Ángel Villar, portavoz del Grupo Municipal Andalucista, califica el balance que, sobre la gestión del equipo de gobierno en 2018 ha realizado Juan Franco, de mentirijillas.
El edil andalucista, utiliza ese término, mentira inocua que se cuenta con fines positivos, impregnado del espíritu navideño de estas fiestas, porque si el balance lo hubiese hecho el alcalde linense en otras fechas menos afectivas, la habría denominado con mayor dureza, en base a lo que expuso en la comparecencia pública.
Y es que la recuperación económica de la que habla Juan Franco, no es como la pinta; la deuda sigue siendo similar a la que se encontró; simplemente, ha borrado las huellas del delito, al pagar la deuda con Seguridad Social y Hacienda generada, en un altísimo porcentaje, por el grupo GIL, con los prestamos recibidos de los fondos de ordenación, en un intento inexplicable de proteger, vaya usted a saber por qué, a los causantes de la deuda, como tampoco tenemos explicación sobre cómo va a afrontar el ayuntamiento los pagos corrientes, una vez que período de carencia de los tres prestamos recibidos finalicen y haya que hacer frente a las cuotas mensuales.
Expone Franco que ha alcanzado la paz social con los trabajadores, cuando la indignación de estos, por el indiscriminado reparto de las productividades, clama por las dependencias municipales, sin que se sepa los criterios utilizados, y obviando los innumerables reparos puestos por la Intervención Municipal.
Pasa de puntillas en el contrato del alumbrado público, de vital importancia para la ciudad, no solo por el millonario importe del mismo, y que, paradójicamente, se encuentra envuelto en un misterioso halo de opacidad, habiendo recurrido las empresas que se presentaron la adjudicación, sin que miembros de la mesa de contratación, a la par concejales, que lo han solicitado, hayan podido acceder a las alegaciones, por no estar resueltas.
Pero el culmen de su desfachatez llega cuando, sin rubor, se vanagloria de la mejora de los servicios públicos. Ha tenido que cesar, tres años y medio después de acceder al cargo, al teniente de Alcalde Delegado de Limpieza, Parques y Jardines e Infraestructuras, ante el caos en el que se encontraba la practica totalidad de la ciudad, cese encubierto aprovechando la coyuntura que supuso la dimisión del delegado de personal, Gabriel Cobos, y asumir esa concejalía, lo que ha minimizado el impacto mediático. Esta crisis ha certificado el primer fiasco de aquellas promesas electorales, las que un grupo de vecinos, con el funcionario Juan Franco al frente, perjuraba, como ha quedado demostrado, que con una reestructuración de los servicios, mejorarían ostensiblemente la limpieza, la jardinería, la seguridad,
Para tapar sus vergüenzas ha tenido que gastar 350.000 . para contratar una empresa de apoyo a la limpieza, después de que, tras dos meses escasos desde la toma de posesión del cesado concejal, éste confesara públicamente que con el personal que había era imposible tener limpia la ciudad, 223.240,25 . para el mantenimiento y conservación de la jardinería y 81.634 . para el mantenimiento y limpieza de playas. Y un suma y sigue de miles de euros en contratos para mejorar la imagen de la ciudad, tirando alegremente de los de los euros recibidos de esos préstamos, todavía en periodo de carencia, y que dejan un horizonte de lo mas oscuro, habida cuenta que la recaudación sigue muy por debajo de la necesidad. Y menos que se consiguió mejorar el Convenio con Diputación gracias a la voluntad del gobierno de socialistas y andalucistas, que al frente de la Institución Provincial, no miran el color político de los ayuntamientos.
En cuanto a la seguridad, requiere ésta un análisis pormenorizado e independiente, que haremos en breve, pero queda claro que ha sido el segundo fiasco de este equipo de gobierno.
Y hablamos de equipo de gobierno, pese a que el balance lo presenta el alcalde en solitario. Los andalucistas, para los que la lealtad institucional es una de las máximas de la política, hasta el punto de que a menudo, nos excedemos en el uso de la misma, no entendemos estas formas de actuación, aunque no nos pilla de sorpresa.
Y el tercer fiasco, la transparencia. Quiere creerse el alcalde que una página web donde cuelga las nóminas de los concejales, o las actas de los plenos lo hacen caudillo de lo traslúcido, cuando la verdadera transparencia se consigue aportando a la oposición informes sobre la legalidad de convenios suscritos en instalaciones municipales, contestando sobre cuestiones relacionadas con reclamaciones a entidades financieras, hosteleras, a dirigentes políticos con máximas responsabilidades políticas, o explicando por qué ejecuta sentencias judiciales contra los empelados municipales, y por qué negocia y no ejecuta las que afectan a empresas con solvencia económica, y así un largo etc..
Por último, y conociendo el paño, miedo nos da el que Franco anuncie sorpresas para los próximos mandatos, o que la próxima legislatura será brutal, por cuanto a los intereses de La Línea y sus vecinos pueda afectar.