Hace cuatro décadas que quien estas páginas escribe viene dedicando tiempo al estudio de cuestiones relacionadas con la antigua Roma y fue a través del concienzudo estudio de sus instituciones y sus normas jurídico – procesales, y del gobierno periférico provincial, como me empecé a enfrentar con enigmas que no eran tales, y con el tema concreto de las contradicciones entre los textos históricos de la época y los textos eclesiales oficiales. En estos años no me ha movido, ni ahora tampoco, ningún tipo de sentimiento religioso, ni a favor de unas creencias, ni en contra de ninguna. Se me ha tildado ya de pro hebraico y nada hay más lejos de la realidad, y han podido comprobarlo en mis artículos anteriores, donde la mayor cantidad de citas son sacadas de los propios Evangelios canónicos o de textos que aunque declarados apócrifos, en su momento tuvieron difusión y credibilidad, la credibilidad que les daba a muchos de ellos el haber sido escritos antes del siglo IV.
Apuntado esto, continúo señalando que Antigüedades de los Judíos, de Flavio Josefo, libro XX, capítulo V, apartado 2, nos encontramos con la referencia a una matanza de judíos en las puertas del Templo, y refiere espacialmente que Jacobo y Simón, es decir, Santiago y Pedro, Tiberio Alejandro mandó crucificarlos, y que estos eran hijos de Judas el Galileo. Si tenemos en cuenta que los propios textos evangélicos recogen que Pedro y Santiago son hermanos de Jesús, se ha de plantear la pregunta necesaria e quien era el padre, progenitor de su numerosa familia. Siguiendo las huellas de ese Judas el Galileo nos encontramos con Judas de Gamala. Y en el texto recién citado podemos leer que ese Judas el Galileo fue el que incitó a una rebelión de los judíos cuando el Quirino, el gobernador de Siria, realizó el censo, esto es, en la fecha del presunto nacimiento en Belén. En el libro XVIII de la obra citada, capítulo I, apartado 1 Josefo nos dice que unos tales Judas y Saduco “introdujeron entre nosotros la cuarta secta filosófica y contaron con muchos seguidores que no solo perturbaron el país con esta sedición sino que pusieron las raíces de futuros males con un sistema filosófico antes desconocido. Quiero decir algo sobre el particular, tanto más cuanto que la adhesión de la juventud a esta secta causó la ruina del país”. Identifica a Judas como “un gaulanita nacido en el pueblo de Gamala que aliado con el fariseo Saduco promovió la revuelta popular por considerar que el censo era una servidumbre manifiesta a Roma y llamaron a luchar por la libertad. En Hechos de los Apóstoles 5, 37 se lee: “ Después de éste (Teodas) alzó bandera Judas Galileo en tiempo del empadronamiento y arrastró tras de sí al pueblo: este pereció del mismo modo y sus secuaces se dispersaron y redujeron a la nada” . Hechos de los Apóstoles es atribuido a Lucas y curiosamente, en el Evangelio de Lucas, cuando se narra el nacimiento de Jesús en Belén, en los días del famoso censo, nada comenta de revueltas, ni protestas.
Y constatamos que tanto el judío romano Flavio Josefo como Lucas en los Hechos de los Apóstoles coinciden en que en los días del empadronamiento hubo una revolución capitaneada por Judas el Galileo, Judas el de Gamala. Aquí volvemos al tema de la edad de Jesús, y de sus orígenes, abriéndose otra puerta. Si nos vamos a la Torá y a los textos hebreos, podremos comprobar que el matrimonio de José y María era imposible. El matrimonio, reglado escrupulosamente imponía que en el hombre se realizase entre los 18 y 20 años, salvo que por fuerza u obligaciones mayores se precisara prorrogar la edad hasta los 24 o un poco más, La primera Mizvá mencionada en la Torá es Piryia veRibyia, el mandamiento de casarse y traer hijos a este mundo. Ya he señalado con anterioridad que el hecho de la presentación de Jesús en el Templo por su padre solo habría sido posible si hubiera sido el primer hijo de José, por lo que se ha de descartar con los textos sagrados judíos en la mano esa tesis de un anciano José viudo y con hijos y ello procede del conocido desde tiempos de Orígenes como Libro de Santiago y como Protoevangelio de Santiago desde el siglo XVI, texto apócrifo que señala la consagración al Templo de María, su entrada en él a los 3 años, la consulta del Sumo Sacerdote a los demás sacerdotes cundo al aproximarse María a los 12 años de edad había que sacarla del recinto sagrado “para que no mancille el santuario” se entiende que tal situación se produciría cuando le viniera la primera menstruación.
En el mismo texto se señala la decisión de convocar a los viudos para casarla con uno y leemos en el capítulo IX, 2 como José, al ser elegido rehusó diciendo “Yo tengo hijos, soy viejo, ella es una niña . No quisiera servir de burla a los hijos de Israel”. Y cuando acabó aceptando a María bajo su custodia, en el mismo capítulo, esta vez apartado 3 se señala: “Y le dijo he aquí que te recibo del templo del Señor y que te dejo en mi hogar. Ahora voy a trabajar en mis construcciones y después volveré junto a ti. El señor será tú protector”. El desconocimiento de las normas judaicas de quien escribiera estos párrafos es absoluto. El mero hecho de proponer casar a María con un viudo anciano no pudo ser fruto de la decisión de los sacerdotes, ya que ese matrimonio con esa diferencia de edad entraba en lo prohibido, y si de algo sabían los sacerdotes era de la Ley Mosaica, y el hecho de que José lleve a su hogar, a su casa, a María , de 12 años por mandato de las autoridades religiosas del Templo es inconcebible.
Inconcebible resulta también que no se encuentre manifestación alguna de José, que en los Evangelios oficiales deje de nombrarse a partir de la pérdida de Jesús en Jerusalén a los 12 años y su localización en el Templo, y en ninguna parte se sabe lo que ocurre con él, salvo en otro apócrifo conocido como Historia de José el Carpintero, según el cual Jesús, en fecha indeterminada reunió a Apóstoles y demás discípulos para hablarle de su padre. En él, capítulo II se señala la condición de viudo de José, y se dice textualmente que los sacerdotes dijeron “Busquemos a un hombre justo y temeroso de Dios para confiarle a María hasta el momento del matrimonio…” No se dice que fuese para casarse con ella. En el capítulo XI se indica que los hijos mayores de José se habían casado y formado su hogar, algo imposible porque según lo ya reiterado, el primogénito era Jesús. En el XII lo presentan como un enfermo ya con 110 o 111 años, la edad con la que murió, viajando a Jerusalén, en el IVX nos lo encontramos regresando a Nazaret, el lugar que está comprobado que entonces no existía. En este mismo capítulo se señalan datos curiosos: José vivió 40 años antes de su matrimonio, luego estuvo casado 49, es decir, que quedó viudo a los 89. Al año siguiente le encomiendan a María para que la proteja, ésta vive 2 años en su casa y al tercero, cuando tenía ella 15 años tuvo a Jesús. A parte del disparate jurídico que supone esta simple cronología y que hubiese supuesto hasta la lapidación de María según el Deuteronomio porque nada dice de matrimonio alguno, cuando Jesús nace ¡José tenía 93 años! Y cuando muere, Jesús tenía 18.
Y no quiero insistir más, remitiéndome a citas anteriores, en que Jesús tenía una numerosa cantidad de hermanos, presuntos hijos de José y menores que él sino regresar a los días del censo y al tal Judas el Galileo, el de Gamala, fundador de la cuarta secta judía o, como las llama Flavio Josefo, corriente filosófica. Hasta entonces eran tres: Saduceos, Esenios y Fariseos. ¿Cuál es la cuarta? ¡Los Zelotes!. De ella hay referencias en autores como el reiteradamente nombrado Flavio Josefo pero aparte hay que ir extrapolando textos para hacerse con una visión panorámica de esta secta. Esta corriente filosófica que arruina el país según Josefo, extremadamente religiosos, pero a su manera, se les tenía por un movimiento rebelde y extremista y a los pocos años se convirtieron en una numeroso y violento movimiento que llegó a ejecutar a todo el que se les opusiera en su camino. Por otro lado eran populares, sobre todo entre los jóvenes, pues prometían la liberación del pueblo judío del yugo romano, la eliminación de los impíos y la implantación en Israel de un Rey de la casa de David. Era un movimiento político judío-nacionalista de resistencia armada al que algunos historiadores consideran que fue la primera organización terrorista de todos los tiempos.
Si analizamos fechas, circunstancias, citas ajenas a toda la doctrina evangélica oficial, nada se ha de encontrar que aclare el papel de los zelotes en tiempos de Jesús, tampoco en los textos apócrifos porque, al fin y al cabo, y aunque condenados por la Iglesia, son textos de origen cristiano. Anteriormente cite a Lucas 12, 51, ahora me remito a Lucas 12, 49: “Yo he venido a poner fuego en la tierra, ¿y qué voy a querer sino que arda? Y 12, 52: “De suerte que desde ahora habrá en una misma casa cinco entre si desunidos: tres contra dos y dos contra tres”. ¿No nos acercan estos textos a la ideología de los zelotes. Y cuando en Juan 18,37 leemos que Pilato pregunta a Jesús “¿Conque tu eres rey? y él le responde yo soy rey, para esto nací y para esto vine al mundo, y cuando en Juan 19,12 leemos “Si sueltas a ese no eres amigo del Cesar; pues cualquiera que se hace rey se declara contra el Cesar” puesto en boca de los judíos, ¿Qué estamos leyendo?. Por un lado una manifestación expresa dela condición de rey que asumía Jesús, por otro lado, una gran verdad: Donde el Emperador de Roma gobernase podía haber reyes, pero subsidiarios, vasallos y designados por él, y cualquier autoproclamación, o nombramiento hecho sin su consentimiento tenía como castigo la pena de muerte. Cuando se empiezan a ordenar los datos nos vemos obligados a considerar que Jesús es zelote, y no cualquiera de ellos sino su jefe, el Rey de Israel, y que las versiones sesgadas que nos llegan de los aconteceres de aquellos años vienen de la mano de una Iglesia romanizada y de una Roma cristianizada, por eso los Evangelios omiten como era un proceso romano, omiten que, además, la muerte por crucifixión de Jesús es la consecuencia de un procedimiento romano por rebeldía, insubordinación y levantamiento de la población. Y si gran parte de los judíos de Jerusalén pudieron manifestarse contra Jesús es porque, sencillamente, estaban deseosos de que la autoridad los librara de él y de los suyos.
En el orden del entorno de Jesús, todos los que confraternizaban o aceptaban a los romanos eran objetivo a eliminar y la actitud provocadora de aquel grupo cada vez más numerosa del que no olvidemos que fue instado por su dirigente a vender los mantos y comprar espadas, aterraba a muchos. Pero hasta esas peticiones de los judíos a Pilato son falsas, y me explico: En la Pascua la cena ritual se celebraba con asistencia de la familia, de la casa donde se realizase no se podía salir hasta el amanecer, según Exodo 12,22Sin embargo Jesús se va con los Apóstoles, tras la cena … En la celebración de la Cena de Pascua, la última de Jesús solo hay hombres a pesar de que casi todos los Apóstoles estaban casados según la prescripción judaica. En Marcos 14, 22,23, y Mateo 26,26,27 se nos cuenta que durante la cena, cenando, partió el pan y pasó el cáliz, algo que es impropio de la Cena de Pascua. Juan 13,1 indica que esta cena fue en víspera de la Pascua, día del sacrificio de los corderos pascuales. Desprendemos de ahí que Jesús es detenido la siguiente noche, que ya es día de la Pascua y es y juzgado y muerto el mismo día, lo cual era imposible en cuanto a lo que respecta a la participación de los judíos pues ese día festivo no se ocupaban de acción alguna, como en el sabatt cumpliendo lo que dice el libro del Exodo,12,16 y el de los Números 28,18muchos. Todo lo relativo a la muerte de Jesús no es compatible con las leyes hebreas tal y como se nos ha vendido durante más de dos mil años si bien pudiera compatibilizarse con el procedimiento penal romano culminando con la crucifixión como castigos a delitos muy graves que alteraban el orden romano, como pretender ser rey sin el expreso designio del Emperador, cobrar diezmo a los súbditos del Emperador, atacar a mercaderes y peregrinos del Templo.
Y la gravedad de la situación se desprende de Juan 18,3 y 12, entre otras citas: Para detener a Jesús Pilato manda una cohorte de soldados al Huerto de los Olivos, lo que suponen 480 hombres perfectamente pertrechados, y a algunos guardianes del Templo. No se mandaba un contingente de tropas de tal magnitud para detener a una sola persona de la que los textos oficiales dicen que es pacífica sino que ese despliegue se corresponde a la previsión de un enfrentamiento armado con un grupo violento.
Hace muchos años llegué a la conclusión de que la historia del cristianismo era una falsedad de principio a fin, y que la divinización del líder de los zelotes es un artificio creado a posteriori bajo el influjo de Pablo que se consumó a partir de que se declarase el cristianismo religión oficial y única del Imperio Romano con el Emperador Teodosio a finales del siglo IV. En esa época los zelotes habían desaparecido pues sería en el año 70 cuando el que llegaría a ser Emperador Tito arrasó Jerusalén, ocupada desde pocos años atrás por la secta, y tres años después ocurriría la toma romana del último bastión zelote, la fortaleza de Masada, en la que se suicidaron sus defensores.
Habría más que decir, pero lo último que por ahora escribiré sobre este espinoso tema es que lejos de la fantasía, falsedad, mantenida por la Iglesia y sus textos oficiales, Jesús hereda el liderazgo de los zelotes tras la muerte de su padre, antecesor y fundador de la secta, Judas el Galileo, el Judas de Gamala, ciudad de la que también era él, el que murió cuando con ocasión del censo de Quirino levantó a los judíos contra Roma, muriendo con ocasión de aquella revuelta, y que posiblemente, manejando todas las cronologías y sus textos, Jesús no nació en Belén, en las afueras de Jerusalén sino que fue allí con ocasión del censo para combatir con su padre en el año 6.
¡Pero las cuestiones de fe llevan por otros caminos!
Manuel Alba
mandados por un tribunoesinar civiles, solo porque estos tenían intereses diferentes a los suyos.