número de contratos de trabajo por tiempo indefinido de apoyo a emprendedores que superan el periodo de duración de un año (y, por tanto, el periodo de prueba) no llega a la mitad.
Sólo el 49,1% de estos contratos consigue superar el periodo de prueba de un año; un porcentaje que en la contratación indefinida ordinaria se sitúa 13 puntos por encima, en el 62%. Es decir, que el 50,9% de los contratos indefinidos de apoyo a emprendedores no llega a superar el año de duración, frente a sólo un 38% en la modalidad de contrato indefinido ordinario.
Las cifras son más preocupantes al profundizar en los datos. En el caso de los contratos de apoyo a emprendedores no bonificados, el 56,9% no llega a mantenerse más de 1 año, y entre los realizados sin bonificar a jóvenes menores de 30 años el porcentaje que no llega a cumplirlo alcanza el 59,5%. Entre los bonificados, en cambio, se encuentran porcentajes similares a la contratación indefinida ordinaria: el 40,8% no llega a los 13 meses de duración, cifra más cercana al 38% de los indefinidos ordinarios.
Por su parte, el porcentaje de contratos de apoyo a emprendedores que se va perdiendo mes a mes durante el primer año (y no sólo entre el mes 12 y el 13) es muy superior al porcentaje de contratos indefinidos ordinarios.
A los tres meses se pierde un 23,2% de los contratos de apoyo a emprendedores, una cifra que sube al 27,5% en esta modalidad no bonificado y que, en cambio, registra valores muy inferiores y similares a la contratación indefinida ordinaria en los bonificados: entorno al 14%.
A los seis meses, las distancias se amplían: se pierden casi un 36% de los contratos de apoyo a emprendedores y un 40,9% de esta modalidad no bonificados. En la contratación indefinida ordinaria la destrucción está muy por debajo, en el 23,9%.
A los nueve meses, la brecha sigue creciendo y el 43,6% de los contratos de emprendedores no supera esta duración, un 48,8% en los no bonificados: ambos valores cada vez más lejos de los mostrados por los ordinarios (30,6%).
Al cabo del año, se pierden el 49,1% de los contratos de emprendedores (un 55% de los no bonificados), frente a sólo el 36,5% de los indefinidos.
Los diferentes comportamientos entre este contrato, creado al amparo de la reforma laboral de 2012 y los indefinidos ordinarios señalan la naturaleza temporal de esta modalidad pretendida como indefinida.
Hay pruebas, por tanto, que indican se está extendiendo un uso temporal de este contrato, debido a empresas que estarían primando un periodo de prueba de hasta 12 meses y la no obligación de mantener el puesto de trabajo durante tres años. Unos datos que muestran un uso fraudulento de esta modalidad de contratación, teniendo en cuenta que aproximadamente 7 de cada 10 contratos de apoyo a emprendedores no se acogen a bonificaciones y, por tanto, pueden emplear sin consecuencias el periodo de prueba de un año sin coste alguno por indemnización.
Con estos datos, la inquietud mostrada por UGT es creciente, pues su uso va extendiéndose. Un año después de su creación sólo representaba un 6,2% de los contratos indefinidos; a día de hoy, en 2016, ocupa más del 15% de la contratación indefinida y, en el último año, su uso ha aumentado más del 38%, siendo el causante de los incrementos mostrados por la contratación indefinida. Una tendencia al alza que se acelera desde 2013, con el impulso otorgado a estos contratos con el RD 16/2013 que permitía su celebración en la modalidad de tiempo parcial, hasta entonces restringida.