Se han echado a la calle, al unísono en todas partes. La Hostelería está en pie de guerra. La ruina que se les ha venido encima les obliga a gritar, a blandir pancartas y banderolas. A llamar la atención. Están en las últimas. En Andalucía, que es donde nos toca más la cercanía y el bolsillo de amigos y familiares empresarios del sector, el grito ya es un clamor generalizado. No vamos a irnos hasta Barcelona o Zaragoza o cualquier otra ciudad que también oye el clamor de los empresarios camino de la ruina y el paro de miles de empleados.
Es en el Campo de Gibraltar donde el grito se ha oído con fuerza; es en Ronda y en Málaga como capital de una Costa del Sol que languidece sin turismo y sin actividad.
Se oyen las campanas a gloria que suenan en Canarias porque el flujo del turismo no se corta, y se acuerdan en Madrid de las Baleares, como si no hubiese más destinos turísticos de importancia en toda España. Claro que Barcelona lo es y Madrid y Galicia con los miles de fieles de todas partes del mundo que hacen el camino de Santiago.
Pero es que el peso que el Turismo en Andalucía y especialmente la Costa del Sol tiene es de primera línea.
Andalucía tiene una capacidad de alojamientos superior a la de las Islas Canarias y la media anual de visitantes que ha recibido la Costa del Sol está por encima de los 20 millones de visitantes. Cifras que merecen un respeto y no un olvido.
Las Hostelería clama. “No vamos a morir de Covid, vamos a morir de hambre”, dicen los empresarios y sus trabajadores.
En Algeciras, un Campo de Gibraltar unido clama porque se escuche a la Hostelería y a los empresarios. Las recientes medidas de la Junta de Andalucía de obligar a echar el cierre a las seis de la tarde, han supuesto un mazazo definitivo para la muerte anunciada de multitud de empresas. Y esa decisión de no contemplar a la comarca del Campo de Gibraltar como la gran ciudad que es en todo su conjunto y que ya debería haber sido declarado como Gran Area Metropolitana, como piden todos los sectores sensatos.
“Cumplimos todas las normativas sanitarias, obligamos a nuestros clientes a mantener las distancias de separación y a que se pretejan y nos protejan usando la mascarilla durante el máximo de tiempo posible. Para tomar una copa o una tapa, es lógico que se bajen la mascarilla. Pero instamos a que se la suban de inmediato”, dicen los empresarios.
Cerrar a las seis, es la muerte definitiva de muchos negocios. Ya se soportaba de alguna manera el cierre a las diez de la noche, pero había un margen precisamente en esa franja horaria de 6 a 10 que permitía la presencia de clientes en su momento de ocio.
La segunda ola, es cierto, ha asomado amenazante con un mayor número de contagios. La vacuna, estamos esperándola como agua de mayo. Pero se nos anuncia para el largo 2021 que nos espera.
El Rey Mohamed VI de Marruecos ya ha anunciado a su pueblo que la vacuna china ha llegado y que Marruecos ya la tiene para empezar a vacunar a sanitarios y Fuerzas Armadas en primer lugar.
Y aquí, ¿qué?.
Se nos dice que llegará, pero no cuando.
En este mes que queda para la Navidad fijaros que avance tan gran grande se podría dar y que con más de media España vacunada, las Fiestas podrían contar con un levantamiento aunque sea suave, de los confinamientos.
Lo del Rey de Marruecos diciendo a su pueblo: “La vacuna ya está aquí en Marruecos, ya la tenemos”, deja descolocados a los gobernantes de España.
Mientras la gente, angustiada, sale a la calle pidiendo que la dejen trabajar, que la ayuden a sobrellevar la ruina que se les ha venido encima. Y con razón.
Un grito que los gobernantes con el sueldo asegurado y recién subido, gracias a los mil impuestos (y las multas) que piden pagar, deberían escuchar y atender con urgencia. No me importa que cvolor tengan. Y si son de Sevilla (aunque sean nacidos en Málaga) o son de Madrid y nacidos sabe Dios donde. Hay que escuchar al pueblo, a los empresarios, agobiados con tantos pagos que no pueden afrontar y con una Administración sin ningún tipo de colaboración, ni de ayuda rápida y tangible. La muerte de la empresa, con una agonía dolora, se está anunciando. A ver quien la escucha.
Me ponían un ejemplo de un establecimiento de hostelería que hace una semana, aún cerrando a las diez de la noche hacía unas cajas con mil-mil quinientos euros de media. El primer dia de cierre a las seis de la tarde hizo 34 euros de caja y siete empleados de brazos cruzados. Gravísimo.
Urge, como se dice en Andalucía, poner pie en pared. Y no encogerse de hombros.
José Luis Yagüe
Decano de los periodistas del Campo de Gibraltar